El Covid-19 ha puesto en jaque negocios que tuvieron que bajar la persiana durante el confinamiento, sin la oportunidad de volverla a subir. Y, ante la disponibilidad de locales desocupados, el sector español del fitness ha vuelto a llamar a la puerta de las operaciones corporativas. La cadena de gimnasios Holiday Gym ha decidido emprender este camino y se hecho con uno de los dos centros que la cadena Fraile Gym cerró en Ibiza en abril.
Se trata de una instalación ubicada en el número 9 de la calle de Calcalde Bartomeu Rosselló Sala, a las afueras de la capital pitiusa, que se ha convertido en el primer club que Holiday Gym abre fuera de la Península Ibérica. Para captar al público turista, la compañía comercializa pases de un día, de una semana, una quincena y hasta un mes, además de los abonos mensuales que permiten pagar por adelantado hasta un semestre.
La instalación cuenta con zona de cardio y musculación, espacio para hacer estiramientos y próximamente habilitará una zona exterior de entrenamiento funcional. La compañía no ha comunicado cuánto recursos invertirá en este nuevo espacio, ni en realizar el rebranding de la instalación.
Esta es la primera apertura que realiza Holiday Gym desde que en febrero de 2018 puso en marcha un club en Elche. Un año antes abrió con su tercer club en Alicante y, en la actualidad, suma cuatro instalaciones en la Comunidad Valenciana, una en Zaragoza y catorce en Madrid y alrededores. En la capital española está preparando la apertura de un club en Moncloa, en el barrio de Ciudad Universitaria.
Holiday Gym, que no abría gimnasios desde 2018, tiene una veintena de clubes en España
En la actualidad, suma una veintena de instalaciones en España y 36 años de experiencia en el sector, lo que convierten a la cadena fundada por Luis Guerra en una de las más veteranas del sector.
El otro club de Fraile Gyms que tampoco volvió a abrir tras la cuarentena se encuentra en el municipio de Sant Josep. Si bien la cadena afirmó estar trabajando para “conseguir nuevos locales para que estos dos centros vuelvan a estar operativos”, justificó el cierre al afirmar que “no se pudo llegar a un acuerdo sobre los alquileres con los propietarios, que querían cobrar íntegramente el alquiler, aunque el Gobierno nos haya obligado a cerrar por el Covid-19”.
Un año que empezó con operaciones corporativas
Corrían los primeros días de enero cuando BeOne-Serviocio confirmó la compra de dos centros deportivos de la gestora AQA en Ourense y Valencia. Fue un movimiento con el que la compañía anticipó que llegarían otras operaciones corporativas, si bien el Covid-19 ha dejado en pause algunas compra ventas que debían cerrarse durante el primer semestre de 2020. “Hemos tenido que retrasar algunos de los proyectos que teníamos lanzados, pero creemos que debemos poner luces largas a la hora de analizar la situación”, apunta Roberto Ramos, consejero delegado de BeOne.
Las cadenas afirman que la crisis sanitaria ha provocado el cierre de centros independientes que podrían pasar a manos de operadores más grandes y con fondos de inversión en su accionariado. El ejemplo es Holiday Gym o Fitup, que ha integrado dos franquicias en Salamanca y Gijón con las que llevaba tiempo negociando, aunque está situación de alarma ha facilitado la firma definitiva.
Antes de que la pandemia del coronavirus obligara a los centros a detener su actividad, Viva Gym Group fue otra de las cadenas que firmó operaciones corporativas, como la adquisición del 66% de la cadena mallorquina Happy Gym. También cambió de manos Rock Gym, pues la compró la cadena CR7 Crunch Fitness, que nació a partir de una joint venture entre la estadounidense Crunch Fitness y el futbolista Cristiano Ronaldo.
Altafit también incorporó clubes independientes en los primeros meses de 2020, pues integró un antiguo Body Factory en Cádiz, un Mediafit en Chiclana y otro en San Fernando. También se hizo con un club Avant Fitness Club (del grupo Accura) en Zaragoza y con el centro World Fitness Gym en Vizcaya.