Vivir más y con mejor calidad de vida han sido indicadores de bienestar y progreso a lo largo de la historia. Un Santo Grial, un reto, compartido también por una industria deportiva que quiere jugar un papel relevante en la salud y el bienestar físico y mental de la sociedad. Basta echar un vistazo a la dimensión del sector del wellness vinculado al deporte para identificar su relevancia: facturó 5,6 billones de dólares (5,2 billones de euros) el año pasado y apunta a crecer a un ritmo anual del 8,6% hasta 2027; ello, tras haber registrado un crecimiento del 67% desde 2013, según Global Wellness Economy Monitor 2023. Se trata de una industria también compuesta por la alimentación saludable, el bienestar mental, el turismo de bienestar, los spas o los centros de actividad física.
Son estas dos últimas categorías las que más foco están poniendo en el negocio vinculado a la recuperación física. Es uno de los secretos que explican el éxito de estrellas del deporte como Erling Haaland, Kylian Mbappé, Naomi Osaka o Rory McIlroy. Deportistas de élite que llevan años atendiendo el llamado entrenamiento invisible. Si bien es una tendencia que hasta hace pocos años se limitaba al deporte de alto rendimiento, ahora ha dejado de ser exclusiva de los equipos y deportistas profesionales, ya que cada vez más se está implementando en los centros deportivos de acceso público para favorecer que la sociedad viva más y mejor. Una necesidad de mercado que atienden compañías como Thomas Wellness Group, que lleva dos décadas apostando por productos de estas características. La compañía diseña espacios y asesora a centros deportivos para potenciar el bienestar y la longevidad de sus usuarios.
“Cristiano Ronaldo es una de las figuras que ayudaron a poner de moda la crioterapia, ya que con los vídeos que publicaba en sus redes sociales logró que este tipo de tratamientos llegase a cada vez más gente. Elementos como el frío o los infrarrojos, que ayudan a la recuperación, se han popularizado gracias a la aspiracionalidad de querer entrenar más y mejor”, explica Tomás Junquera, fundador y director general de Thomas Wellness Group.
Potenciar la longevidad de los usuarios es otro de los retos que afrontan los centros de fitness y wellness
En Estados Unidos son cada vez más los centros deportivos conscientes de los beneficios de cuidar el proceso de recuperación. Tanto, que muchos han implementado espacios donde los usuarios pueden finalizar su actividad deportiva. Una tendencia que se prevé que llegue también a Europa y cuya introducción permitirá añadir valor a las instalaciones con un servicio que permite la personalización de la experiencia de cliente. “Si no te recuperas bien, no puedes entrenar porque el descanso es una parte fundamental del entrenamiento. Antes había más desconocimiento, pero ahora los centros pueden ofrecer un proceso de relajación con agua fría con una base científica y controlada. Con un tratamiento de frío de criogénesis tratamos la fibra muscular tras el entrenamiento para que pueda recuperarse mejor, optimizando su riego sanguíneo”.
De esta forma, la recuperación es más eficiente, según el arquitecto responsable de producto Spa H&H de Thomas Wellness Group, Joaquim Pla. La compañía española de equipamiento de fitness y wellness comercializa Starpool Wellness Concept, empresa que provee camas de agua, usadas por jugadores de la NBA para reducir o eliminar el estrés. “Sus equipamientos tienen cuatro pilares enfocados a favorecer la recuperación, evitar el estrés, ayudar a dormir mejor y contribuir a que las personas puedan vivir más”.
La parte de la recuperación está enfocada al rendimiento, especialmente de los y las deportistas jóvenes. Pero, ¿qué hay del cliente senior? Los centros deportivos ya están ofreciendo soluciones para alargar la vida de los mayores a la vez que cuidan su autonomía. Potenciar la longevidad de los usuarios es otro de los retos que afrontan los centros de fitness y wellness. Una misión clave, sobre todo teniendo en cuenta la evolución de la esperanza de vida. En España se situá en 83 años, más de diez años más que en la década de los setenta, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El aumento de la curva de edad es un dato que corrobora que los españoles cada vez se cuidan más para vivir más años.
“Si con el recovery buscamos pisar el freno, con el longevity spa queremos dar marcha atrás. Es decir, restar años a la edad metabólica”, incide Junquera. El reto para los centros deportivos es complementar los hábitos saludables de sus usuarios con elementos preventivos en los que se pueden planificar y desarrollar programas de regeneración y tratamientos específicos. “Nadie quiere llegar a los cien años sentado en una silla. Cada vez se busca más vivir con calidad. Hay mucha conciencia acerca de la prevención entre los clientes y los operadores”, añade.
Esta preocupación creciente por cuidarse de forma prolongada se traduce en espacios diseñados para este fin, como los spa. “El equipamiento debe estar implementado en un espacio agradable, relajante y receptivo posible. Un spa es un sitio al que entramos con los sentidos abiertos a recibir las influencias del entorno: desde la iluminación al olfato, el sonido o el tacto, todo ello es muy importante. Por eso buscamos provocar sensaciones”, describe Pla.
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