El sector de los centros deportivos y campos de golf retoma las negociaciones del convenio colectivo casi dos años después. En una reunión celebrada hoy, la parte empresarial y laboral han dado pasos adelante para empezar a trabajar en el que será el V Convenio Colectivo de las Instalaciones Deportivas, un marco laboral que afecta a las compañías y empleados de gimnasios públicos, privados y campos de golf. La subida salarial y la diferenciación entre grupos profesionales apunta a ser el principal caballo de batalla, especialmente en un contexto inflacionista que afecta a empresarios y trabajadores.
En el encuentro han participado UGT y CCOO, por la parte laboral, y la patronal Fneid, la Asociación Española de Empresarios de Servicios Deportivos de las Administraciones Públicas (Aesdap) y la Asociación Española de Campos de Golf (Aecg). Fuentes empresariales y sindicales aseguran a 2Playbook que desde las distintas patronales se han mostrado abiertas a alcanzar un acuerdo de tablas salariales con varias categorías diferenciadas, algo que la parte laboral lleva reivindicando desde que denunció el cuarto convenio en otoño de 2019.
En material salarial, los sindicatos señalan que las tablas de diciembre ya están obsoletas, debido al alza del IPC y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. La reunión ha finalizado con el compromiso de los empresarios de diseñar una propuesta de tablas que, de ser aprobadas la próxima semana, se llevarán a la mesa de negociación para seguir con las conversaciones.
Las patronales se han mostrado partidaria de una subida salarial en los próximos años
Lo que se están planteando los empresarios es una senda de aumento salarial y diferenciación entre categorías profesionales escalonada en los próximos años, lo que conduciría a una vigencia del convenio multianual, probablemente a dos o tres años. Es algo que depende de lo cómodas que estén las partes durante la negociación, y de que no se denuncie el convenio como ya ocurrió en 2019.
“Aceptamos unas pequeñas modificaciones y de subida para este año porque apenas tenemos margen tras la subida del 3,6% por el aumento del SMI, pero la idea es que sea en los siguientes ejercicios cuando esa subida se acerque más a lo que proponen los sindicatos”; explican desde Fneid. La patronal reconoce que las posturas están aún alejadas, pero en ambos lados de la mesa existe la voluntad de seguir negociando.
Los gestores de instalaciones han mostrado su interés en negociar también otros puntos del convenio más allá de la cuestión salarial. En concreto, desean alcanzar un acuerdo de larga duración que dé estabilidad al sector. “Entendemos que quieren plantear una hoja de ruta para varios años, porque este primero no puede hacer ya más esfuerzos económicos”, afirman desde UGT.
Los sindicatos piden una subida de salarios mayor a la que los empresarios afirman poder asumir tras el aumento del SMI
Junto a la propuesta de tablas salariales de la patronal se presentarán otros puntos que Fneid, Aesdap y Aecg consideran importantes. Ahí entran en juego cuestiones como el no abono del complemento de incapacidad temporal en el caso de que el empleado afectado ya no trabaje en la compañía. Otra de las reivindicaciones empresariales es convertir el plus de transporte en un concepto salarial, ajustar las vacaciones para que los empleados puedan tomarlas por bloques, en lugar de seleccionando días sueltos. También piden que los días de asuntos propios sean proporcionales a la duración del contrato.
En cuanto a las horas complementarias, desde la parte sindical se afirma que la patronal busca modificar el tratamiento. “Hay trabajadores que lo piden, pero el convenio no lo permite; se plantea que seamos los sindicatos los que pongamos las condiciones con el fin de velar por que no se abusen de las horas complementarias”, afirman desde UGT.
La regulación de los contratos a tiempo parcial de los fijos discontinuos, un must
En el aspecto donde sí han coincidido las partes ha sido en la regulación de la parcialidad en los contratos fijos discontinuos, algo que la reforma laboral obliga a atender vía convenio. De hecho, se da hasta el 31 de marzo para que esta cuestión quede regulada, puesto que entra en vigor el 1 de abril. “Aún no sabemos si podremos contratar a fijos discontinuos a tiempo parcial a partir de entonces”, afirman desde la parte empresarial. ¿El motivo? La reforma laboral dice que lo debe regular el convenio, pero no aclara que se prohíba la contratación si no está regulado. “Eso provocaría una especie de vacío legal, pero también podría generar problemas”, afirman.
Aunque aún existen discrepancias al respecto, sindicatos y empresarios coinciden en que lo más conveniente es alcanzar un acuerdo por motivos de seguridad jurídica. Además, se ha pactado que las negociaciones sobre este punto sean independientes del resto de cuestiones del convenio. Está por ver si esta cuestión se regulará como parte del cuarto convenio o se introducirá en el que está negociándose, el quinto. “Es una cuestión que no tiene coste para ninguna de las partes”
¿Dónde está la división en este aspecto? Los sindicatos piden que se fijen porcentajes de parcialidad, como podría ser, que dichos contratos cumplan con un 70% de la jornada a tiempo completo. Sin embargo, desde los gestores afirman que dichos porcentajes no pueden ser extensibles a todos los grupos profesionales. El principal motivo es que algunas actividades desarrolladas en los centros deportivos son muy específicas, por lo que sería difícil cubrir algunas horas con profesionales de otras actividades de la empresa.
Se estima que el 80% de los contratos del sector deportivo son a fijos discontinuos a tiempo parcial, pues no es habitual que una empresa contrate a un monitor a jornada completa, bien sea por el sobresfuerzo físico que ello conllevaría a técnicos e instructoras, o porque suelen emplear a jóvenes que compaginan estudios con su trabajo. A ello se suman técnicos especialistas en algunas modalidades, ya sea natación o socorrismo, yoga o cycling, y, en algunos casos, no están formados para realizar clases dirigidas de otras disciplinas.
“Por eso no tiene sentido establecer porcentajes”, argumentan desde la parte empresarial. Hacerlo implicaría que las compañías acaben contratando a menos personal y con perfiles más polivalentes, lo que obligaría a los empleados a formarse en más disciplinas para poder tener jornadas más amplias.