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La importancia de las certificaciones en el devenir de los pavimentos deportivos en la UE

La UCLM dirige uno de los laboratorios de certificación de superficies deportivas en España donde se certifican pavimentos deportivos y además se están testando elementos sustitutivos que garanticen la calidad tanto en el rendimiento como en la seguridad.

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La Unión Europea ha intensificado su lucha contra los microplásticos, y prueba de ello es la prohibición de elementos como el caucho existente en los campos de césped artificial. A partir de 2031, no se podrá usar partículas de este material inferiores a los cinco milímetros como sustrato en los más de 10.000 campos de césped artificial que se calcula que existen en España. La normativa 2023-2055, incluida en la Agenda 2030, obliga a buscar una alternativa sostenible a las diferentes administraciones, entidades y clubes que gestionan campos de fútbol, rugby o hockey, entre otras modalidades.. 

La solución a esta problemática se está estudiando desde hace varios años en algunos centros de investigación responsables de certificar el devenir de los pavimentos deportivos en Europa. En España sólo existen tres laboratorios autorizados por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) para realizar este tipo de pruebas, y uno de ellos se encuentra en la Universidad de Castilla-La Mancha, una de las pioneras en lo que respecta a la investigación de certificaciones de césped artificial. 

La moratoria de ocho años que ha anunciado la Comisión Europea da margen a los distintos gestores de instalaciones deportivas con césped artificial a encontrar una alternativa a las partículas de caucho. Según algunos estudios científicos, como Global evaluation of the chemical hazard of recycled tire crumb rubber employed on worldwide synthetic turf football pitches, este material, que se obtiene de neumáticos reciclados, tiene elevadas concentraciones de distintas sustancias peligrosas que la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) considera peligrosos para la salud y el medioambiente. El estudio publicado en la revista Environmental Challenges en 2022 también plantea rellenos naturales como el corcho como una de las alternativas más adecuadas y menos contaminantes. En España, de hecho, clubes como el Real Betis o el Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara (Badajoz) ya utilizan fibra de corcho en sustitución del caucho. 

La Universidad de Castilla-La Mancha lleva desde 2010 analizando algunas de las alternativas que ofrece  el mercado. Sus investigadores, eso sí, advierten que no será hasta finales de esta década cuando se sabrá con mayor certeza cuál será la solución más cercana al comportamiento del caucho que no afecte negativamente ni al juego ni a la  seguridad para los jugadores. Ello, sin descuidar el aspecto económico, ya que se buscan alternativas asequibles para las propiedades deportivas y que, a su vez, sean sostenibles para el medio ambiente. 

“En los próximos años, los departamentos de I+D+I se van a enfocar en los sistemas más adecuados. Los rellenos naturales como el corcho, el coco, la cáscara de nuez o huesos de aceituna son algunas alternativas actuales. No obstante, aunque los rellenos naturales funcionan bien, pueden ser complicados de mantener en determinadas circunstancias”, indica José Luis Felipe Hernández, profesor titular del Departamento de Actividad Física y Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). El experto no descarta otro tipo de alternativas: “También existen otros plásticos reciclados, de un mayor grosor que el caucho de menos de cinco milímetros, y que podría funcionar. Aún es pronto para decidir cuál es la mejor solución, antes hay que certificar estos productos y ver cuál se adapta mejor a los requerimientos del juego”. En este sentido, la UCLM participa en el consorcio de un proyecto del Programa LIFE, financiado por la Unión Europea, denominado “LIFET4C”, para dar solución a través del aprovechamiento de plástico agrícola reciclado y reciclable.

Las distintas superficies y pavimentos que acogen eventos deportivos se han convertido en algo más que un simple rectángulo de juego. El correcto o mal estado del terreno sobre el que se disputan los entrenamientos y partidos tiene una influencia directa en el juego y en la prevención de lesiones. Y no sólo eso: también influye en la experiencia del espectador, tanto presencial como televisivo, a la hora de seguir la dinámica del juego.

 “Las superficies de hoy en día no tienen nada que ver con las de hace diez años. El césped artificial actual es igual de seguro que uno natural, y de hecho podría pasar por uno de natural a ojos de un deportista, algo impensable hasta hace poco tiempo. Cada vez hay más empresas fabricantes invirtiendo mucho en el desarrollo de tecnologías que mejoren las superficies, lo que las convierte en cada vez más competitivas. Las federaciones, a su vez, son cada vez más exigentes con lo que piden a las instaladoras, es una industria con mucho margen de crecimiento por delante”, afirma el profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha. 

La UCLM es centro acreditado por organismos como FIFA, World Rugby, FIBA y la Federación Internacional de Hockey (FIH), y realiza ensayos con distintos modelos de fibras, moquetas, rellenos y capas elásticas. Cada año, recibe auditorías de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC), que corroboran si sus máquinas e instrumentos están correctamente calibrados. También analizan exhaustivamente tanto el trato que ofrecen a sus clientes, los informes que realizan y si sus cálculos son precisos. Periódicamente, son citados por entidades como FIFA o FIBA, que reúnen a todos los laboratorios autorizados del mundo en una misma ubicación para realizar muestras de una superficie deportiva. “Todos realizamos las mismas pruebas y nos tiene que dar el mismo resultado. Si alguno se desvía, ese laboratorio no puede hacer las pruebas en su país. La industria es muy exigente con nosotros”, indica el profesor de la UCLM.  

Desde 2010, la Universidad de Castilla-La Mancha analiza la calidad y adecuación para el juego de los diferentes tipos de césped artificial, pero también de otras superficies de interior y otras superficies multiusos en las que se practican deportes como el baloncesto o el fútbol sala. “Realizamos pruebas en dos frases, tanto en el laboratorio como en el campo. Comprobamos que el fabricante ha instalado el mismo producto que le ha vendido a un cliente y analizamos si cumple con los requisitos de durabilidad y resistencia, desgaste simulado, absorción de impactos, rodadura y rebote del balón, el comportamiento del balón con temperaturas altas y bajas o el riesgo de lesiones, para certificar que el campo es apto para la práctica de cada deporte”, explica José Luis Felipe. 

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