La Quiniela languidece al albor del auge de las multinacionales de las apuestas deportivas. El popular juego público español del 1X2 continuó su decadencia en 2019 y sus ingresos ya caen por debajo de los 200 millones de euros. En concreto, Loterías y Apuestas del Estado (Selae) facturó 197 millones durante el último año por una Quiniela que ya hace mucho tiempo que no hace pleno al quince. Y a eso habrá que añadir el impacto del Covid-19.
La liberalización del mercado de apuestas deportivas, firmada en 2010, abrió el abanico de actores presentes en un lucrativo mercado en efervescencia por entonces. El golpe fue evidente ya desde el primer año -la facturación cayó de 498 millones de euros a 391 millones de euros en los primeros doce meses de la nueva medida- y la herida no ha ido más que agrietándose con el paso de las temporadas. En la última década, Loterías ha visto caer sus ingresos por La Quiniela en un 64%, de los 544 millones de euros de 2009 a los 197 millones de euros auditados en el último ejercicio, el noveno peor dato desde que se poseen datos oficiales (1977). La caída interanual se fijó en un 2%.
Además, la cifra actual sitúa al juego a niveles de 1992. Entonces, Selae ingresó 194 millones de euros, en un momento de notable crecimiento del popular juego entre la sociedad española. Y es que La Quiniela ha tenido varias fases desde que volviera la democracia a España. Un primer boom de 1977 a 1980, en el que la facturación aumentó de 146 millones a 227 millones de euros; y tras ese trienio, los ingresos cogieron una notable velocidad que acabó en 1984 con unos ingresos de 392 millones anuales.
Después, un lustro de decadencia en el que, a pesar de los notables avances que vivía la economía española -en 1985, España ingresó en la Comunidad Económica Europea (CEE)- el juego no atrajo a la sociedad. Esto dio como resultado los peores datos de La Quiniela en el último medio siglo, tocando suelo en 1989 con una facturación de 130 millones de euros.
La montaña rusa de los 2000
Tras los Juegos de Barcelona’92, y sin que ello sirva de motivación, la curva de ingresos de La Quiniela refleja una espectacular alza, llegando prácticamente a duplicar su facturación en muy pocos años: los 256 millones de euros de 1993 se convirtieron en 499 millones de euros en 1997. Por entonces la radio dio paso a la televisión de pago, lo que aumentó el número de partidos que se emitían en directo.
La barrera de los 500 millones de euros se superó en 2001, con la llegada del nuevo milenio. Con el euro ya circulando en los kioscos españoles, La Quiniela vivió su mejor época en esa primera década de siglo. El techo lo tocó en 2008, año de la segunda Eurocopa de España, cuando Loterías facturó 568 millones de euros.
Entonces llegó la liberalización de las apuestas y la llegada de gigantes de este mercado, con sus miles de combinaciones y fórmulas para jugar desde cualquier dispositivo y en directo. La Quiniela se quedó en el papel, en la tradición de un target de la sociedad que se reduce cada año. La juventud, a pesar de los esfuerzos de Loterías en los últimos años, no acaba de engancharse al juego, aunque sí a las apuestas deportivas. Lo demuestra que, mientras La Quiniela se hunde un poco más cada temporada de fútbol, el mercado online multiplica ingresos, hasta rebasar por primera vez la barrera de los 7.000 millones de euros en 2019, aunque su crecimiento interanual fue del 1,8%, su ritmo más bajo en la última década, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (Dgoj).
El gran revés del Covid-19
Aunque no hay datos oficiales de los ingresos de La Quiniela en el primer semestre de 2020, todo apunta que el juego público del fútbol habrá sufrido una caída de ingresos igual o superior que la que han reconocido los operadores privados.
Las apuestas deportivas se hundieron un 32% en marzo, con el inicio del confinamiento, y retrocedieron a niveles de 2016, según datos del Gobierno. El abrupto parón de las competiciones hizo que los importes jugados bajaran a 389 millones de euros, la cifra más baja desde julio de 2016. El apagón del negocio fue total en el segundo trimestre.
En el caso de La Quiniela, ésta se sitúa en la modalidad de juego que más ha sufrido en su cifra de negocio la llegada del Covid-19. Esta tipología de juego cedió un 20,9% respecto al último trimestre de 2019, con 524,68 millones de euros. El directo, que es el que realmente mueve el mercado, bajó un 14,5%, hasta 967,3 millones.