La industria del deporte se enfrenta a un gran reto: transformar la abundancia que vive actualmente su mercado laboral en mano de obra de calidad. En un contexto en el que mes a mes se baten récords de ocupación, la gran mayoría de organizaciones advierten que no siempre encuentran los perfiles necesarios para adaptarse a las nuevas tendencias. La rapidez con la que las tendencias se apoderan del sector obliga a los trabajadores a reinventarse para no quedar obsoletos. Responder con agilidad puede resultar clave para brindar la experiencia deseada a un cliente cuyo comportamiento ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
El sector deportivo cerró el año pasado con 244.500 profesionales ocupados en España, el segundo mejor dato desde 2011. Sin embargo, reclutar personas con las competencias adecuadas para cubrir los puestos de trabajo que se requieren hoy en día es uno de los principales rompecabezas de la industria deportiva. En este sentido, la colaboración del sector educativo y el mundo empresarial se presenta como el mejor aliado posible para corregir el desajuste entre la formación académica tradicional y las necesidades del mercado laboral.
Fortalecer la conexión entre la formación y el mundo empresarial es una necesidad que Escuela Vitae Universitaria del Deporte Barcelona quiere cubrir. La institución académica apuesta por enfocar la formación a lo que necesitan las empresas de gestión deportiva y actividad física. Acercando el sector educativo al mundo laboral aspira a enfrentar los retos futuros para el sector deportivo con mayores garantías. “Abordamos este desafío mediante la creación de alianzas estratégicas con empresas del sector deportivo, diseñando conjuntamente los programas de formación. Analizando la situación de una manera conjunta se pueden planificar programas productivos tanto para las empresas como para los estudiantes”, explica Esther Mur, directora de la Escola Universitaria de l’Esport.
Involucrando a las empresas en el campo educativo se potencia el desarrollo de perfiles cada vez más preparados para abordar los avances tecnológicos, la globalización y el cambio demográfico, entre otros. “Los beneficios para las empresas incluyen acceso a talento bien preparado y alineado con sus necesidades, la posibilidad de influir en el currículo educativo para asegurar que los graduados posean las habilidades y competencias que requieren, y la oportunidad de participar en proyectos de innovación conjuntamente con la universidad”, comenta Mur.
Hasta ahora, era habitual que la mayor parte de planes de estudios no tuviesen en cuenta la integración de determinadas competencias tecnológicas y personales. La falta de correlación entre los conocimientos que adquirían los estudiantes en la universidad y los conocimientos que reclamaban las compañías generaba que parte de las plazas disponibles quedasen vacantes o no suficientemente bien cubiertas. “Para corregir este desajuste es clave incluir la actualización constante de los planes de estudio, la integración de competencias tecnológicas y personales y una estrecha colaboración con las empresas y con docentes en activo en el sector de la actividad física y el deporte”, añade la directora de la escuela.
Vitae facilita la transición de los estudiantes al mercado laboral mediante programas de prácticas, ponencias y colaboraciones directas con empresas del sector deportivo. En los estudios de grado apuesta por las ponencias, invitación a colaboraciones con explicación de producto y servicios de las empresas, y a través de colaboraciones con el programa de prácticas. En másteres, sobre todo propios, la involucración es aún mayor y se reparte al 50% entre el sector académico y las empresas. Es decir, que ambas partes tienen voz y voto a la hora de poder confeccionar los planes de estudios, conformar la plantilla de profesores, determinar los espacios de la docencia y crear conjuntamente el puente hacia la inserción laboral. Una colaboración de la que se derivan planes más ajustados a la necesidad del mundo laboral vigente.
En cuanto a la investigación y la transferencia, aboga por hacer programas ad hoc concretos y específicos a los intereses de la empresa. Ello permite brindar al alumnado una formación específica, no sólo en conocimientos técnicos, sino también diferentes soft skills que los profesionales del mañana deberán dominar: desde la atención al cliente hasta sus capacidades comerciales.
Su método propio, learning by doing, combina teoría y práctica desde el primer día. “Así aseguramos que los estudiantes adquieran experiencia relevante y aplicada. Para las empresas, esto significa recibir candidatos con formación actualizada y práctica, listos para enfrentar los retos del mercado laboral”, destaca la directora de la Escola Universitaria de l’Esport. Además, ha introducido en el plan de estudios del Grado en CAFE una nueva asignatura específica para conectar aún más con la realidad: “Preparación Profesional para el sector del Deporte”, que se imparte en el cuarto curso.
De esta forma, el estudiante tiene un contacto constante con el mundo real a través de proyectos estrechamente ligados con la ciudadanía. “Además, las empresas tienen la oportunidad de colaborar en la creación de programas ad hoc que se ajusten específicamente a sus necesidades, lo que les permite formar a futuros empleados con las competencias exactas que buscan. Esta sinergia asegura una transferencia de conocimiento eficiente y pertinente, potenciando la innovación y el avance en el sector del deporte”, sentencia Mur. Un punto nada baladí, ya que además de aspirar formar a profesionales mejor preparados, contribuye a reducir los tiempos de adaptación y capacitación dentro de las empresas. Una apuesta disruptiva para preparar a los alumnos para competencias tecnológicas en un mundo en el que ya se compite a nivel global.