La pandemia provocó un año aciago para el sector turístico, pero, pese a las restricciones, en España se realizaron un total de 2,9 millones de viajes principalmente por motivos deportivos en 2020 en el país. Es un movimiento de turistas que generó impacto en la economía local de cada región, ya sea en el hotel donde se hospedan los participantes del Maratón de Sevilla, o el apartamento malagueño en el que se alojó un grupo de amigos que acudió a la Copa del Rey de la ACB, que se disputó justo un mes antes de que se declarara el estado de alarma. En total, estos desplazamientos movieron un negocio de 595,5 millones de euros en España. Un 70,8% menos que en el año anterior. El impacto es mayor si se tienen en cuenta los turistas internacionales.
Hasta 2,05 millones residentes viajaron para practicar deporte, y otros 870.100 fueron desplazamientos para acudir a un evento deportivo como espectador. La cancelación de competiciones y su posterior aplazamiento con reanudación a puerta cerrada supuso que el gasto total de los residentes en España ascendiera a sólo 216,3 millones de euros, un 82% menos que el año anterior. El golpe fue menor considerando sólo el turismo activo, cuyo gasto asociado se redujo un 54% interanual, hasta 379,2 millones de euros, según la Encuesta de Turismo de Residentes, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística.
Pero, ¿cómo es el perfil del viajero deportivo español? El INE apenas arroja datos sobre las características del aficionado que viaja para ver deporte, aunque sí aclara que el gasto promedio por desplazamiento es de 248,6 euros. O, en otras palabras: el desembolso por viaje realizado en 2020 es el más bajo de la serie histórica (iniciada en 2017), pues todos los años había superado los 310 euros. Es decir: el fan local no sólo viajó menos en 2020 por la pandemia, sino que también fue más austero.
La estadística pública sí ofrece más detalles para definir la radiografía del turista deportivo español que se desplazó con el fin de practicar deporte. De los 2 millones de viajes realizados en 2020, 1,7 millones se hicieron por España, un 56% menos que el año anterior, y 323.600 desplazamientos fueron por otros países de Europa (-44,7% interanual). Apenas 4.400 viajes se realizaron fuera del continente, y los que se hicieron tuvieron una duración de 13 días, por los tres días de media que duraron los que se realizaron por España.
Esta es una de las particularidades del turismo deportivo en España: el 75% de los viajes fueron de duración corta, y un 50% del total ocuparon sólo el fin de semana. En Semana Santa no se registraron movimientos porque se decretó confinamiento total y, de cara al verano, se registraron 111,1 viajes de larga duración. De media, duraron 10,6 días y se gastaron 619 euros. En cambio, quienes optaron por el fin de semana destinaron 151 euros.
Otra curiosidad es que los residentes viajaron más durante la Navidad que en verano para hacer deporte. En las vacaciones de invierno se registraron 176,2 desplazamientos de 3,6 días de duración. Además, el 90% de los viajes se realizaron sin contratar paquete turístico, lo que indica que los turistas optan por crear su propio itinerario sin contar con los servicios de una agencia especializada. Uno de los motivos que explican por qué los españoles optaron por crearse su propio viaje es el precio. Quienes contrataron un paquete turístico gastaron 370,2 euros por desplazamiento; quienes no lo hicieron, 240,7 euros.
La opción de hospedaje preferida fue la del hotel, que registró 862.300 entradas con una duración media de casi 3 días y un gasto asociado de 263 millones de euros. Le siguió el hospedaje en vivienda de familiares y amigos (378.900 desplazamientos y un desembolso de 119,1 millones) y el uso de una segunda residencia, que fue la opción elegida en 173.700 viajes, con un gasto inferior: 17,7 millones de euros.