Macro Fit frena su expansión por la Covid-19. La cadena de gimnasios, cuyo capital es 100% canario, preveía crecer en Gran Canaria y Tenerife este año, pero ha dejado en stand by sus planes de expansión para no comprometer aún más su tesorería, ya de por sí tensionada en los meses de pandemia. El año pasado, la compañía perdió un 30% de su clientela y del negocio, lo que le llevó a cerrar el año con unas ventas de 11,4 millones de euros.
“La recuperación va a depender de la vacuna, y siendo optimistas esperamos que la recuperación empiece en septiembre de 2021, que sea paulatina y que nos permita recuperar el nivel de ingresos previo a la Covid-19 a partir del segundo semestre de 2022”, explica José Calero, director general de Lude Gestiones y Servicios, la compañía de la que cuelga Macro Fit.
El grupo opera dos instalaciones en régimen de concesión administrativa, tiene ocho contratos de prestación de servicios deportivo y su cadena de gimnasios propios opera ocho instalaciones, para un total de diez complejos en Canarias. Antes de la pandemia daba servicio a 40.400 clientes en total y empleaba a 355 empleados, una cifra que ascendía a 500 personas si se contabiliza el personal dedicado a la prestación de servicios.
“No hemos despedido a nadie ni hemos reducido las horas de trabajo al personal; es el momento de apostar por la plantilla porque sabemos que, cuando todo pase, estarán más contentos y comprometidos”, explica el directivo. El único centro con los empleados en Erte es el de Lanzarote, que está cerrado por encontrarse en alerta tres del plan de desescalada canario.
“Tenemos incidencias muy bajas, y sin embargo no se nos permite operar en fase tres; no sabemos si tendremos que volver a cerrar, lo que provoca incertidumbre en la clientela, y eso se traduce en que tenemos casi 4.000 cuotas congeladas”, explica. Además, la compañía aún no ha devuelto parte del abono que cobró en marzo de 2020, cuando tuvo que cerrar.
“Hemos devuelto el importe a quien lo ha pedido, pero hay un sector que prefiere que le compensemos la cuota cuando vuelva a apuntarse, y sólo lo harán cuando estén seguros de que no tendremos que volver a cerrar”, describe. La consecuencia es una fuerte caída en la rentabilidad de los centros. “Tenemos que operar con un 30% menos de clientela, y tenemos claro que hasta después del verano el beneficio será muy ajustado”, afirma.
Pese a ello, Calero descarta subir los precios de los abonos, y apunta a que la situación económica de Canarias, una región muy dependiente del turismo, provoca que sea inviable elevar las cuotas. “En lo que estamos centrados es en no perder clientes; si para ello debemos reducir el margen, lo haremos”, afirma, al recalcar que bajar precios tampoco es una opción.
Para navegar por el temporal de la Covid-19, la empresa ha frenado sus planes de expansión en Canarias, donde preveía crecer en Gran Canaria y Tenerife. Macro Fit opera cinco centros en Gran Canaria y ve mercado para abrir hasta dos más, mientras que en Tenerife también hay recorrido. “Lo retomaremos en cuanto tengamos más certezas, y de cara al futuro mantenemos el deseo de dar el salto a la península una vez nos hayamos consolidado aquí”, explica. La inversión para abrir un club Macro Fit oscila entre 1,5 millones y 2,5 millones de euros, por lo que la cadena lleva invertidos más de doce millones de euros en abrir sus ocho instalaciones.
De cara al futuro, Calero confía en que el sector del fitness saldrá reforzado de esta crisis. “Muchos se han dado cuenta de la importancia que tiene la práctica deportiva en la salud, y creo que esta industria vivirá una fuerte subida y que a largo plazo alcanzaremos el 20% de penetración de la sociedad”, afirma.
Otro de los retos es continuar siendo un servicio relevante en un momento de boom del at home fitness. “Tendremos que marcar la diferencia con el personal; nosotros no somos un gimnasio digital, ni pretendemos serlo porque ya hay operadores especializados con los que no podemos competir; nuestro negocio y fortaleza está en el servicio presencial”, recalca.