Miguel Grávalos es un hombre “de números” al que le apasiona el ciclismo. Además, es navarro, pamplonica, lo que le une de forma casi automática a un equipo: el Movistar Team. Tras pasar por Kpmg o Thomson Reuters, entre otras empresas, el ejecutivo se subió en 2020 a la bicicleta azul para dirigir la parte de los equipos ciclistas que no se ve por la televisión. Digitalización, pandemia, equipo femenino… El director general de Abarca Sports repasa sus primeros meses al mando y los retos que tiene por delante la gestora del equipo telefónico y el ciclismo mundial.
Empecemos por la actualidad. La pasada semana conocíamos la lista de equipos que estarán en La Vuelta. ¿Qué te parece la decisión de la UCI de ofrecer una wild card más a las grandes vueltas?
Creo que no es malo, y más después del año del que venimos, que se dé la posibilidad de que haya más participación en las carreras.
El WorldTour también ha comenzado a rodar en los Emiratos. ¿Cómo ha sido la planificación de este 2021 desde tu parcela de gestión?
La afrontábamos con la esperanza de volver a tener una temporada más, como las anteriores a la Covid, pero las restricciones nos han ubicado en una situación de duda. Hay que ser lo más cauto posibles, y por esa razón se han ido suspendiendo carreras en España. Ahora estamos viendo que las pruebas van para adelante y es un alivio para todos.
Imagino que la parte final de 2020 habrá sido intensa, con el cierre de un ejercicio complicado, una temporada que acabó muy tarde…
Fue una temporada atípica. Yo me incorporé al equipo oficialmente en marzo de 2020, aunque ya estaba trabajando junto al equipo desde principio de año. Todo empezó por un camino normal y, de repente, a partir de Mallorca cambió todo. Ese es mi recuerdo, el de una temporada que esperaba ser normal y vimos cómo se fue cayendo.
¿Qué fue lo más complejo de 2020?
La incertidumbre que se generó. La temporada tuvo dos partes para mí: una primera que ha sido negativa, claro, desde la parte ciclista. Pero, por otro lado, para mi entrada en la compañía, me pudo venir bien. Cuando llegas tienes que aprender y conocer los entresijos y poner en marcha nuevos elementos: pude tener tiempo para reflexionar y pensar. No fue igual al mundo frenético que el de una temporada de carreras normal.
¿Muchos cambios que acometer al momento?
Me encontré con determinados trabajos extra. Todo el tema de prevención, por ejemplo. Los ciclistas tenían que pasar los PCR correspondientes tres y seis días antes de cada competición. Ahí tuvimos que hacer toda una inversión en geles, mascarillas…
¿Subió mucho la partida del gasto?
Fue importante… Para que te hagas una idea, una PCR tenía un coste de entre 90 y 110 euros. Fue una inversión que se hizo, eso sí, de manera muy responsable.
En tu carta de presentación apostabas por “impulsar la faceta de negocio de la compañía”. ¿Cuáles son los puntos clave de ese plan?
Somos la estructura más longeva del mundo del ciclismo, con 42 años, y si llevamos tanto es porque se han hecho las cosas bien hasta la fecha. A partir de ahí, con mi entrada se busca dar una visión diferente al negocio de la compañía. Siempre teniendo en cuenta el ciclismo, pero tratando de generar alrededor de él otro tipo de cosas. Debemos generar contenidos y experiencias a la gente, sacarle partido a esto.
¿Cómo?
El primer paso ha sido sacar el equipo de eSports. Estamos también trabajando todo lo que tiene que ver con las redes sociales para captar al público joven... Realmente, somos empresas de entretenimiento. Como te sientas a ver una película, te sientas a ver una etapa del Tour. Somos un equipo ciclista, sí, pero somos una compañía que gestiona un equipo ciclista.
Otro filón que tenéis para crecer es que sois una estructura con equipo masculino y femenino en el WorldTour. ¿Cómo se puede sacar partido de este mix?
Nos hemos focalizado en destacar el equipo femenino porque entendemos que es necesario y, para nosotros, tienen los mismos recursos. Ese es el criterio de la empresa, que no haya diferenciación por género. Somos dos equipos dentro de un equipo.
Siguiendo por ahí, y aunque tu parcela no es tanto la deportiva, el fichaje de van Vleuten os abre un abanico de oportunidades, ¿no? ¿Podrían llegar patrocinadores exclusivos para el femenino?
Su fichaje es un paso adelante que nos puede permitir llegar a adquirir un protagonismo que hasta ahora no habíamos podido tener. De momento no tenemos ofertas para un patrocinio exclusivo del femenino, pero es verdad que sí que hay interés por parte de terceros en el área femenina.
La Covid ha puesto en serio riesgo la continuidad de algunos equipos, incluso del WorldTour. ¿Por dónde pasa la sostenibilidad de las estructuras en estos tiempos de crisis y para futuro?
Nuestros ingresos ni vienen de televisiones, ni tenemos ticketing. Es evidente que dependemos totalmente de nuestros patrocinadores, no hay un ingreso adicional que te permita generar más recursos. Creo que la sostenibilidad del negocio viene en pensar ¿qué hacemos nosotros? Generamos contenidos y experiencias para terceros. Eso puede crear seguidores, audiencia y repercusión. Así tú te conviertes en un elemento atractivo para que empresas como Movistar crean que eres un activo interesante para patrocinar. Durante el confinamiento, nuestra repercusión en redes sociales era altísima. No había carreras, pero el público estaba ahí y seguíamos creciendo. Tienes que ser capaz de cubrir esos espacios cuando no hay carreras.
No sé si consideras que hay aspectos que se han podido hacer mejor en el pasado en las estructuras ciclistas.
Yo vengo del mundo de la empresa. Mi objetivo es darle ese giro, aportar la mentalidad de empresa y aplicarla al sector deportivo. Intentar sacarle del camino continuo, pero siempre teniendo en cuenta lo que somos.
La última, más personal: ¿por qué aceptaste este reto?
Llevaba ya muchos años viviendo fuera de Pamplona, en Portugal -fue director general de la aceitera Innoliva-. Mi familia vivía en Navarra, mi afición al ciclismo es muy grande y a mí se me abrió una gran oportunidad: cambiar de sector para ir a un lugar que es mi afición.