El bienestar se ha consolidado como una tendencia y un sector en el que invertir, y el fitness forma parte de ese ecosistema. Fondos de inversión que compran cadenas de gimnasios, inversores que abren clubes franquiciados, entrenadores que suben la persiana de su propio negocio a modo de autoempleo… Las quince principales cadenas de gimnasios han realizado inversiones por 997 millones de euros en construir centros deportivos y equiparlos, según datos extraídos 2Playbook Intelligence, la unidad de inteligencia de mercado de 2Playbook. Algunos son grandes equipamientos, otros son pequeños estudios de entrenamiento personal con una capacidad de facturación acotada a su capacidad para recibir menos clientes. Pero, ¿cuánto cuesta abrir un gimnasio en España?
En función del modelo de negocio, la inversión oscila entre los 120.000 euros que cuesta poner en marcha un Brooklyn Fitboxing y los más de 9 millones de euros que llegan a invertir cadenas como GO fit, Supera o Metropolitan; algunos proyectos han rozado incluso los 20 millones. En el caso de las franquicias, el desembolso inicial se sitúa entre 80.000 euros y 400.000 euros, de los cuales entre el 20% y el 40% se dedica al equipamiento de fitness. Para los clubes premium y concesionales, el gasto en equipamiento se reduce a entre un 10% y un 30% del presupuesto total.
Los profesionales del sector reconocen que todo lo que no sea comprar el equipamiento ayuda, porque no hay que amortizarlo y el desembolso se anota en la cuenta de gastos, facilitando así la gestión del negocio. En otras palabras, el renting “reduce estrés inicial y los costes fijos, mejora el control de la cuenta de resultados del negocio y evita la obsolescencia técnica”, añade Javier Areizaga, director comercial del segmento profesional de BH Fitness. “Todo lo que le evite al cliente un desembolso inicial asfixiante suele ser bienvenido”, recalca. La compañía financia con recursos propios, sin intermediarios financieros, algo que también gusta a los gestores de instalaciones.
“Al buscar financiación, los bancos piden que tengas fondos propios por el 40% del importe que solicitas; eso les da tranquilidad, pero implica contar con capital antes de empezar”, explica Rubén Ruíz, de Xfitness. Esta cadena está en fase de expansión y ha firmado un acuerdo con BH Fitness para que la adquisición de equipamiento no suponga un problema para los inversores y emprendedores.
“Dan facilidades de financiación y son muy flexibles porque permiten hacer cambios de pedido sobre la marcha”, explica el directivo. La fórmula de financiación más utilizada en estos casos el renting, que es la opción que más gusta a los empresarios, porque el proveedor asume el mantenimiento de la máquina durante los 5 años del acuerdo. Finalizado el periodo, el operador puede decidir entre adquirir la máquina abonando su valor residual, o renovar el equipo.
“Con el desarrollo tecnológico que hay, la renovación del equipamiento va a ser mucho más temprana; quizás el periodo de renovación se ha reducido en dos años para así estar al día de las tendencias”, explica Marcos Baroja, consejero delegado de Infinit Fitness, franquicia de gimnasios 24 horas. De ahí la necesidad de flexibilidad.
Así, si por ejemplo durante la pandemia el uso del equipamiento de cardio cae, el operador puede pedir a su proveedor de equipamiento que retire parte de esas máquinas para dar más espacio a las nuevas demandas del mercado, como el entrenamiento funcional o la musculación. Son las ventajas del alquiler de las máquinas, en lugar de la compra, que es una fórmula que apenas se usa en el sector del fitness.
El renting reduce estrés inicial y los costes fijos, mejora el control de la cuenta de resultados del negocio y evita la obsolescencia
“Buscamos un aliado desde el punto de vista de negocio y financiero; no va de comprar máquinas pidiendo un préstamo al banco, sino de que nos faciliten la vida con el alquiler de las máquinas”, afirma. Lo que Baroja valora de BH Fitness es que al modificar el tipo equipamiento contratado, lo incluye en el mismo paquete de renting ya firmado sin necesidad de explorar una nueva financiación. “En momentos de incertidumbre, tener un proveedor que facilite esta financiación ayuda mucho”, explica.
Más aún en un momento en que el alza de la inflación ha provocado que, si hace unos años la inversión para abrir un club era de 600 euros por metro cuadrado, ahora sea de 800 euros por metro cuadrado, lo que supone que un club de 500 metros cuadrados haya pasado de necesitar una inversión de aproximadamente 300.000 euros a 400.000 euros.
Alianzas a largo plazo
El firmar acuerdos con proveedores que vayan más allá de la aportación del equipamiento a cambio de un alquiler también es una de las tendencias. Por ejemplo, el fabricante vitoriano se ha convertido en socio de Baskonia-Alavés hasta 2025, acuerdo por el que ha renovado las máquinas de la ciudad deportiva del equipo del a ACB, en la que también entrena la ciudadanía vitoriana. Así, el centro se ha convertido en un showroom de la marca de fitness.
“Soy partidario de establecer un acuerdo de ingeniería de negocio en el que ganamos las dos partes; este tipo de alianzas dan seguridad al cliente porque son a largo plazo”, explica Borja Junco, gerente del Bakh, una instalación en la que el grupo invirtió 39 millones de euros sólo para su puesta en marcha.
Eso sí, este tipo de acuerdos de partenariado no están al alcance de todos, pues son más fáciles de firmar por parte de instalaciones de gran tamaño y emblemáticas que por parte de clubes de menor tamaño. “Una instalación grande puede dar espacios de showroom a proveedores, y eso permite sellar alianzas entre marcas que nos ven como una instalación interesante”, afirma Junco. Ello, y el hecho de contratar centenares de máquinas de entrenamiento, ayuda a conseguir condiciones de financiación más ventajosas.