Las consecuencias de la piratería de estado promovida por Arabia Saudí empiezan a notarse en todo el sistema deportivo mundial. La Bundesliga tendrá que salir al mercado en Oriente Medio y Norte de África tras la decisión de beIN Sports de no renovar la exclusiva de estos derechos de televisión. El argumento del canal catarí no es otro que su preocupación sobre la rentabilidad de la inversión si se continúa permitiendo las emisiones ilegales en la región.
El director de deportes de beIN, Richard Verow, ha argumentado que “nuestro plan de negocios es claro: sólo pujaremos por derechos a niveles que tengan sentido económico y tengan una propuesta de valor”. Además, ha añadido que “la piratería ha paralizado el mercado, por lo que hemos tomado la decisión de no renovar con la Bundesliga allí”.
De momento, la competición no tiene socio audiovisual en uno de los mercados más lucrativos en términos económicos si se tiene en cuenta la población real de estos países. En declaraciones a SportBusiness, el director internacional de la Bundesliga, Robert Klein, ha admitido que “estamos en conversaciones activas con las partes interesadas para llevar nuestro fútbol al servicio de nuestros millones de aficionados”.
Este no es el único pulso comercial que beIN ha mantenido con el deporte de élite, pues tampoco ha renovado con la Fórmula 1 y se negó a retomar las emisiones de la Serie A tras el confinamiento, después de advertir que no colaboraría con competiciones que tuvieran relaciones económicas con Arabia Saudí pese al apoyo que el reino ha dado a las operaciones ilegales de beoutQ, tal y como han probado investigaciones privadas de Fifa y Uefa, y también de la Organización Mundial del Comercio. Finalmente, la situación se desbloqueó con una renegociación a la baja.
Una de las razones para reducir los pagos que tenía comprometidos es que, mientras no se resuelva el conflicto con este canal pirata, considera que cualquier compra de derechos se hace en régimen de no exclusividad. A partir de ahí, deja en manos de las propiedades deportivas el exigir compensaciones a beoutQ o Arabia Saudí.
En los inicios de esta batalla legal, beIN aseguró que la irrupción de este operador que piratea su señal le ha costado más de 1.000 millones de dólares en ingresos, pues ha sufrido bajas importantes en el número de abonados. Es un dinero que reclama a Arabia Saudí y que forma parte del conflicto político que existe con Qatar, si bien tiene el refuerzo adicional de que existen pruebas sobre su culpabilidad.
El mencionado estudio que encargó el fútbol de élite dejaba claro que Arabsat, empresa pública de satélites cuya base de operaciones está en Riad, ha facilitado todos estos años la infraestructura necesaria para copiar la señal de beIN Sports y modificar logos y demás infografía para vender el canal bajo otra marca.