El CAR de Sant Cugat se prepara para entrar en uno de los años más intensos de su historia. Tan solo un año después de que la instalación fuera el hogar de cientos de atletas que se preparaban para Tokio’20, el complejo pretende ser una parada fija en el road to Paris’24. Y, en ese objetivo por convertirse en hub de entrenamiento de cara a la próxima cita olímpica, el complejo contará con un presupuesto de 10,36 millones de euros para 2022, según ha podido saber 2Playbook.
Es un 3,2% más que en 2021, pero también algo más de medio millón menos que en 2019, último año de actividad prepandemia. La previsión de la Generalitat de Catalunya, que tiene la gestión del CAR de Sant Cugat, es que el complejo sea capaz de generar por sí mismo 1,56 millones de euros. De lograrlo, su cifra de negocio mejorará un 50% respecto a 2021 y un 30% en relación a 2020, primer año marcado por la crisis sanitaria. Eso sí, de cumplir las previsiones de negocio sus ventas aún estarán un 43% por debajo de 2019.
Es normal que sea así, y lo es por dos motivos: el principal es que ese año debía ser la temporada previa a los Juegos Olímpicos de verano (Tokio 2020), que es precisamente el año en que más actividad suelen generar los centros de alto rendimiento. El segundo motivo es que está por ver si en 2022 aún sigue afectando la pandemia, especialmente en lo que concierne a la llegada de atletas extranjeros que alquilan las instalaciones del CAR para entrenar en unas condiciones climatológicas mejores que en sus países.
Con todo, el negocio ordinario no es la principal fuente de ingresos de la instalación. Son las subvenciones públicas las que marcan la diferencia. En este sentido, la Generalitat prevé aportar 6,05 millones de euros, un 3,5% menos que en 2021, año en que se estima que habrá recibido 6,2 millones del Gobierno catalán.
El importe que no variará será el que destine el Consejo Superior de Deportes (CSD), que al igual que en 2021 invertirá 2,5 millones de euros en el complejo. Es medio millón más que en 2019 y 2020. El Gobierno español destina esta partida para mejorar las instalaciones del complejo.
Al pago de nóminas de la plantilla, compuesta por alrededor de 79 trabajadores, se destinarán 4,1 millones de euros, un 0,8% más. Es un presupuesto que está en línea con los años anteriores. Lo que sí se prevé es que la partida de otros gastos de explotación caiga un 8,5%. La previsión es que la instalación cierre el año en equilibrio, al igual que en 2021, y deje atrás las pérdidas que sufrió en 2020, cuando perdió 427.000 euros por la fuerte caída del negocio ordinario, derivado del cierre de fronteras y del complejo durante la primera ola.
“Cuando todo pase, me imagino al CAR en clave París 2024; es un ciclo olímpico que dura tres años y queremos que en ese tiempo el centro tenga un papel estratégico muy importante acercándonos a las delegaciones olímpicas de Australia, Asia y América; tenemos que hacernos y ser la base de operaciones, entrenamientos y concentraciones de esos equipos”, explicó el pasado diciembre el director general del centro de alto rendimiento, Ramón Terrassa.
El complejo no llegará a jugar un papel protagonista de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 y Milán-Cortina 2026, pues no cuenta con espacios específicos para este tipo de disciplinas. Construir ese tipo de equipamientos, como un pabellón de hielo y otras instalaciones anexas, implicaría una inversión de 2,5 millones de euros.
Es una inversión que se planteó en el anterior plan director, elaborado antes de la pandemia, y que contemplaba una serie de actuaciones que requerían una inversión de 22 millones de euros para poner a punto el complejo. “Que esté escrito no significa que se pueda llegar a hacer”, advirtió entonces Terrassa.