Decía André Agassi en su autobiografía Open que el tenis es un deporte solitario porque ni siquiera se siente cerca al rival, situado al otro lado de la pista. Toda la exigencia física recae sobre los y las tenistas, que a diferencia de otros deportes de equipo tienen un equipo de jugadores en el que apoyarse. En el tenis, ese séquito está formado por un staff de entrenadores, fisioterapeutas y preparadores físicos que trabajan para poner a punto a los atletas y favorecer su recuperación partido tras partido. Y ello, en un momento en que el tenis es más físico que nunca, marca la diferencia.
“Cambiamos las pelotas cada semana y debemos adaptarnos”, aseguraba Carlos Alcaraz hace unas semanas. Lo apuntaban también otros jugadores, como Stan Wawrinka, Taylor Fritz o Zizou Bergs, que afirmaban que esos cambios de bola afectan de lleno a posibles lesiones de hombro, codo y muñeca.
“Percibo que hay más lesiones; son lesiones diferentes porque todo ha cambiado, especialmente en los jóvenes”, asegura el Doctor Ángel Ruiz Cotorro, director de la Clínica Tenis Teknon y responsable médico de la Real Federación Española de Tenis (RFET). El especialista afirma que además del cambio de pelotas, hay que tener en cuenta cómo los tenistas juegan en distintas superficies y con distintas temperaturas.
También influyen los materiales con lo que se fabrican, por ejemplo, las raquetas y los cordajes, que han imprimido más velocidad en el juego. “Los tenistas tienen que adaptarse a todo ello y estamos teniendo lesiones musculares y óseas que antes no veíamos”, reconoce Ruiz.
Por todo ello, los tenistas necesitan rodearse de un equipo que les proporcione un itinerario de prevención holística, que abarca desde entrenamiento a recuperación pasando por nutrición y descanso. “Con el equipo hacemos una adaptación de cada apartado para que mi cuerpo esté preparado lo más rápido posible”, afirma Jaume Munar, tenista profesional.
Un entrenamiento básico diario de un tenista profesional puede superar las tres horas en pista, dos horas de gimnasio para trabajar la fuerza y la prevención de las lesiones, a lo que se suele sumar al menos una sesión de una hora de fisioterapia. En momentos en que se compite en torneos, el trabajo en el gimnasio disminuye, pero continúa siendo importante. “Llegamos unos días antes a los torneos para aclimatarnos”, afirma Munar.
Pero, ¿cómo trabajan los torneos los servicios de salud que ponen al servicio de los y las jugadoras, pero también del público? Málaga alberga esta semana la fase final de la Copa Davis y los jugadores llegan a la capital costasoleña tras una larga temporada tenística en la que cualquier cuidado físico y médico es determinante en su camino por levantar la Ensaladera. Y en ese camino juega un papel providencial Quirónsalud, como proveedor médico oficial de la competición. ¿Su función? Acompañar a los tenistas en todo lo que necesiten durante los torneos.
Se trata de un espacio de apoyo a los deportistas, que se encuentra en el mismo recinto donde se juegan los torneos, y que está presente en todas las competiciones de raqueta de primer nivel del país, como el Mutua Madrid Open, el Barcelona Open Banc Sabadell, así como los ATP Tour Challenger de Sevilla, El Espinar, Girona y Els Gorchs, el ITF Ibercaja Ciudad de Zaragoza o el Open Comunidad de Madrid, entre otros. Además de ser proveedor de la RFET y de todos sus torneos, también es el servicio médico oficial de la Rafa Nadal Academy by Movistar desde 2019.
Al margen del mundo del tenis, Quirónsalud también es proveedor médico de la Federación Española de Baloncesto; el Valencia Basket, con el que ha renovado hasta 2025; el Medio Maratón de Málaga, y MotoGP, entre otras propiedades deportivas.