Acceder al fútbol profesional será un poco más caro la próxima temporada. Ya no porque la competitividad de Segunda División cada vez es mayor, sino porque las exigencias de capital social mínimo también se endurecen. A partir de 2021-2022, acceder a LaLiga exigirá contar con 4,71 millones de euros de capital, un 9,5% más que el año anterior, según recoge hoy el Boletín Oficial del Estado (BOE).
En el caso de la ACB, los equipos en posición de ascenso desde la LEB Oro ya saben que van a necesitar un importe muy similar al que se ha exigido en los dos ejercicios previos, con 1,97 millones de euros, que apenas suponen una corrección interanual del 1,2% pese al difícil contexto económico del baloncesto español.
La fijación de este importe no es arbitraria, sino que es fruto de informes elaborados por las dos gestoras de las competiciones profesionales y una fórmula matemática que se estableció en el Real Decreto 1251/1999, de 16 de julio, sobre sociedades anónimas deportivas. Esta fórmula se nutre de dos sumandos.
El primero es el equivalente al 25% de la media de los gastos de los clubes, incluidas las amortizaciones por fichajes, que participaron en la penúltima temporada finalizada de cada competición, excluidos FC Barcelona y Real Madrid, que son los dos con mayor gasto tanto en fútbol como baloncesto, y los dos más austeros.
El segundo concepto es la suma de los saldos patrimoniales netos negativos que, en su caso, arroje el balance, que forma parte de las cuentas anuales, ajustado en función del informe de auditoría. Es decir, que a entidades deportivas más saneadas y con mayor capacidad de gasto, mayor son las exigencias económicas.
LaLiga es un ejemplo claro, pues el mínimo se ha más que doblado desde 2012, cuando sólo se requerían 2,02 millones de euros. En 2018, tras el primer ciclo de venta centralizada de las retransmisiones y el saneamiento acelerado de muchos clubes, ese importe ya empezó a superar los 3 millones, hasta los 4,7 millones. Fruto de la pandemia, es probable que los requerimientos sean inferiores en los próximos dos años.
En el caso de la ACB, la evolución del capital mínimo ha sido mucho más estable, entre 1,6 millones y 2,5 millones de euros. El punto más alto se produjo en 2010, pero tras el estallido de la crisis inmobiliaria se produjo una paulatina caída de las obligaciones, aun así muy difíciles de cumplir para la mayoría de aspirantes a una plaza en la Liga Endesa.
No es sencillo ni siquiera en el fútbol, donde las perspectivas de rentabilidad son mucho más altas. Este año, los cuatro debutantes en LaLiga SmartBank debían reunir seis millones de euros como poco para cumplir con la normativa.