Mizuno no remonta ni con el impulso de los primeros meses de 2021. La compañía japonesa dedicada a la fabricación y distribución de artículos deportivos ha cerrado su ejercicio fiscal de 2020, que va de abril a marzo, con una caída del 11,4% en la facturación, hasta 150.400 millones de yenes (1.138 millones de euros).
Su beneficio neto también se contrajo un 19%, hasta 3.700 millones de yenes (28 millones de euros). El grupo ha admitido que todas las líneas de negocio y todas las regiones geográficas han perdido cifra de negocio y rentabilidad, aunque ha logrado salvar el beneficio y no entrar en números rojos.
Pese al daño ocasionado por la pandemia, Mizuno espera que sus ingresos remonten en el ejercicio fiscal de 2021, hasta 175.000 millones de yenes (1.324 millones de euros). De lograrlo, superaría la cifra de negocio de 2019, un año en el que sus ventas también cayeron. De cara a 2023 el objetivo es alcanzar 200.000 millones de yenes (1.513 millones de euros), lo que supondría su récord histórico.
Respecto al ejercicio fiscal de 2020, Japón se mantiene como su principal mercado, aportando el 70% de las ventas totales. Su país de origen contrajo las ventas un 10%, hasta 106.300 millones de yenes (804,4 millones de euros).
En Norteamérica la caída fue menor, del 6,7%, hasta 19.100 millones de yenes (144,5 millones de euros). En Europa, África y Oriente Medio (Emea), las ventas retrocedieron un 14,4%, hasta 13.000 millones de yenes (98,4 millones de euros).
Por categorías de producto, el calzado, hasta entonces el bastión de Mizuno, perdió un 187% de sus ventas, hasta 40.400 millones de yenes (305,7 millones de euros). Por primera vez fue superado por el textil que aguantó mejor el tirón y sólo cayó un 1,6%, hasta 47.800 millones de yenes (361,7 millones de euros). El equipamiento deportivo también redujo su aportación en un 9,7%, hasta 35.300 millones de yenes (270 millones de euros).