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Más allá del entreno: ¿cómo influye el diseño de vestuarios en la experiencia del gimnasio?

En una clara apuesta por mejorar el bienestar del cliente, los clubes deportivos han modernizado los espacios donde los usuarios están antes y después del entrenamiento. Hay consenso: los vestuarios juegan un papel relevante a la hora de fidelizar.

vestuario gimnasio thomas wellness group 1

Mejorar la experiencia del usuario en el gimnasio es una de las metas compartidas por las direcciones de los centros deportivos. En un contexto de competencia creciente, cualquier elemento que aporte valor puede decantar la balanza y contribuir a fidelizar a clientes y a atraer a aquellos que aún no lo son. En esta batalla por la seducción, se persigue alinear la calidad de los espacios y con la de los servicios para optimizar el look and feel de cada instalación. Es un objetivo que no sólo se persigue en la sala de fitness, sino también en cada esquina del club, incluidos los vestuarios.

Estos espacios han dejado de estar anticuados, cerrados y con poca ventilación para convertirse en zonas modernas y funcionales en las que la tecnología cada vez goza de un mayor peso. ¿El reto? Convertirse en un elemento más de diferenciación, ya sea a través de diseños innovadores, apostando por materiales de mayor calidad o durabilidad o integrando soluciones que facilitan y simplifican la estancia de los clientes en un club. Una necesidad de mercado que atienden compañías como Thomas Wellness Group, que lleva varios años apostando por el diseño y el asesoramiento de vestuarios pensados para transmitir confort, intimidad y confianza a los usuarios de los centros deportivos. 

Son uno de los pocos espacios que se encuentran en todo tipo de instalación, independientemente de la categoría del centro deportivo. Son, también, un lugar de paso prácticamente obligatorio para cualquier usuario al inicio y al final de su entrenamiento. Por todo esto, su cuidado resulta indispensable. “En un espacio donde te desnudas necesitas sentir confort, higiene y seguridad. Dice mucho de la instalación y de la preocupación que las propiedades tienen para que los clientes se sientan cómodos”, apunta Tomás Junquera, fundador y director general de Thomas Wellness Group. 

“Los vestuarios son espacios servidores que ayudan a que el resto de zonas funcionen”, añade Gerardo Cid, arquitecto en Thomas Wellness Group. El experto pone de relieve el “impacto visual” que genera en los usuarios, al ser una de las primeras dependencias que ven cuando acuden a entrenar en una instalación deportiva. Su estética suele ser una prolongación de la imagen que busca proyectar el gimnasio. Por este motivo, el resultado final varía significativamente en función del tamaño y segmento de cada centro: “En los boutique el tamaño es más reducido y la experiencia tal vez más tranquilizadora, mientras que en otras instalaciones con mayor afluencia se suele priorizar la vida útil a la sensibilidad”, indica Cid. 

Al igual que el resto de dependencias de los centros deportivos, esta zona  también está viviendo en los últimos años su particular renovación. “Los centros deportivos tienden cada vez más a generar experiencias, y los vestuarios son uno de los sitios más experienciales. Los usuarios agradecen cuando encuentran un espacio cómodo y agradable a los sentidos”, indica Junquera. También aquí el interiorismo ha ganado peso en los últimos años. Atrás han quedado los diseños clásicos y obsoletos. Según detalla Gerardo Cid, arquitecto en Thomas Wellness Group, cada vez se tiende a integrar “más diseño, una iluminación más cuidada, tonos más cálidos de maderas, materiales más duraderos y de mejor calidad y texturas que ayudan a crear experiencias sensoriales”.

“Los centros deportivos tienden cada vez más a generar experiencias, y los vestuarios son uno de los sitios más experienciales"

La estética va de la mano de la funcionalidad, que es el objetivo principal que las direcciones de los centros persiguen en este tipo de espacios. Desde taquillas con luces led a bancos tapizados, pasando por un recorrido que separe las zonas secas de las húmedas. Cualquier elemento o distribución puede marcar la diferencia. Son espacios que se modulan en base a las necesidades del cliente final. “Tras la pandemia hemos visto que los hábitos de los usuarios han cambiado. Eran zonas que generaban cierto rechazo, por eso cada vez se piden vestuarios más amplios, abiertos y limpios, lo que ha propiciado que se apueste por ofrecer más metros cuadrados por persona”, aporta Enrique Ureña, gestor de cuentas de Thomas Wellness Group. Se reduce el número de usos para ofrecer una mayor comodidad. “Cada vez se tratan con más mimo, lo que redunda en un aumento de los usos”, añade. 

Pese a ser zonas húmedas, los vestuarios no han quedado al margen de la revolución digital que viven el resto de secciones de los clubes. Las taquillas, por ejemplo, ya no sólo sirven como espacio de almacenaje temporal. Ahora también pueden ayudar a los gestores. “La introducción de tecnología permite al propietario del negocio controlar el número de usos que tiene, y disponer de estadísticas de entradas y salidas que pueden ayudar a su gestión para lograr una mayor rentabilidad”, complementa Cid. Poder acceder a este tipo de compartimentos con la misma pulsera con la que se entra en el gimnasio o con un código digital simplifica la experiencia del cliente en el centro, ya que le ahorra tener que necesita estar pendiente de llevar una llave o un candado. 

Según Ureña, estos datos contribuirán a crear vestuarios aún más funcionales. “Evolucionarán sobre todo a nivel de tecnología e higiene, lo que contribuirá a mejorar tanto la experiencia del usuario como la rentabilidad del negocio”. Alargar su vida útil con soluciones más duraderas y que optimicen los consumos es otro de los retos de una industria que busca la sostenibilidad y el engagement también en los vestuarios. 

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