El deporte es una industria que genera 39.117 millones de euros de forma directa e indirecta, y el sector está decidido a ejercer de trampolín que impulse el crecimiento de España tras la crisis de la Covid-19. Pero, más allá del impacto económico, la industria quiere ser vista como un motor de cambio social y contribuir al alcance de los objetivos de Desarrollo Sostenible ODS de la Agenda 2030 de Naciones Unidas (ONU). Pero, ¿de qué manera?
El Termómetro del ecosistema del deporte en España asegura que el deporte puede ayudar a cumplir 30 de las 112 metas que recoge la Agenda 2030. Combatir la malnutrición y promover el bienestar como vacuna contra la mortalidad prematura; poner fin a la discriminación de género, y reducir el impacto ambiental negativo son algunos de los objetivos para los que el deporte quiere trabajar.
En definitiva, este sector cree que puede jugar un papel clave para poner fin a todas las formas de malnutrición gracias a que la actividad física ayuda a mantener un peso saludable. En materia de bienestar, los ODS establecen la necesidad de reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles (ENT) y, en ese desafío, la práctica deportiva es vital para la prevención en tanto que el sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de estas enfermedades.
Otra meta en la que el deporte cree que puede contribuir es en favorecer la movilidad sostenible, fomentando el cambio del uso del automóvil por los desplazamientos a pie y en bicicleta. “Reduce el número de muertes y enfermedades por la contaminación del aire”, al tiempo que “reduce el impacto ambiental adverso per cápita de las ciudades”, reconoce el informe elaborado por Pwc y la Fundación España Activa.
Ya hay ciudades españolas que se han sumado a esta tendencia, con Vitoria como propulsora. Es la segunda ciudad española con más carril bici por habitante, con más de 145 kilómetros. Durante el confinamiento ha anunciado una inversión de 160.000 euros para crear más carril. La Comunidad de Madrid ha anunciado ayudas de hasta 600 euros para la compra de bicicletas, mientras que en Valencia invertirá otros 120.000 euros en las obras para un nuevo carril bici. En Barcelona, la transformación de la ciudad para crear más espacios peatonales y fomentar la movilidad a pie y en bicicleta ha supuesto una inversión de 4,4 millones de euros durante el confinamiento y los meses posteriores.
Fomentar la movilidad activa es una meta vinculada al cambio de las ciudades, que está relacionada con proporcionar acceso universal a las zonas verdes y espacios públicos seguros. Desde el sector apuntan que este tipo de espacios facilita un mayor uso para la actividad física, lo que también genera una mayor demanda de espacios de este tipo.
El informe de Pwc asegura que la transformación de las ciudades para apostar por otros tipos de movilidad permite fomentar que la sociedad sea más activa al tiempo que se cuida el planeta. El documento redunda en que “el menor uso de automóviles y el aumento de los desplazamientos a pie y en bicicleta pueden contribuir a la preservación de la naturaleza y a una reducción del consumo de combustibles fósiles y de las emisiones correspondientes, lo que ayuda a mitigar el cambio climático”.
La industria deportiva considera que la apuesta por este tipo de infraestructuras sostenibles para los desplazamientos a pie y en bicicleta puede ofrecer oportunidades de empleo y desarrollo económico, que forma parte de la meta de industria, innovación e infraestructura y la referente al trabajo decente y crecimiento económico. “Los deportes, el juego y la recreación activa pueden crear nuevos puestos de trabajo para los proveedores de servicios y programas, así como para quienes participan en los servicios de formación”, sostiene el documento. El sector apunta que puede jugar un papel activo para la promoción del turismo y para atraer visitantes nacionales e internacionales, lo que contribuya a impulsar las economías locales.
Ese es uno de los argumentos por los que la candidatura Pirineus-Barcelona está en proceso para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno en 2030, que, de prosperar, dejarían un impacto económico positivo en las regiones que viven del turismo activo, como las zonas rurales próximas al Pirineo.
La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital también están trabajando para atraer eventos internacionales, como el Europeo de Atletismo por equipos en 2023 o la Copa Davis de tenis. De hecho, la Comunidad de Madrid subvencionará a las federaciones que se adjudiquen grandes eventos deportivos, mientras que en la Comunidad Valenciana el empresario Juan Roig ha destinado 9,6 millones de euros a promover la organización de grandes campeonatos deportivos.
Respecto a las metas vinculadas a la educación y a la igualdad, el deporte considera que tiene un papel activo en desarrollar actividades de actividad física para favorecer las habilidades y los hábitos de vida positivos en el público escolar, al tiempo que “ofrece oportunidades para reducir la desigualdad al ser un vehículo que fomenta sociedades inclusivas”.
Fomentar la actividad física para mejorar el bienestar de la sociedad y los hábitos de vida saludable para cuidar el planeta son cuestiones que deberá tener en cuenta Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD) sobre todo al asegurar que “el Gobierno velará porque el deporte sea punta de lanza en la España que emerja de la crisis” provocada por la Covid-19.