La práctica deportiva en dosis correctas está considerada una medicina en sí misma, y en concreto la actividad física aeróbica tiene buenos efectos en la salud mental. Así lo reconoce la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, que ha incluido este tipo de ejercicio físico en las recomendaciones para mejorar los síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión.
Diversos estudios sugieren que el entrenamiento con ejercicios de resistencia se asocia con una reducción significativa de los síntomas depresivos. Las investigaciones apuntan que estas mejoras en el estado de ánimo pueden ser causadas por el aumento en la circulación sanguínea al cerebro, por una influencia en el eje hipotalámico-hipófisis-adrenal y, de este modo, en la reactividad fisiológica al estrés.
Este impacto fisiológico es posible que esté relacionado con la comunicación de este eje con varias regiones cerebrales, incluido el sistema límbico. Se trata de un área que regula las emociones y los estados de ánimo. En este sistema se encuentran estructuras como el hipotálamo, que gestiona que el sistema esté equilibrado y sus necesidades satisfechas. “También está el hipocampo, que facilita la memoria, el aprendizaje y la motivación, mientras que la amígdala le alerta de los peligros que puedan poner en riesgo su seguridad”, según recoge el psicólogo sanitario Manuel Antolín en El País.
Por otro lado, según un estudio publicado por la revista Nature, correr a intensidad moderada provoca un estado de ánimo positivo y mejora la función ejecutiva, lo que incide en la activación cortical en las subregiones prefrontales que tienen su efecto en el control inhibitorio y en la regulación emocional. “Estos resultados implican la especificidad de los beneficios de la carrera moderada que promueven tanto la cognición como el estado de ánimo placentero”, recoge el informe.