Callaway también mete la directa pese a los problemas en la cadena de suministro. La compañía dedicada a la fabricación y distribución de artículos de golf ha cerrado los nueve primeros meses de 2021 con una facturación de 2.422 millones de dólares (2.089 millones de euros), el doble que en el mismo período del año anterior.

Ello se debe a dos motivos. El primero, la pandemia, que impactó el negocio de Callaway en 2020. El segundo es la integración de Topgolf en su negocio, que ha aportado 752 millones de dólares (649 millones de euros) entre enero y septiembre. Su fusión se oficializó en 2021, por lo que no tuvo aportación en Callaway en todo el ejercicio anterior.

Por otro lado, el beneficio neto de Callaway fue de 348 millones de dólares (300 millones de euros) entre enero y septiembre. Las ganancias contrastan con las pérdidas de 86 millones de dólares (74 millones de euros) que obtuvo en el mismo período de 2020 por la Covid-19. “La combinación con el negocio de Topgolf entre cursos, entretenimiento, equipamiento, restauración y vida outdoor nos ha puesto en una posición de mercado de crecimiento sostenido a largo plazo”, ha destacado Chip Brewer, consejero delegado.

La venta de equipamiento de golf facturó 1.068 millones de dólares (921,4 millones de euros), un 38,8% más. El textil y otros artículos se anotaron un alza interanual del 35%, hasta 602 millones de dólares (519,4 millones de euros). De cara al cierre del ejercicio 2021, Callaway espera que su facturación se sitúe en torno a 3.120 millones de dólares (2.692 millones de euros).