Acabar la carrera como deportista y elegir los siguientes pasos a seguir es uno de los procesos más difíciles en la vida de los atletas. Sin embargo, este puede ser menos lesivo cuando el deportista ya tiene desarrollado un plan de futuro, tanto a través de la formación, como de inversiones. Sobre ambos temas habló en el último 2Playbook Class Ferran Prieto, director general de Pau Gasol Enterprises y socio director de Everest Talent Management.
Gasol es precisamente uno de los atletas españoles que más destacan en ambos sentidos. Anunció su retirada el año pasado y, desde entonces, ha acelerado en su faceta inversora, aunque ya desde que estaba en activo se había destapado con diferentes proyectos. El principal, la fundación que comparte junto a su hermano Marc, dedicada a la inclusión social y hábitos de vida saludables.
Prieto confiesa que “Gasol quería montar su propia versión de Magic Johnson Enterprises”, uno de los que fuera pioneros en este sentido en el deporte. La alianza arrancó en 2015 y para el ejecutivo “lo más interesante de él es que sabía que tenía una marca muy potente y tenía muchas conexiones, pero a la vez era consciente de que no sabía como utilizarlo y necesitaba una persona que le ayudara a moverse para desarrollarlo”.
El punto de inicio coincide con uno de los mejores momentos en la carrera de Gasol. Ese mismo año realizó el salto junto a Marc en el All Star de Nueva York, ganó el Eurobasket y un año antes había tenido lugar el Mundial en España. Prieto apunta a que esta es una de las claves a la hora de empezar a definir el camino inversor: “Cuando el deportista está en activo tiene una plataforma con muchos seguidores y acceso a personalidades de alto nivel que sabe que le van a coger el teléfono”.
Muchos, sin embargo, no empiezan a mirar hacia el mundo empresarial hasta que no llega el tramo final de sus carreras, cuando se plantean cómo continuar tras colgar las botas. “Los primeros años de carrera son muy importantes para consolidarte a nivel deportivo, pero esperar a invertir a tus últimos años de carrera es peligroso, porque ya no eres tan relevante ni tienes la misma exposición mediática. La clave es empezar mientras estás en activo y establecer esas relaciones fuera de la pista”, afirma Prieto.
Por otro lado, el directivo apunta a la necesidad de formación en paralelo a la vida deportiva. De esta forma, el atleta se asegura nuevos caminos y más conocimiento sobre los sectores donde quiera introducirse. “No puede creer siempre a pies juntillas lo que le dice un asesor, tiene que entender los negocios y las inversiones”, destaca.
Más aún en un sector en el que la profesionalización aún no está tan implantada. Para Prieto, “el deporte no está tan profesionalizado como otros sectores y, a menudo, es más un amigo o un familiar quien gestiona las relaciones de los deportistas”.
Por otro lado, a la hora de introducirse en el sector empresarial, hay diferentes caminos. Generalmente, los inicios suelen ser vinculados a una iniciativa o sector con los que el deportista tiene vinculación o con los que ya ha trabajado en alguna campaña. “Depende mucho de la propia experiencia personal que le ha marcado”, sostiene. El ámbito de la salud y del rendimiento deportivo, apostando por empresas del ámbito sportstech, suele ser el más elegido.
“Hay deportistas que tienen claro por donde empezar, pero no tiene por qué ser así. Cuando sucede, ponemos sobre la mesa dos o tres opciones para explorarlas, le presentamos gente de nuestra red para que aprenda más del sector que le pueda interesar y lo demás es ir haciendo y aprendiendo”, subraya. En estos casos, es habitual realizar una primera inversión en algún proyecto más consolidado, con otros inversores de renombre detrás, a modo de valor seguro.
“Son operaciones que van a dar un rendimiento seguro pero, sobre todo, que permiten al atleta tener acceso a otros inversores y aprender de ese proyecto para sus futuros movimientos”, indica. Aun así, también es importante medir el riesgo reputacional asociado a la empresa, pues los deportistas se basan principalmente en su propia marca personal.
“Antes de dar cualquier paso analizamos su equipo directivo y su consejo de administración. También el sector en el que operan y, según el que sea, podemos asegurar cláusulas de salida por si se introducen en nuevos negocios que tal vez no vemos el riesgo ahora, pero puede estar en un futuro”, adelanta. Por ello es importante que los proyectos cuenten con grandes socios institucionales respaldándolo, pues son una garantía para deportistas y otros socios.
Son también un blindaje a la inversión, pues si un atleta entra con un ticket menor, es consciente que habrá otros socios liderando en el aspecto financiero. De esta forma, se diluye el riesgo para el deportista. Además, otra forma de protegerlo es separar al equipo encargado de asesorar en las inversiones del gestor de patrimonio, de forma que siempre haya un doble control sobre el dinero que se puede colocar sin poner en riesgo su capital.
Finalmente, Prieto advierte diferencias significativas entre Europa y Estados Unidos. La cultura de deportistas inversores está ampliamente extendida allí. También por las diferencias de contratos que permiten mucha más liquidez. Eso ya ha reconfigurado la figura del manager. Un ejemplo es Kevin Durant, en cuyo vehículo inversor también está su agente, quien se encarga de todas las operaciones.
“A veces es más importante que entre Durant o LeBron en una empresa que cualquier fondo, porque le está aportando una legitimidad mayor”, explica el directivo. Sin embargo, en España es una cultura que aún no está muy extendida en comparación a Estados Unidos. Primero, por el propio patrimonio de los atletas, con salarios inferiores a las grandes ligas en la mayoría de casos. Segundo, por la propia cultura emprendedora.
Es un escenario que deja abiertas más oportunidades. “Ahora la gente ya piensa en David Beckham o Gerard Piqué como referentes en este sentido, pero aún existe la oportunidad de estar entre los pioneros. Es mucho más difícil que un jugador destaque en la NBA por esta faceta porque las grandes estrellas ya lo han convertido en algo habitual”.
En cuanto a los sectores más relevantes, destacan los criptoactivos, la tecnología, la utilización de activos en plataformas de coches o casas compartidas, plataformas de acceso a servicios, la salud o la nutrición, entre otros. También los que buscan un impacto social siguen cobrando peso cada año.