Crecer desde abajo, y permitir crecer a los de abajo. Ese es el objetivo de Oliver, la start up argentina -aunque afincada en Barcelona- que ha creado las primeras espinilleras inteligentes de bajo coste que permiten reducir lesiones y mejorar el rendimiento deportivo de los futbolistas. Tras firmar con algunas de las canteras más prestigiosas de Argentina y con el Santa Teresa CD de la Primera Iberdrola, “estamos preparando una nueva ronda de entre dos millones y tres millones de euros para crecer en Latinoamérica y desembarcar en Europa del Este en 2021”, apunta José González, co-fundador y director ejecutivo de la compañía a 2Playbook.
Como está sucediendo en la economía global, la incertidumbre generada por la Covid-19 también está presente en Oliver, pero sus creadores miran con optimismo al futuro cercano: “Estamos teniendo una muy buena respuesta del mercado, incluso durante la pandemia. Vendimos nuestro producto a 18 clubes de Argentina (canteras de Boca Juniors, River Plate, Racing o Independiente, entre otras…), Uruguay y España, donde hemos logrado nuestro primer caso de éxito en el fútbol femenino con el Santa Teresa”, enumera González.
Ahora, las quince personas que tiene en plantilla Oliver trabajan desde la capital catalana para seguir escalando en todo el mundo. Empezaron en 2018 los tres socios fundadores, y tras aterrizar en Barcelona en 2019, el equipo ha ido in crescendo: “Todo el hardware y software se hace in house -propio-. Tenemos un equipo muy enfocado en producto”, apunta el directivo.
A este grupo humano se le han ido sumando grandes figuras del fútbol como el campeón del mundo y exfutbolista del FC Barcelona, Edmilson. “Él cree en nosotros y en el beneficio de Oliver para su academia -firmaron recientemente un acuerdo con la escuela del jugador en Sao Paulo-, destaca González, que aspira a replicar este modelo de crecimiento con embajadores que “nos apoyan con su know-how del fútbol y, también, como pequeños accionistas”.
La compañía prevé facturar más de un millón de euros en 2021 con la venta de más de 10.000 unidades de su chip inteligente
Con el apoyo de Edmilson, Oliver abrirá mercado en los próximos meses en Francia -el mediocentro es embajador de la Ligue 1-, pero sobre todo en Latinoamérica. El plan de la start up en la región es entrar en Brasil, Colombia, Chile y Venezuela, que se sumarán a Argentina y Uruguay, donde ya están presentes. Además, la compañía se encuentra en negociaciones con clubes de México, Honduras, Salvador y Costa Rica. Con la entrada de nuevos socios, la start up aspira a facturar más de un millón de euros en 2021 con la venta de 10.000 unidades de su chip.
Más cerca, en Europa, la hoja de ruta de Oliver pasa por aterrizar en los Balcanes, a través de Croacia, así como en Hungría y Austria, países de la zona centro y oriental del continente con arraigo por el fútbol, pero más accesibles al tratarse de ligas de segundo nivel. A medio plazo, “nos gustaría abrir mercado en Rusia, pero todavía es muy pronto”, reconoce el cofundador.
Democratizar el uso de la tecnología aplicada al fútbol
¿Por qué no pensar en equipar al primer equipo del Barça? Esta pregunta se la han hecho varias veces a González en los últimos tiempos. Si no todos, la gran mayoría de los profesionales del fútbol español cuentan desde hace un par de temporadas con unos chalecos que ofrecen una gran cantidad de datos relevantes al rendimiento y condición física de los futbolistas. “Son productos bastante genéricos, no están verticalizados por deporte y muy caros”, apunta el empresario.
“Nosotros detectamos en 2018 que había una necesidad de los clubes semiprofesionales y las canteras de los grandes equipos de poder contar con este rastreo y soluciones para el crecimiento de los futbolistas”, recuerda González. Lo que consiguió junto a su equipo es “crear un producto diez veces más económico y llevarlo a las piernas, lo que permite medir también aspectos relacionados con las interacciones del jugador con el balón: velocidad de conducción, pases, tiros…”. Además, “es una solución tecnológica inclusiva para el fútbol femenino, porque elimina las molestias que les genera muchas veces el uso de los chalecos”, apostilla.
Su producto tiene un valor aproximado de cien euros por chip, y no necesita ninguna infraestructura extra. La información recogida durante el partido o los entrenamientos se envía automáticamente a la plataforma y queda a disposición del club vía app o web.
Los emprendedores de Oliver no son novatos en el desarrollo y monitoreo de datos aplicables a diferentes sectores. Provienen de Fligoo, start up que, con la aplicación del big data y la inteligencia artificial, atrajo a compañías como Coca-Cola o Mastercard para convertirse en una empresa global. “Sabemos cómo emprender y lo trasladamos ahora al sector del deporte, buscando democratizar la tecnología para que se pueda equipar a muchos más clubes”.