Ritual Gym da el pistoletazo de salida a su plan de expansión en España, donde prevé contar con diez centros en 2024. La cadena de estudios boutique de Singapur ha alcanzado un acuerdo con su masterfranquiciado en España para desarrollar la marca en el país, donde desde 2018 cuenta con un local en el distrito financiero de Azca, en Madrid. Será en la capital española donde iniciará su expansión, con la apertura de un club en el barrio de Salamanca a principios de 2022 en el que invertirá 300.000 euros.
“Queremos probar cómo funciona el modelo residencial en Madrid y su área de influencia con centros propios; si vemos que funciona, lo abriremos a los franquiciados, pues nos gustaría abrir entre tres y cuatro clubes más en esta zona”, explica a 2Playbook Ludovic Holdeberke, responsable de la compañía en España.
Él adquirió la masterfranquicia años atrás, poco después de probar como cliente el concepto Ritual Gym en Singapur. El concepto le enganchó lo suficiente como para captar capital y traer la marca a la Península Ibérica, donde también tiene un acuerdo para crecer en Portugal. Eso sí, por el momento la expansión se centrará en España.
“Si tras probar el modelo residencial de Ritual Gym vemos que no acaba de funcionar porque recibe más de un 30% o un 40% de oficinas, lo expandiremos por las grandes ciudades, como Barcelona, Bilbao o Valencia”, afirma. Será con el apoyo de franquiciados, mientras que en Madrid de momento planea hacerlo con clubes propios para acelerar la consolidación de la marca. También tiene en mente expandir la marca por Chamberí y municipios colindantes, como Pozuelo.
Cada club emplea a cinco personas, de las cuales cuatro son entrenadores que también ejercen de recepcionistas, y una se encarga del mantenimiento. A diferencia de otros centros boutique, los clubes Ritual Gym no cuentan con equipamiento de musculación y cardio, sino con pesas y TRX para entrenar con el peso corporal. Cada cliente tiene entre cuatro y seis metros cuadrados para entrenar en grupos reducidos de hasta diez personas.
Además, los locales deben contar con 150 metros cuadrados y se requiere una inversión de 300.000 euros para acondicionarlos. “Ofrecemos comunidad, porque se entrena en grupo; eficiencia, porque tenemos treinta clases al día de 25 minutos cada una; personalización, porque el grupo no supera las diez personas, y eficacia, porque hay una clara orientación al resultado”, describe Holdeberke.
Antes de la pandemia, el club ubicado en Azca llegó a contar con 220 socios y una elevada tasa de acceso, con 120 clientes que acudían al club todos los días y estaban fidelizados. Tras la Covid-19, el club aún está un 30% del número de clientes que tenía antes de la crisis sanitaria. Al encontrarse en una zona de oficinas, sólo consiguió retener a 70 inscritos.
“Singapur nos permitió adaptar el modelo; de no haberlo hecho, nos hubiéramos visto obligados a cerrar”, afirma Holdeberke. No fue necesario. Si bien el modelo de entrenamiento se ha mantenido, se optimizaron gastos al ajustar el servicio a lo que el mercado español requería, lo que permitió al centro ahorrar un 50%, incluidos el coste del alquiler. “Nosotros incluimos dos semanas de prueba y una sesión personalizada con un entrenador, pero en España muchos clientes no quieren realizarla, así que ahora ya no es algo obligatorio, sino voluntario”, describe.
Además, antes de la pandemia se abría de manera ininterrumpida desde primera hora de la mañana hasta la noche, y ahora el horario está ajustado a los momentos de mayor demanda: de siete a nueve de la mañana, de doce a tres y media de la tarde, y de cinco a nueve de la noche. Por otro lado, la central ha autorizado a Ritual Gym España a trabajar con plataformas de intermediación. “Sin ellos no saldríamos adelante, porque la gente joven recurre a estos servicios para entrenar donde desean”, añade, al subrayar que el apoyo desde la matriz ha sido clave.
“Tenían temor porque querían mantener la consistencia de la marca, pero entendieron que no se podía ser viable manteniendo el modelo pre-coronavirus en una era post-Covid”, afirma. Lo que sí se ha mantenido son los tipos de entrenamiento y los servicios incluidos: ropa para ejercitarse, toalla, jabón, secador… La idea es que los clientes puedan acudir al club sin llevar nada.
Dado que las inversiones en cada club son ajustadas, bastan 100 clientes al mes para alcanzar el break even, según el directivo. Eso sí, las tarifas sitúan a Ritual Gym en el segmento premium, con cuotas de entre 85 euros y 130 euros al mes, en función del horario contratado. “Estoy convencido de que, aunque aún estamos a un 70% de los clientes que teníamos antes de la pandemia, el modelo es rentable”, asegura Holdeberke. La marca también opera en Singapur, con cinco estudios, a los que se suman dos más en Brasil, y un único centro por país en Suiza y Estados Unidos.