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La aproximación de la tecnología en el fútbol base es muy distinta a la que existe en el fútbol profesional. La prioridad es usarla para garantizar el desarrollo personal y futbolístico.

La revolución tecnológica ha llegado a los campos de fútbol. Big data, análisis de rendimiento y una amplia variedad de dispositivos y recursos que permiten obtener información en tiempo real durante los entrenamientos y partidos. En el fútbol de élite la tecnología está totalmente consolidada y forma parte del día a día de los clubes. De hecho, es ya una herramienta más en la competición y todos quieren estar a la última para aprovecharse de los avances que tienen a su disposición.

Ahora bien, su aproximación al fútbol base es muy diferente. En este caso, hay que alejarse de todo lo que sea únicamente maximizar el rendimiento hasta el último resquicio de cara a obtener mejores resultados. En estas etapas la formación debe ser la prioridad, tomar decisiones dirigidas a garantizar el desarrollo personal y futbolístico del jugador y la jugadora, para lo que sí podemos apoyarnos en la tecnología disponible para acompañar su crecimiento.

Para ello, clubes y academias deben hacer un trabajo previo para identificar dónde se encuentran sus necesidades y cómo pueden adaptar estos recursos de forma óptima para contribuir al progreso del jugador y la jugadora. No vale cualquier dispositivo u herramienta y no tendría sentido hacerse con productos más cotizados o mejor valorados del mercado sin ese análisis previo, además de tener el talento necesario para poder implantarlos, usarlos, y sacarles el máximo rendimiento conociendo esos objetivos (desarrollo).

Las academias que quieran crecer a través del sportech deben apoyarse en perfiles especializados 

De este modo, las academias que quieran crecer a través del sportech deben apoyarse en perfiles especializados o hacer un estudio de mercado que les permita salir de dudas. Así podrán identificar con más certeza si el club puede sacarle partido a utilizar trackings de movimiento, dispositivos GPS, o cualquier tipo de herramienta.

Evidentemente, cualquier ayuda adicional es positiva y la tecnología facilita y simplifica labores de todos los implicados en el proceso formativo, pero no los sustituye, los acelera. Optimizar estos procesos es clave para garantizar que la experiencia es adecuada para el jugador y la jugadora, sobre todo los que tienen entre 13 y los 17 años, una de las etapas en las que más proclives son a abandonar la práctica deportiva.

Los jóvenes son nativos digitales y no tienen dificultades para adaptarse al uso de recursos tecnológicos o métodos innovadores en sus entrenamientos. Por ello, hay que aprovechar el know-how que tienen a su disposición y su rápida capacidad de aprendizaje para estimular sus intereses y mantenerlos ligados al fútbol durante su etapa formativa. La gamificación de contenidos nunca ha sido tan sencilla y ofrece a los futbolistas un sinfín de oportunidades para seguir creciendo.

No hay que dejarse deslumbrar por el uso de la tecnología presente en los grandes escenarios del fútbol cuando se trata de contribuir al desarrollo del fútbol base y mejorar los métodos formativos de las academias. No se trata de alcanzar una ventaja táctica o mejorar el rendimiento colectivo sí o sí; consiste en acompañar a los jóvenes futbolistas en sus tareas de formación para que no abandonen el fútbol. El objetivo no es crear jugadores para el fútbol profesional sino ayudar a corregir sus errores, a que crezcan en el plano deportivo y personal y mantener intacto y potenciar su interés por el deporte.  

 


Albert Vallbona es cofundador de 4-Football, plataforma para entidades deportivas especializada en el crecimiento del fútbol femenino y juvenil que ya ha trabajado con clubes como el Atlético de Madrid y la Juventus de Turín.

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