La Joaquín Blume abre convocatoria para el curso previo a París 2024 y ajustando a la baja la cuantía de las becas. El Consejo Superior de Deportes, titular del Centro de Alto Rendimiento (CAR) madrileño, ha puesto en marcha el proceso de solicitud de becas, un programa para el que destinará 3,8 millones de euros de cara a 2022-2023, mismo importe desde 2019, según la documentación a la que ha accedido 2Playbook. Es un 12% menos que en el ciclo 2016-2019.
Se beneficiarán hasta 325 deportistas, de los que 175 atletas estarán en régimen interno; es decir, que vivirán en la residencia durante todo el curso, que comprende del 1 de septiembre de este año al 30 de julio de 2023. En este sentido, el Gobierno ha mantenido intacto tanto el número como el tipo de ayudas que ofertó para el presente curso. Ahí se incluyen 20.000 becas diarias, destinadas a concentraciones puntuales de deportistas.
Sin embargo, el CSD ha reducido en los últimos años las becas completas –las que suman alojamiento–, así como el montante total de la subvención. Más allá de la situación pandémica, la Blume oferta hoy 175 camas para deportistas (y 2 para tutores), por las 211 que repartía en 2019-2020. Eso sí, el número de becados era inferior, ya que para deportistas externos había 108 becas, por las 150 actuales.
Y respecto al dinero invertido en el CAR madrileño, la última partida aprobada por el organismo deportivo del Gobierno data de 2019. Entonces se decidió la aportación anual de 3,8 millones de euros, que es un 12% inferior a los 4,3 millones que se repartieron en los tres cursos previos (2016-2019). Si se excluyen las ayudas para concentraciones puntuales de la ecuación, el valor de las becas para el próximo curso es de 11.728 euros, por los 13.554 euros en 2019.
El CAR madrileño oferta 175 camas, 150 becas a externos y 20.000 para concentraciones de un día
Actualmente, la Blume cuenta con 180 habitaciones individuales y otras cuatro habitaciones adaptadas para deportistas discapacitados. Tiene, asimismo, cuartos para monitores y amplias estancias para servicio médico y administración. Entre sus servicios, el centro cuenta con un comedor para 220 personas, cafetería, biblioteca, varias salas de estudio y entretenimiento, así como garaje para 80 plazas. En total, la residencia tiene una superficie construida de más 12.000 metros cuadrados, distribuida en seis plantas, más ático y garaje.
El objetivo de estas becas es “facilitar el entrenamiento de los deportistas y favorecer su conciliación con la formación académica”, apunta el CSD en la convocatoria de la beca, donde destaca también el “clima de entrenamiento y convivencia entre atletas de diferentes especialidades deportivas” que se crea en la Blume.
Allí se presta servicio académico en enseñanza: ESO (2º, 3º y 4º), bachillerato, grados medios, grado superior de Animador de Actividades Físicas y Deportivas, así como el curso de preparación a los ciclos formativos de grado superior. Además, destaca el Programa de Atención al Deportista Menor (PROAD Menor), un programa que ofrece atención psicológica, orientación académica e integración al mundo laboral, valoraciones y controles biomédicos a todos los deportistas del centro.
Antes de la Covid, destacaban los atletas
Cabe recordar que las ofertas son para las federaciones nacionales, decisorias de qué deportistas merecen acudir al CAR. Después, un órgano decide quiénes entran siguiendo una breve serie de requisitos, entre los que destacan que el centro cuente con instalaciones para el deporte en cuestión y que, en el cuadro técnico, no haya nadie sancionado o con un proceso abierto para serlo por infracciones previstas en el Real Decreto 1591/1992, sobre disciplina, así como en lo relativo al dopaje.
Justo antes de la pandemia, en la residencia convivían deportistas de 26 disciplinas, entre las que destacaba el atletismo, con 54 residentes, según datos del propio CSD. Le seguían la gimnasia, con 39; mientras que el triatlón y el judo aportaban 16 cada uno. La halterofilia y la lucha contaba con 15 deportistas cada uno en la Blume, por los trece de taekwondo, natación y esgrima. Doce jóvenes deportistas aportaban el karate, el boxeo y el hockey, mientras que en bádminton se preparaban once atletas. Allí comenzó, por ejemplo, la campeona olímpica Carolina Marín.
La lista de disciplinas con deportistas becados la completaban el rugby, la orientación, el tenis de mesa, el tiro con arco y el olímpico, el golf, el ciclismo y el squash. A ellos se suman desde hace años deportistas paralímpicos de las federaciones de deportes para personas con discapacidad física, ciegas, sordos, con discapacidad intelectual y con parálisis cerebral.
Entre las 20.000 becas diarias, las disciplinas que más becas recibieron en el curso de la pandemia fueron el piragüismo (3.575), rugby (1.900), judo (1.850), golf (1.550), gimnasia (1.350) y atletismo (1.250).
Oferta del CSD para los deportistas latinoamericanos
Hace pocos días, el presidente del CSD, José Manuel Franco, anunció que ofrecerá los centros de alto rendimiento de España para los deportistas latinoamericanos que se vayan a preparar para los juegos de París 2024 y los de Milán-Cortina 2026.
Esta iniciativa se presentó en la Asamblea del Consejo Iberoamericano del Deporte (CID) celebrado en Santo Domingo (República Dominicana) con el que el CSD propone convertir a España en un hub para el entrenamiento olímpico.
“Por sus vínculos con Iberoamérica y por la proximidad geográfica con Francia e Italia, creemos que España es el enclave perfecto para el entrenamiento de los deportistas olímpicos y paralímpicos de los países miembros del CID”, afirmó Franco en la presentación.
España podrá recibir estancias de entrenamiento preparatorias de deportistas de los 22 países que integran el CID. Para ello, dispone de 57 centros y 313 programas reconocidos por el CSD, que sirven en la actualidad a alrededor de 10.000 deportistas de las diferentes disciplinas olímpicas.