Empezó estudiando relaciones laborales y ha terminado dirigiendo una de las principales marcas de equipamiento de fitness y wellness en España. La vocación de emprender un negocio en el sector del fitness llevó a Tomás Junquera a dar forma a una compañía que hoy factura más de 8 millones de euros anuales. “La economía del bienestar es algo que está muy presente en los foros económicos más relevantes, pero la clase política no le presta la atención necesaria”, reflexiona el directivo, en conversación con 2Playbook. Fundada en 1994, Thomas Wellness Group ha diversificado en estos treinta años para pasar de fabricante y distribuidor de equipamiento para la actividad física a ofrecer también todo tipo de soluciones también vinculadas al bienestar, como spas y vestuarios.
Thomas Wellness Group celebra treinta años de vida convertida en un paraguas de marcas de fitness y wellness. ¿Cómo era la empresa en sus inicios?
Con 22 años quería ser empresario y vincular mi vocación profesional con el fitness. Creé una empresa, Tomás JR Distribuciones, cuyo nombre estuvo vigente hasta que constituimos el grupo, en 2009. Empezamos distribuyendo productos de terceros, pero ya entonces tenía claro que la fabricación era un proceso clave. Había trabajado con mi padre, que era industrial en la soldadura y cerrajería, por lo que en casa habíamos normalizado las soldaduras industriales, el proceso con el que se fabrican las máquinas de musculación.
¿Cómo era la actividad de la compañía?
La primera idea era trabajar con una fábrica de Madrid al lado de donde trabajaba mi padre. Empecé yo sólo, y ahora ya somos 45 empleados. Los centros deportivos de hace treinta años a los que empecé vendiendo eran gimnasios de barrio, muy distintos en superficie y propuesta a los actuales. En ese momento, sin recursos, intentamos por todas partes. Por suerte en Madrid había un parque muy importante de gimnasios públicos, privados y particulares, los tres mercados en los que empezamos a trabajar.
¿Cuándo llega el primer gran punto de inflexión?
En 2006, cuando el cuarto banco de España, Caja Madrid, tomó una participación en nuestra compañía. Eso supuso un impulso muy importante que permitió profesionalizar mucho la empresa. Cuando entró el capital riesgo, a través de CRM, facturábamos cerca de 3 millones de euros, pero éramos una empresa pequeña. Que un fondo confíe en ti y se arremangue contigo para sacar adelante el proyecto dice mucho. Además de recursos económicos, ganamos mucha confianza. Con la entrada de Caja Madrid creamos una holding, Thomas Wellness Group, con cuatro filiales.
“Que un fondo confíe en ti y se arremangue contigo para sacar adelante el proyecto dice mucho: la entrada de CRM permitió profesionalizar la empresa”
Pero un par de años después llegó una crisis financiera e inmobiliaria.
En 2007 y 2008 cumplimos a la perfección con el plan de negocio que nos habíamos planteado. Nadie fue ajeno a esa crisis, y menos en nuestro sector, que crea instalaciones con un alto grado de apalancamiento. Tras ello, refundimos todas las actividades del grupo en una única empresa, un movimiento societario que nos permitió ahorrar costes y adaptar la estructura del grupo al momento. Salimos de ello, pero sufriendo, como el resto de negocios. Recuerdo que nunca he visto tanta desconfianza en el consumo y dificultad como en el primer semestre de 2013, cuando se juntaron las crisis del mercado profesional, que estaba dando los últimos coletazos de sufrimiento, y de los particulares. Lo superamos de manera adecuada porque teníamos ahorros y clientes.
Tras esa crisis llegó la subida del IVA para el sector del fitness.
Recuerdo una reunión clave para que la Fundación España Activa y Fneid tuviese los directivos que tiene hoy, y en la que también había gente del cine, porque esa subida también les afectó. A la preocupación que existía a la hora de adquirir un préstamo se le añadió una subida del IVA que frenó mucho las inversiones. Muchas instalaciones deportivas no pudieron repercutir la subida en un momento inoportuno en el que la economía estaba con una desconfianza total. Con la irrupción de numerosas cadenas low cost, empezaron con una respuesta muy adecuada al momento: había escasez económica y miedo a gastar, y sus propuestas eran de gastar poco y dar mucho.
Dos de vuestros rasgos distintivos son la diversificación y el posicionamiento de la marca. ¿En qué momento empezásteis a apostar por ello?
