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Miles de datos, infinidad de dispositivos y la idea de optimizar el rendimiento individual y colectivo. El uso de la tecnología se ha expandido y consolidado en la alta competición, pero plantea importantes desafíos cuando el objetivo es trasladarlo al deporte formativo. Especialmente si no hay un equipo detrás para pilotarlo. ¿Cómo debemos abordar la implantación de este tipo de soluciones en nuestra entidad deportiva?
El punto de partida es claro y no hay que olvidarlo. El objetivo final siempre debe ser mejorar el desarrollo deportivo del jugador/a en un ambiente educativo y de transmisión de valores óptimo. Ese desarrollo puede venir por el talento, con la presencia de mejores entrenadores y metodología; las instalaciones, pero también a través de la tecnología.
Un primer paso importante es no buscar la introducción de este tipo de herramientas “porque debo tener tech”. Y asumiendo que no siempre hay una estructura fuerte detrás, dejarse acompañar por quienes te orienten al “me tengo que informar de qué me hará crecer en función de mis objetivos”. Sólo así podremos tener claro qué buscamos mejorar con el uso de la tecnología y si realmente estamos preparados para ella. Un claro ejemplo es la infinidad de softwares de gestión o GPS, que se implantan sin conocer muy bien cómo o para qué. Aún falta mucho conocimiento del mercado
En mi opinión, la clave pasa por hacerse una idea de todo el ecosistema de soluciones para escoger la que mejor encaja con cada club. Hoy hay muchas tecnologías que quieren atacar un mercado mundial de 265 millones de jugadores jóvenes (sólo en España tenemos 1,1 millones de licencias). Sin embargo, cada una de estas soluciones sólo responden a hechos concretos (mejorar rendimiento, prevenir lesiones, mejorar comunicación padre-academia-jugador, softwares de gestión…)
La evolución de la propia sociedad hoy hace más posible que nunca la democratización del acceso a estas herramientas, aprovechando que los jóvenes ya han nacido en entornos completamente digitales y cada vez somos más los que trabajamos por reducir la brecha entre la alta competición y el deporte base. Y lo mejor es que hay inversores decididos a apostar por su promoción y desarrollo. Además, no sólo hay que tener en cuenta el entorno digital actual, sino también lo que está porvenir y las tendencias que ya han llegado, como son la Web3 y el metaverso.
Esto no va tanto de optimizar la búsqueda de las sucesoras de Alexia Putellas o Claudia Pina, que es un objetivo respetable, sino de asegurarnos que los y las futbolistas de 5 a 18 años sigan disfrutando del deporte. Es esencial distinguir entre crear talento para que sea jugador frente a que tenga suficiente habilidad como para que mejore el pase, lo vea gamificado en una app, le genere confianza, y no deje de practicarlo. Y ahí reside uno de los grandes valores de la tecnología aplicada al deporte que también están dirigidas al bien común, la salud.
Albert Vallbona, director y cofundador de 4-Football