Under Armour mengua para hacer frente a su nueva situación tras la Covid-19. La compañía estadounidense dedicada a la fabricación y distribución de artículos deportivos ha anunciado que retrasará hasta 2025 su mudanza total al nuevo cuartel general que compró en Baltimore, ciudad de la que es originaria la empresa.
Los terrenos, comprados hace cinco años, disponen de una superficie total de 50 acres (202.343 metros cuadrados). La compañía no sólo retrasará su mudanza, sino que también ocupará una superficie menor a la prevista inicialmente para redimensionar su tamaño y necesidades actuales.
“El campus representará el futuro del rendimiento y la innovación que abrazamos, respiramos y sudamos cada día”, ha señalado Patrick Frisk, consejero delegado de Under Armour. “Continuamos con nuestro compromiso con la ciudad de Baltimore para promover un mejor espacio de trabajo para nuestros trabajadores, un nuevo espacio de retail y un nuevo centro de entrenamiento a medida que planificamos nuestro futuro como marca”.
Cuando Under Armour se hizo con los terrenos en 2016 esperaba dar empleo a 10.000 personas en un cuartel general que incluiría tienda, campus deportivo, oficinas y fábrica. La previsión era que las obras duraran dos décadas, aunque dicho plan no se ha actualizado. Lo que sí se ha desvelado es que de los 1.700 puestos de trabajo que Under Armour genera en la ciudad de Baltimore, donde ya está su sede central, en torno a 600 serían eliminados.
A los planes con su nuevo cuartel general se suma la retirada del deporte profesional, rompiendo los principales contratos firmados en los últimos años. Por otro lado, también ha recortado su red internacional y ha emprendido la retirada de mercados no estratégicos. El último ha sido Argentina, donde Under Armour busca un distribuidor local para seguir operando en este país. Anteriormente también había abandonado Brasil y Chile.
El grupo cerró 2020 con unas pérdidas de 549 millones de dólares (454 millones de euros), que contrastan con el beneficio neto de 209,8 millones de dólares obtenido en 2019. A sus números rojos hay que añadir el plan de ajustes, que conllevó un gasto de 600 millones de dólares, cien más de lo previsto inicialmente, y que seguirá teniendo impacto en las cuentas de 2021, según Under Armour.