Mizuno vuelve a apostar por su filial española con una nueva inyección económica. La compañía japonesa dedicada a la fabricación y distribución de artículos deportivos realizó una aportación de capital de 793.960 euros a finales de 2020, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil. De esta forma, se compensan las pérdidas de ejercicios anteriores, por valor de un millón de euros.
El patrimonio neto de Mizuno Iberia era de 790.960 euros a cierre de 2019. La situación se revierte con esta nueva inyección y, de hecho, en 2020 ha logrado alcanzar la rentabilidad a pesar de la pandemia. La filial española ha cerrado los últimos dos ejercicios en beneficios y, pese a que en 2020 se han dividido casi a la mitad, logró esquivar las pérdidas y ganar 124.229 euros.
Asimismo, la filial dispone de un préstamo bancario avalado por el grupo y “la mayor parte de las deudas con proveedores son con empresas del grupo”, se indica en la memoria anual. Por otro lado, su negocio en España se contrajo un 16% en 2020, hasta 6 millones de euros. La caída fue mayor que la registrada a escala internacional, ya que Mizuno contrajo sus ventas un 11,4%, hasta 150.400 millones de yenes (1.138 millones de euros).
La sociedad en España depende desde este año de la nueva estructura europea de Mizuno, tal y como adelantó 2Playbook. La multinacional estableció un cuartel general en Países Bajos y ha reorganizado su presencia creando filiales en sus principales mercados, todas ellas dependientes de Mizuno Europe BV.
Es una estrategia similar a la que siguieron marcas como New Balance o Kappa años atrás, cuando optaron por recomprar sus distribuidores en los principales mercados para dar gas a su expansión y buscar eficiencias de escala. Hasta ahora, Mizuno solo tenía filiales en España, desde donde también se gestiona Portugal, Italia y Noruega. En otros países únicamente tenía oficinas comerciales.