Smart Fit arranca 2023 con paso firme. La cadena brasileña de gimnasios del grupo Bio Ritmo cerró el primer trimestre del año con niveles de facturación que superan con creces los que obtuvo en el mismo periodo de 2019. En total, la compañía facturó 982 millones de reales (180 millones de euros), un 58% más que en 2022 y casi el triple que en 2019, cuando movió un negocio de unos 373 millones de reales (68,3 millones de euros). 

La empresa volvió a la rentabilidad, pues ganó 105 millones de reales (19,2 millones de euros), dejando atrás las pérdidas de 75 millones de reales (13,7 millones de euros) registradas en el primer trimestre de 2022. Ello fue posible gracias al incremento de abonados: su masa social se incrementó en un 28% interanual, hasta los 4,1 millones de socios, mientras que el número de gimnasios se elevó un 13%, hasta los 1.231 clubes. 

Eso sí, like for like, sin tener en cuenta las aperturas que se han realizado en los últimos tres años, la base de abonados está a un 96% de lo que se registró en marzo de 2020, cuando los estragos de la pandemia empezaron a notarse en Sudamérica, donde opera Smart Fit. Con todo, en un año la compañía ha ganado poco menos de 1 millón de clientes. 

El 79% de los centros de Smart Fit son propios, y el 21% restantes franquiciados. El grupo brasileño, que además de operar con su marca original también lo hace con los 27 clubes que tiene con Bio Ritmo y O2, tiene presencia en México, y otros países de Latinoamérica, como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Paraguay, Perú, Panamá y, mediante franquicias en El Salvador, Ecuador, Guatemala, República Dominicana y Honduras. Con 634  gimnasios, Brasil concentra un 51,5% del total de centros, por el 21,1% que se localiza en México. El resto se reparte entre el resto de mercados.