Cara y cruz para España en la superliga europea de la inversión pública deportiva. El país se mantuvo como el tercero en el ranking donde más dinero destinan a deporte y recreación las administraciones públicas, por delante de potencias como Reino Unido o Italia. En 2019, el año previo a la pandemia, España alcanzó los 5.050 millones de euros de inversión, rebasando una barrera que sólo había superado en dos ocasiones: en 2009 y 2010, cuando las administraciones aún no habían llevado a cabo el tijeretazo el gasto para reducir el déficit.
Sin embargo, que España sea el tercer país de la Unión Europea (UE) donde más se invierta en deporte, no significa que haya dado pasos adelante en esta dirección. Es cierto que en 2019 el gasto creció un 5,7%, pero en comparación con la última década cayó un 11,7% y fue uno de los únicos cinco países donde se redujo. En Alemania creció un 12,5% desde 2010, en Francia un 17% y en Italia un 30,5%, según los datos facilitados por Eurostat.
En Reino Unido ha caído un 42%, debido a que justo hace una década se alcanzaron niveles récord de inversión pública con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Justo ese año, se invirtió 7.200 millones de euros, un importe que ha ido cayendo año a año desde entonces.
España ocupó el tercer cajón del podio de inversión pública en deporte en la Unión Europea. Esa es la cara de una moneda en cuya cruz se encuentra el desembolso público por habitante. Los gobiernos locales, autonómicos y estatales destinaron 107,6 euros a deporte y recreación por cada español, casi cinco euros por debajo de la media europea.
El país ocupó la tercera posición de un ranking liderado por Francia y Alemania, donde el desembolso ha ido creciendo año a año hasta alcanzar cifras de récord en cada territorio: 13.730 millones en el país galo y casi 8.990 millones en Alemania. Se espera que en Francia la inversión continúe al alza en los próximos años, puesto que en 2024 albergará los Juegos Olímpicos y, si bien la mayoría de las infraestructuras ya están construidas o serán temporales, se espera una fuerte inversión en promover la práctica.
O es una cuestión menor, ya que es una partida de relevancia a la hora de contabilizar la inversión. Eurostat contempla como gasto en servicios deportivos y recreativos las subvenciones para deportistas y clubes y la inversión en construir equipamientos deportivos, desde estadios hasta centros deportivos siempre que estos no estén construidos para colegios, institutos o universidades.
Está por ver cómo evoluciona la inversión en los próximos años tras la Covid-19. Sin ir más lejos, el Gobierno español ha anunciado que el 1,1% del paquete de estímulo financiado por la Unión Europea irá a parar a Cultura y Deporte, y el objetivo es que se destinen a proyectos que favorezcan la transición ecológica. Ahí entran en juegos los centros deportivos, que deben adaptar sus infraestructuras para reducir la huella de carbono y el consumo energético. De hecho, el sector español del fitness aspira a recibir hasta 200 millones de euros en los próximos años para modernizar sus equipamientos.
Por su parte, el Consejo Superior de Deportes (CSD) cuenta en 2021 con 49,5 millones de euros adicionales que destinará a la digitalización, al impulso del turismo activo, al deporte femenino y al Plan de transición ecológica de instalaciones deportivas. Se desconoce el detalle de cómo se repartirán estas subvenciones.
España también está en la carrera por albergar el Mundial de Fútbol 2030, si bien la mayoría de equipamientos ya están adaptados por las inversiones que han hecho los clubes de fútbol en los últimos años. Asimismo, también se está trabajando en la candidatura de los Juegos Olímpicos de Pirineus-Barcelona y Aragón para 2030, un proyecto que está en stand by tras la crisis de la Covid-19 y la falta aval del Ejecutivo español. Además, el Gobierno catalán aún no se ha formado tras las elecciones del pasado 14 de febrero.
De prosperar y ser la candidatura elegida, se construirían equipamientos para complementar la oferta actual, lo que supondría un incremento de la inversión pública. El importe medio por habitante ha caído un 12,6% en diez años, desde 123,2 euros. En 2010, el gasto medio por español era casi 19 euros superior a la media de la UE, pero desde la crisis económica la dinámica ha cambiado: en el conjunto de la Unión el importe ha crecido, pero en España ha caído.
Los países del entorno con los que España rivaliza por ser potencia europea deportiva están en una situación distinta, y Francia es el ejemplo. En el territorio galo, las administraciones invierten de media 204,4 euros por ciudadano; en Holanda son 217 euros y en los países escandinavos el importe asciende hasta 248 euros en Finlandia; 268 euros en Suecia hasta 343 euros en Noruega.
Portugal e Italia están por debajo de España, pues el país vecino destina 68,7 euros, por los 79,1 euros del territorio transalpino. En Reino Unido el importe es aún más bajo: 61 euros, por los 113 euros que llegó a destinar por habitante en 2010, en plena olimpiada de Londres. Islandia y Luxemburgo lideran el ranking de gasto por habitante: el primero, que es candidato potencial a entrar en la UE, el importe se eleva hasta 917 euros por islandés, y en Luxemburgo es de 523,1 euros.