El 7 de noviembre de 2018 fue un día histórico para el deporte femenino. Fue el día en que el Senado aprobó la tramitación de la propuesta para igualar por ley los premios de competiciones deportivas entre hombres y mujeres. La propuesta, de Nueva Canarias, fue incluida en la posterior Ley del Deporte de 2022 y en ella se estipula que toda competición organizada por las administraciones o financiada con fondos públicos debe garantizar este derecho.
La realidad aún es muy distinta, y todo depende en gran medida de la voluntad de sus organizadores. La tendencia, no obstante, ha dado un giro radical desde 2023. Las competiciones que se desarrollan con circuitos mixtos han igualado casi por completo los premios en ambas categorías. Son aquellas como Premier Padel, en las que en el mismo circuito compiten hombres y mujeres. De hecho, el circuito internacional de pádel lleva desde su segunda temporada organizando en todos sus torneos competiciones masculinas y femeninas. Participan tantas jugadoras como jugadores. Ellas, al igual que ellos, juegan en la pista central, y perciben los mismos premios económicos que ellos.
Pilar Moreo, Padel Product Manager de Mondo Ibérica, asegura que las competiciones promovidas por la Federación Internacional (FIP) tienen la igualdad en su ADN. “Desde los orígenes ha sido así; es un deporte que se pensó en su conjunto para ofrecer la misma disponibilidad de tiempo de juego a mujeres y hombres, la igualdad en premios y en visibilidad en la pista central”, recalca.
La igualdad en premios y visibilidad es clave para que las jugadoras tengan el seguimiento y el escaparate que merecen para seguir desarrollando su deporte
“Equiparar los premios es una manera de reconocer ese esfuerzo, que es por igual entre ellos y ellas; a su vez, contribuye a elevar su visibilidad, y con ella, el apoyo de los espónsors”, añade. En palabras de la responsable de pádel de Mondo, “el tenis lleva décadas haciéndolo así y ello ha permitido que las tenistas estén entre las deportistas mejor pagadas del mundo”. Es clave, también, compartir espacios y que en un mismo torneo el público pueda ver partidos de jugadores y jugadoras.
Torneos como el Mutua Madrid Open también han garantizado un reparto de premios prácticamente igualitario en ambos sexos (7,87 millones en ATP y 7,70 millones en WTA en 2024).
Otras, como las World Series de 3x3 de la Fiba, han ido un paso más allá. Desde su origen ya apostaron por la igualdad de premios, pero también por una paridad absoluta por género tanto en el número de árbitros, comisarios, staff y en todos los puestos que involucran al personal de cada torneo.
Las mujeres y los stakeholders están logrando que la plena igualdad deje de ser una anomalía. Ahora bien, queda un largo camino por delante para derribar esos muros de contención que, a menudo, aún pasan desapercibidos y que perpetúan la brecha de género de forma silenciosa. Y es que incluso en los Juegos Olímpicos, máximo estandarte del deporte mundial, se ha tenido que esperar casi 230 años para alcanzar una participación paritaria.
En el resto de competiciones, las atletas comparten la misma demanda. Nunca han pedido ganar lo mismo que los hombres por decreto si su deporte aún no genera ese negocio. Lo que sí solicitan es tener acceso a las mismas oportunidades y un reparto equitativo de ingresos que garantice unas condiciones laborales profesionales y estructuras que acompañen su desarrollo.
Women in Sports Landscape es un informe que aspira a medir el pulso de la evolución del consumo deportivo por parte de la mujer, ya sea como practicante o aficionada. Publicado por capítulos en 2Playbook, el documento pretende poner en valor el deporte practicado por mujeres desde la base a la élite, pasando por la práctica deportiva popular; el consumo deportivo que hacen las mujeres; la inversión de las marcas y plataformas audiovisuales, así como de clubes y competiciones. Este proyecto cuenta con el apoyo de DAZN, Teika, BRT United, Spain is Sport como colaboradores.