Siempre tuve en la cabeza ser un proveedor global. En 2007, de la mano del respaldo económico de la entrada del capital riesgo, apostamos por productos más exclusivos. Veníamos de distribuir productos de terceros, algo que en el sector del fitness no está bien cuidado: no se respeta el canal, la industria es pequeña, hay pocas oportunidades y la profesionalidad es escasa. Cuando hemos dejado alguna distribución, la hemos sustituido por algo mejor que ha ido acompañado de un incremento de precio. Queríamos asociar Thomas Wellness Group a un estatus, una calidad y aspiracionalidad. Y eso tiene su precio. Fue una decisión estratégica, porque nos sentíamos cómodos vendiendo productos de una mayor calidad y precio.
¿En qué momento empezaste a ver el fitness como un sector en auge?
En 1992. Entonces, la televisión estaba dominada por anuncios de trabajo que incitaban a fumar. Ese año fue muy importante para la historia moderna de España y para nuestro sector. Empezaron a meternos el deporte en vena, porque más allá de los Juegos Olímpicos, se hicieron muchas instalaciones. Recuerdo un anuncio de Nestlé, promocionando los ‘cuerpos Danone’, que rompió moldes. Hacerlo hace treinta años tuvo un gran mérito, porque apostaba por transmitir un mensaje de alimentación saludable a través de gente esbelta, cuidada y fina. Recuerdo ver ese anuncio y pensar: el fitness es el futuro.
“Recuerdo ver un anuncio de Danone en 1992 que apostaba por la alimentación saludable a través de gente esbelta y cuidada... y pensar que el fitness era el futuro”
Desde entonces, el sector no ha dejado de crecer.
La industria del fitness de hace tres décadas no tiene nada que ver con lo que es hoy a nivel de centros y proveedores. La industria del bienestar es algo que está muy presente en los foros económicos más relevantes, aunque es una pena que la clase política no le preste la atención necesaria. Hay pocos hilos de esperanza, como la receta médica, pero queda mucho por hacer. El sector privado ha hecho su trabajo, como se ve en la labor de los empresarios españoles, que cogieron el testigo y, tras entender el mercado, empezaron a hacer instalaciones deportivas.
En paralelo al auge que ha vivido el fitness en España, también crece en el resto del mundo. ¿En qué momento empieza vuestro proceso de internacionalización?
Lo pasamos mal durante la crisis de 2008 porque teníamos concentrada aquí toda nuestra actividad. Hablamos con empresarios que nos decían que España representaba menos de la mitad de su negocio y eran empresas sostenibles. Y vi el caso de Starpool, que en pocos años pasó de ser una empresa estatal de Italia a otra con visión internacional presente en muchos países. Es un proceso que requiere tiempo, pero también disponer de una marca propia que te permita salir a escala internacional. Por ello tomamos la decisión de crear Evergy, una marca con la que podemos ir a cualquier parte del mundo y no depender de España. Si haces una marca con 700 referencias, un I+D e inversiones, estás obligado a estar en el mercado internacional.
¿Dónde aspiráis a estar presentes?
Ahora estamos trabajando en Oriente Medio, donde firmamos un contrato el año pasado. Y hemos vuelto de Ihrsa hace poco con muy buen feedback. La respuesta del cliente americano y del latinoamericano ha sido buenísima. Y estamos en conversaciones con varios posibles partners para iniciar relaciones en algunos países. Hemos vuelto con una idea muy distinta a la que teníamos. Ferias como esa o Fibo te permiten conectar con clientes y partners y ver tendencias. Es una obligación estar donde están los clientes y las oportunidades.
¿Cómo ves a Thomas Wellness Group en los próximos años?
Con una mayor presencia internacional, sobre todo de nuestras marcas, Singular y Evergy. Ya somos una compañía internacional. El segundo idioma en nuestra empresa es el inglés. Tenemos relaciones con empresas de Estados Unidos; Canadá; Asia; Oriente Medio; Europa y Latinoamérica, y esto a pesar de que aún estamos en el inicio de las actividades internacionales. Queremos seguir siendo un referente en España como proveedor global, y con una realidad diferente a la que tenemos ahora. Me encantaría pensar que Thomas Wellness Group y sus marcas son el referente en la comunidad hispana y tengan una gran presencia a nivel internacional con Evergy y Singular. Y, dentro de diez años, ir pensando en el relevo.