Jon Ander Ulazia dejó en 2019 su cargo en una empresa puntera del sector energético, Indar, para liderar el crecimiento del equipo de su pueblo. Tenía sólo 32 años. Licenciado en Derecho, con especialidad en Economía, el consejero delegado más joven de LaLiga cuenta con el respaldo del consejo que preside Amaia Gorostiza para liderar “el proyecto sobre el que pivota nuestro futuro”, la primera ciudad deportiva propia de la SD Eibar. El directivo, eso sí, conoce bien el club, en el que lleva una década, primero como secretario y, desde 2014, como consejero.
La empresa no es sencilla, porque la orografía donde se ubica la ciudad fronteriza apenas ofrece dos metros de terreno llano, pero, sobre todo, porque en su entorno, Euskadi y Navarra, tiene tres clubes de LaLiga Santander (Real Sociedad, Athletic Club y CA Osasuna) famosos por sus potentes canteras.
A pesar de ello, Ulazia cree que “tenemos un nicho” -Ander Capa, hoy en el Athletic, es ejemplo de ello- y lanza un mensaje a las administraciones públicas: “Creo que, a nivel de país, y con ello me refiero al País Vasco, contar con cuatro centros de alto rendimiento para la cantera es algo positivo, y las instituciones deben ser capaces de crear y mantener modelos que permitan su coexistencia”. El macrocomplejo, de 110.000 metros cuadrados, se construirá al otro lado de la muga (frontera, en euskera) entre Gipuzkoa y Bizkaia, en la pequeña localidad de Mallabia. En primavera arranca la primera fase con el asentamiento de tierras.
Sólo un año después de su designación como consejero delegado del club, llega una pandemia mundial. ¿Cómo estáis afrontado este golpe?
Hemos llegado a este momento en una buena situación patrimonial, lo que nos ha permitido aguantar el golpe. Estimamos una caída de ingresos del 10% por la pandemia, y ahora estamos preocupados por la crisis económica general que puede venir, que afecta también lógicamente a la industria de fútbol.
En los últimos años habéis apostado por la inversión patrimonial. Después de la remodelación de Ipurua, ahora deberán arrancar con las obras de la ciudad deportiva.
La ciudad deportiva es la piedra de toque, el proyecto sobre el que pivota nuestro futuro y ahora estamos poniendo las últimas piedras antes de su inicio. Prevemos arrancar en primavera con la primera fase, que consistirá en el asentamiento de tierras y dejar listas las plataformas para los cinco campos.
¿La Covid ha variado algunos planes relativos al proyecto?
Durante el último año ha habido una ralentización administrativa, pero la pandemia no afectará al proyecto. Lo que sí puede es activar un punto que nos planteamos, que es la modulación del proyecto: construir en distintas fases, por módulos. Los recursos los tenemos todos para ejecutarlo de una vez, pero es posible hacerlo gradual por la incertidumbre deportiva y económica.
Finalmente, el presupuesto asciende a 20 millones, con la inclusión de un quinto campo. ¿Por dónde empezaréis su desarrollo?
En la segunda fase construiremos dos edificios, uno para el primer equipo y otro de tres o cuatro plantas, donde se ubicará una tribuna del campo principal, para los partidos del equipo femenino y el filial.
¿Qué buscáis con esta inversión?
Tiene un fin doble: en primer lugar, que nuestros equipos profesionales, el masculino, femenino y filial, tengan condiciones para trabajar de las que ahora carecen. Hasta ahora, nos estamos adaptando como buenamente podemos. Y después, queremos crecer en cantera. Venimos de un modelo en el que, hasta nuestro ascenso a LaLiga, los chicos pagaban una cuota para jugar en el club. En estos años en Primera hemos ido aumentando prestaciones, y una de las primeras decisiones fue eliminar las cuotas, meter más técnicos, fidelizar futbolistas…
“Aunque tenemos los recursos para ejecutarlo de una vez, nos planteamos la modulación del proyecto de la ciudad deportiva”
¿Algo más?
Retener el talento propio. Es uno de nuestros objetivos estratégicos: con la cantera tenemos que conseguir que el próximo diamante en bruto no vaya a una de las grandes canteras que tenemos alrededor. Queremos crear nuestro nicho. Creo que, a nivel de país, y con ello me refiero al País Vasco, contar con cuatro centros de alto rendimiento para la cantera es positivo. Y las instituciones públicas lo tienen que ver como tal. Tienen que ser capaces de crear y mantener modelos que permitan la coexistencia de esos cuatro centros.
Tienen un filial con un convenio con el CD Vitoria, que lucha por ascender a la actual Segunda B. ¿Cómo marcha esa relación?
Desde el año pasado ya entrena y juega en Eibar. El acuerdo expira en 2023, y no sabemos qué pasará, pero la colaboración ha sido fructífera. Además, tenemos el Eibar Urko, el teórico equipo C, que nos ayuda a dar ese paso en el ascenso de los canteranos.
Mientras tanto, el mercado de traspasos está muy plano. Apenas se realizaron refuerzos en el mercado invernal, y no parece que vaya a darse un cambio de tendencia este verano. ¿Qué previsiones tenéis en la SD Eibar?
Nos vamos a tener que adaptar a esta nueva situación. Hemos vuelto a esta política de cesión de futbolistas sin opción de compra. De momento no va a volver esa alegría en la adquisición de futbolistas, pero, en nuestro caso, no quiere decir que paremos. Tenemos una situación patrimonial saneada, fuerte. En todo caso, el objetivo que nos ponemos cada año a la hora de cuadrar presupuesto se hace sin contemplar excesos en la compraventa de jugadores.
Habéis obtenido liquidez con casi 40 millones de euros en plusvalías por traspasos en los últimos cuatro años. ¿Hay riesgo de descuadre en el presupuesto?
Tenemos que ser más cautos, pero no podemos para la rueda porque liquidez tenemos. Pero si nos ha ido bien es porque, en esa rueda en la que hemos entrado nos ha ido bien con operaciones de compraventa. Tener una situación saneada nos ha dado siempre una ventaja competitiva, y la debemos aprovechar en cualquiera de los escenarios.