Más allá del ‘brand new product’: la ‘segunda vida’ de Decathlon para crecer con sostenibilidad

El fabricante y distribuidor galo de equipamiento deportivo genera el 2% de su facturación en España con la reparación de productos propios y de terceros, el servicio de alquiler por suscripción y la venta de segunda mano.

Decathlon taller

Fabricar productos sin fecha de caducidad preestablecida podría parecer contraproducente para un fabricante que vive de crear productos. Excepto cuando la compañía en cuestión sabe que su futuro (y el del planeta) pasa por impulsar modelos de negocio basados en la sostenibilidad. Es el ejemplo de Decathlon, fabricante galo de ropa, calzado y equipamiento deportivo que ha trazado un plan de crecimiento en el que la sostenibilidad es uno de sus pilares. En esta estrategia, la circularidad juega un papel protagonista.

“Es la prioridad. Nuestra misión es integrarla en el proceso de compra y que sea intuitivo; en un futuro, queremos que desde la web puedas comprar producto nuevo, usado o alquilarlo”, explica Adrián Hervella, director de sostenibilidad de Decathlon en España. El directivo atiende a 2Playbook desde el centro logístico de la compañía en Martorell (Barcelona), una instalación de 40.000 metros cuadrados repartidos en cuatro naves desde donde distribuye su producto a todas las tiendas de Cataluña.

Allí se ha creado un espacio de 1.100 metros cuadrados destinados a lo que la compañía denomina taller país, el cuarto que tiene en la Península Ibérica. ¿El objetivo? Centralizar aquellas reparaciones que precisan de una infraestructura más compleja que no está disponible en los 120 talleres que tiene dentro de su red de tiendas en España. En el de Martorell trabajan 18 personas por turnos de lunes a domingo, de modo que el cliente pueda tener reparada su bicicleta, tienda de campaña o pies de gato para escalar en un plazo de dos días.

 

Decathlon ecodiseñó el 50% de sus productos en 2024

 

El consumidor deja su producto para reparar en la tienda y, cuando los camiones descargan el stock procedente del centro logístico, lleva de vuelta al taller país todos los artículos por reparar. El contar con un taller en el almacén regional permite optimizar la logística del mantenimiento del producto.

Pero la estrategia business circular de Decathlon no sólo vive de la reparación. A la reparación se suman los servicios de suscripción o alquiler de productos y la venta de segunda mano. En otras palabras: el gigante francés del retail deportivo ha creado una plataforma para centralizar y garantizar esta circularidad, ofreciendo a los productos reparados la garantía de que salen del taller como nuevos. Listos para su uso, para la venta o para el alquiler.

“La clave está en ampliar el uso de producto, de manera que, cuando el consumidor ya no quiera usarlo más, pueda revenderlo a otro cliente”, afirma Hervella. Decathlon también actúa como intermediario, bien comprándoselo para mejorarlo y ponerlo a la venta, o para sumarlo a su catálogo de productos de alquiler.

“Existe un gran potencial de negocio”, añade el director de sostenibilidad de la compañía en España. En 2023, un 2,17% de las ventas de la empresa en el país fueron a través de modelos de negocio circulares. El grupo presentará sus resultados en las próximas semanas, pero ya anticipan que los ingresos por reparaciones, venta de segunda mano o alquiler fueron los que más crecieron a escala internacional en 2024. Los hábitos de consumo apuntan en esa dirección, pues el 79% de los europeos afirman haber comprado en segunda mano, reparado o alquilado productos en el último año, según un estudio de Decathlon. “Antes era algo tabú, pero cada vez es más atractivo comprar productos usados”, añade Héctor Galván, líder de reparación de Decathlon España.

 

El taller de Decathlon también repara equipamiento de marcas de terceros

 

La compañía gala visualiza un futuro en que, del mismo modo que un 13% de sus ventas en España se generan en el canal online, un elevado porcentaje del negocio proceda del servicio de suscripción de productos, de la venta de material usado y rehabilitado y el alquiler por suscripción.

Es una apuesta que afecta a toda la cadena de valor, porque sólo se puede reparar un producto que ha sido concebido para que pueda arreglarse. “Abarca desde la fabricación siguiendo criterios de ecodiseño y reparabilidad, pasando por garantizar un flujo estable de repuestos incluso cuando el producto ya no se fabrica y está descatalogado, o la gestión de los residuos de un producto que ya no sirve para el uso, pero cuyos materiales pueden ser reutilizados. Ese es el gran reto”, admite Hervella.

La compañía cuenta con 700 técnicos de taller a nivel nacional que “son el corazón de la circularidad”, afirma Héctor Galván. La estrategia tiene la premisa de “reparar todo lo posible, sean bienes que requieren una fuerte inversión, como bicicletas o máquinas de fitness, o una chaqueta de esquí”.

Pero, después de décadas en que el consumidor ha escuchado el famoso “no merece la pena arreglarlo porque por menos dinero puedes hacerte con un modelo nuevo”, ¿cuesta cambiar el imaginario colectivo? Hervella y Galván se muestran optimistas, y subrayan que hay otras cadenas de valor posibles que permitan pasar de una economía lineal a una circular.

Decathlon entiende que en esa circularidad se cruzan varios modelos de negocio que confluyen en el taller de reparación. “Si quieres alquilar una bicicleta, se debe reacondicionar para que esté en perfecto estado de cara al uso de nuevos usuarios; si quieres vender un patinete de segunda mano, debes verificarlo para garantizar el buen uso y la seguridad”, afirma.

 


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