Mientras el Movimiento Olímpico todavía digiere la resaca de Tokio 2020, otros Juegos aguardan su momento. En menos de cien días arrancará en Pekín la próxima cita olímpica invernal. La capital china acogerá unos Juegos con los que el Gobierno del gigante asiático tiene un objetivo principal: situar al país como destino mundial de los deportes de nieve.
Para ello, Pekín 2022 ha invertido, sólo entre 2018 y 2019, más de 610.000 millones de yuanes (78.800 millones de euros) en la promoción de la industria de la nieve. La práctica totalidad de esta partida fue a parar a las infraestructuras: justo antes de la pandemia se construyeron hasta 40 nuevos recintos deportivos y un millar de pistas de hielo y nieve repartidas por cien ciudades de todo el país.
En total, en la última temporada completa de invierno (2019), estuvieron en funcionamiento 644 instalaciones de deportes de nieve y algo más, 876, centros de deportes de hielo. A ello se sumó un ambicioso programa de ayudas a la formación para 23.000 instructores de deportes de invierno.
La apuesta le salió bien el Gobierno, ya que el país logró batir récords en esa última campaña invernal pre-Covid, con 224 millones de chinos tomando parte en alguna actividad relativa a deportes de nieve o hielo, según la Academia de Turismo de China. El objetivo del Ejecutivo es que esta cifra crezca hasta los 300 millones cuando pasen los Juegos.
Aunque la elección de China como sede olímpica ha recibido numerosas críticas internacionales y presiones de otros países por diversos motivos relativos a sus políticas nacionales, como la represión y maltrato a la etnia Uigur, el informe que ha presentado Pekín 2022 -y ha sido validado y compartido por el Comité Olímpico Internacional (COI)- deja claro que los Juegos cuentan con un notable apoyo local.
Reciclaje de sedes de Pekín 2008
En ese plan para situar a China como destino turístico internacional para deportes de invierno, las autoridades locales han desarrollado espacios donde se mezcla el deporte de alta competición con el ocio. El epicentro de este proyecto se sitúa en la región de Yanqing, donde se han construido resorts y espacios vacacionales para que continúe siendo un espacio activo tras los Juegos. Se trata de una fórmula muy parecida a la utiliza por Rusia con Sochi, sede de los Juegos de Invierno de 2014, y hoy uno de los grandes destinos turísticos del país del Este.
Otra zona que espera crecer en turismo deportivo tras los Juegos será la de Zhangjiakou, en la provincia de Heibei, que acogerá competiciones durante la cita olímpica y paralímpica, pero después “se convertirá en un centro de entretenimiento para deportes de invierno y de vacaciones de verano para el público en general”, apunta el informe.
Por otro lado, Pekín 2022 no olvida a Pekín 2008. Los Juegos de Verano de hace poco más de una década tendrán su presencia en la próxima cita invernal a través de seis de sus sedes, que se han renovado para albergar varias competiciones.
Un parque olímpico que se convertirá en incubadora de start ups
El parque olímpico, donde se sitúan actualmente las oficinas del comité organizador de Pekín 2022, se convertirá en una incubadora de start ups de la industria del deporte después de los Juegos.
China quiere que la cita olímpica sirva para crear nuevos empleos, para el evento y para posteriori. Según el gobierno municipal de Zhangjiakou, la tasa de pobreza en la región de Zhangjiakou se redujo del 30,24% en 2015 al 0,39% en 2019 gracias a los puestos de trabajo que han generado sus estaciones de esquí y nuevos establecimientos dedicados a este sector.
Además, el transporte también ha sido mejorado por la llegada de la antorcha olímpica. Se ha creado una línea de tren de alta velocidad que une Pekín con Zhangjiakou y una autopista entre Pekín y Chongli, una zona sin grandes recursos económicos que se ha revitalizado con el boom de las estaciones de esquí y la próxima gran cita deportiva en el país.