A nadie contentó el final de “Juego de Tronos” (Game of Thrones) del mismo modo que a nadie le gustaron las formas de los principales clubes europeos de presentar la Superliga. Todos los proyectos presentan dificultades pero es imperdonable que las provoquen los propios promotores. Y este es uno de los principales errores que han cometido los clubes de la Superliga, no han sabido comunicar de manera eficaz su objetivo y en consecuencia no se ha conseguido la empatía de socios y amantes del fútbol con este proyecto.
El secreto del éxito de Game of Thrones fue conseguir la fidelización del espectador a través de una buena historia perfectamente narrada. La libertad era total para desarrollar a los personajes principales y secundarios, empleando el tiempo que fuera necesario para ello. El público quedaba atrapado en la narración al sorprenderle los continuos cambios de guión y el hecho de ir perdiendo temporada tras temporada a los protagonistas que creía imprescindibles para la trama.
Hasta entonces personajes y tramas se descubrían y desarrollaban a medida que avanzaba la historia, de manera impredecible consiguiendo escenas brillantes, fraguadas durante largo tiempo por los guionistas. Los seguidores recordaran a “Hodor”, y el origen de su nombre “Hold the door”. Convirtiéndose en uno de los secundarios más relevantes de la historia que, de manera épica ofrece su vida para salvar a Bran Stark, uno de los personajes principales de la serie.
En cambio, en la parte final de la serie cambió la estrategia narrativa. Juego de Tronos perdía su esencia en el desenlace, en lugar de dejar que la historia y sus personajes fluyeran como hasta el momento se impusieron las exigencias de acabar las tramas en un plazo y con un final predeterminado. Este cambio de estrategia narrativa desvirtuaba la forma de contar la historia, la desnaturalizaba dejando descontento a los espectadores.
Y eso mismo es lo que ha pasado con la Superliga. Los clubes de fútbol se encuentran perdidos al cambiar su estrategia y anteponer sus necesidades económicas por encima de todo y sin contar con los socios y aficionados. Parecen haber olvidado la esencia del fútbol y de la competición. El fútbol es algo más y necesita conciliarse con el negocio para que sea sostenible, sin embargo no vale todo ni hacerlo de cualquier forma. Esta falta de conciliación es lo que ha supuesto que los aficionados no apoyaran la propuesta y desaprobaran el cambio de estrategia al igual que el desenlace de Juego de Tronos, porque les hace desvincularse y dejar de empatizar con la historia.
Queremos ver partidos de fútbol y competiciones que nos sorprendan. Queremos vincularnos e identificarnos con los equipos y ver partidos épicos. Nos gusta ver equipos con menos presupuesto que saben jugar bien sus cartas para poner en aprietos y ganar partidos contra los mejores equipos, conseguir una Liga, Europa League o una Champions. Los equipos alcanzan la recompensa de la victoria mediante la solidaridad, el sacrificio y la cultura del esfuerzo, y no se entiende que determinados clubes permanezcan en la competición al margen de sus resultados.
Se ha tachado a estos clubes y sus dirigentes de soberbios y prepotentes, en este caso nada más allá de la realidad puesto que esta manera de actuar se debe a la necesidad. El hecho de haber anunciado la Superliga con días de antelación a la modificación de la Champions League por la UEFA solo puede responder a una realidad: Los clubes de fútbol se encuentran desesperados y en serios aprietos económicos derivados de la pandemia y de sus estructuras presupuestarias. El único motivo de esta premura y falta de preparación de la Superliga es precisamente por causas económicas. Sin embargo ha sido presentada con una torpeza impropia, lo que hace suponer que seguramente habrá supuesto un pulso a la UEFA para mejorar las condiciones económicas de los clubes impulsores de la Superliga.
Probablemente los clubes más afectados sean Real Madrid y FC Barcelona, precisamente por no ser sociedades, lo que impide que puedan disponer de mecanismos societarios que atenúen esta situación y por tanto se encuentran limitados por sus estatutos sociales. El mundo del fútbol está extremadamente expuesto a los medios, y en estos momentos muy a nuestro pesar eres más lo que pareces que lo que realmente eres. Algo diametralmente opuesto a los valores del deporte y del fútbol, pero que no debemos dejar de entender y aprovechar.
En conclusión, el mundo del fútbol y los clubes deben conjugar el equilibrio entre deporte y negocio. Y la gestión deportiva de un club de fútbol no solo debe centrarse en mejorar sus ingresos. La estrategia de los clubes no pueden basarse exclusivamente en sus necesidades económicas. De ser así como hemos visto con la Superliga, se pierde la esencia y el cambio de estrategia provoca que los socios y aficionados se desvinculen de los intereses de los clubes. Quizás fuera bueno que ese nivel de compromiso entre clubes sirviera para intentar limitar los gastos y salarios de jugadores más allá de las políticas de Fair Play financiero.
Los clubes europeos de la Superliga han fracasado al no conseguir empatizar con socios y aficionados. Tal y como dice la serie a la que nos hemos estado refiriendo: Winter is coming y el modelo empieza a ser obsoleto para la sostenibilidad de los clubes. La relación entre los principales clubes de fútbol y UEFA en cuanto a las principales competiciones debe adaptarse también a la nueva realidad. El fútbol es un deporte tradicional que ha de verse con un nuevo prisma. Debe interpretarse con una visión transversal, poniendo énfasis en la innovación, la aplicación de nuevas tecnologías, teniendo en cuenta el sector media & entertainment y su relación con los nuevos derechos televisivos.
El reto se encuentra también en los modelos de gestión (management) de estos clubes. Son necesarios nuevos directores de orquesta que aglutinen la sensibilidad y creatividad necesaria para llevar al siguiente nivel a los clubes europeos de acuerdo con la nueva y futura realidad. Ser capaz de entender y avanzarse al invierno que viene nos hará más competitivos, sin olvidar que debes conseguir que todos ganen para que se sumen a este proyecto.
Juan Manuel Guillén, director jurídico de Legacy by Guillén & Associates.
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