Han pasado nueve desde que Gymage reconvirtió los antiguos cines Luna de la Gran Vía de Madrid en un club urbano de deporte y ocio. Ese es el tiempo que ha necesitado su fundador, Carlos Enguínados, para exportar el modelo a Miami Beach, una de las mecas del fitness de Estados Unidos, el principal mercado de los gimnasios del mundo. Tras realizar una inversión de 2,8 millones de euros en esta instalación, el director general de la compañía se plantea diversificar el negocio acercando el fitness a otro de los atractivos de la zona: el turismo.
“Estamos haciendo colaboraciones con hoteles para ofrecer entrenamiento personal; nos ubicamos en una zona turística y ofrecemos tarifas flexibles para que puedan venir a entrenar”, explica Enguídanos a 2Playbook. La compañía espera contar con 1.000 clientes, contando los abonos mensuales y los pases de día y de fin de semana. Como parte de la inversión de 2,8 millones, se construirá una terraza en la azotea para habilitar una zona de restauración. “Con 700 clientes al mes ya alcanzaríamos el breakeven”, afirma desde Miami.
El formato gusta en Estados Unidos, pues cuatro meses después de abrir el centro ya ha despertado el interés de inversores que desean replicar el modelo de club en otras ciudades de Estados Unidos en régimen de franquicia. Se trata de un concepto de instalación con sala de fitness y sin técnicos de sala, como sí ocurre en España.
Ello abarata los costes asociados a la instalación, que se ha adaptado a un mercado, el estadounidense, donde la atención personal se paga vía entrenamiento personal, algo que sí ofrece Gymage en Miami. “Tenemos algo diferenciador; en EEUU los gimnasios parecen oficinas con máquinas para entrenar, son tradicionales, no permiten a los clientes usar el teléfono o sacarse selfies; es justo eso lo que buscamos nosotros”, afirma.
Enguídanos utiliza el término social fitness en varias ocasiones, recalcando la importancia de convertirse en un punto de encuentro de la gente que busca cuidarse y pasar un rato en el club, sea entrenando o no. “Queremos ser menos rígidos y serios, y para ello la interacción con el cliente es importante”, afirma.
“Es un proyecto tan personal que no sé si aceptaría la oferta de un fondo de inversión que quisiera abrir diez instalaciones; no quiero que se pierda el alma del proyecto porque es lo que lo posiciona de una manera especial”, asegura. Su rechazo a dejar la marca en manos de terceros implica decir no a socios inversores que podrían impulsar el crecimiento de una cadena que requiere de elevadas sumas de dinero para crecer.
De hecho, de los 2,8 millones de euros que precisa el proyecto (azotea incluida), un millón se ha destinado al club. El resto ha ido a parar a la terraza, que se construirá más adelante, y a cubrir las facturas de otros servicios contratados, como el jurídico o el bróker para dar con la ubicación adecuada.
De cara al futuro, Enguídanos plantea el crecimiento con negocios complementarios al club. “Alquiler de yates de lujo, motos de agua, hoteles y centros de cuidado personal podrían ser opciones”, afirma, tras haber recibido ofertas para llevar el modelo Gymage a otras dos ciudades de Estados Unidos. “No veo por qué tendría que replicar el modelo tal cual se ha concebido en Miami, pero en Los Ángeles sí le veo opción de crecer”, afirma. ¿Y España? “No tenemos planes de expansión, pero no cerramos la puerta a ello”, apunta.