Fightland deja en ‘standby’ su expansión en México, Barcelona y Zaragoza tras la pandemia

La cadena de estudios ‘boutique’, especializada en boxeo sin contacto, confía en que tras la crisis se darán oportunidades de crecimiento mediante la compra de clubes y gracias a la caída del precio del alquiler.

Fightland Chamberí

Fightland aplaza sus planes de cruzar el Atlántico y expandirse en México. La cadena de estudios boutique, especializada en boxeo sin contacto ha dejado en standby la apertura de un club en el país azteca. Esta debía ser su primera apertura fuera de España, pero la pandemia ha obligado a la empresa a centrar su operativa en los centros ya abiertos y atrasar sus planes de expansión.

“Teníamos un proyecto muy interesante en México, pero lo hemos frenado porque es un país con muchos casos; hemos hecho lo propio en Barcelona y Zaragoza por el mismo motivo”, explica a 2Playbook César Barbosa, director general y cofundador de la compañía. El plan era crecer con franquicias en esos territorios, donde varios inversores habían manifestado interés en abrir un club.

El empresario se muestra optimista pese al freno de la expansión y que han sufrido una caída del 40% en el número de clientes y el negocio. En Madrid y Sevilla los clubes están operando al 100% de la capacidad que permite el aforo limitado, “lo que nos hace pensar que, cuando la situación se recupere, los clientes volverán a los gimnasios”, afirma.

En la actualidad, Fightland opera nueve instalaciones en Madrid (5), Alicante, Barcelona, Sevilla y A Coruña. Cuatro son centros propios y el resto son franquiciados, con los que firma contratos por diez años y que exige un canon de entrada de 25.000 euros, por los 18.000 euros que pedía cuando arrancaron en 2014.

Fightland opera nueve instalaciones en España, con Madrid como principal área de influencia

El pago de un fee mensual del 6% de la facturación a la central y un 1% por publicidad incluye el know how, la selección del local, la puesta en marcha del club y el asesoramiento durante todo el proceso. La compañía busca inversores y sobre todo un perfil de asociado que abra un Fightland como autoempleo. Con 250 clientes por centro se alcanza el break-even.

Abrir un club exige aproximadamente 200.000 euros en obra civil y 25.000 euros de equipamiento, con dos años de plazo para amortizar la inversión. El modelo de negocio se basa en abonos por sesiones, siendo la suscripción más habitual la de dos días por semana a 55 euros. “Nuestro cliente medio no sólo entrena en Fightland; juega a pádel, sale en bici, y nos gusta que sea así porque nososotros somos especialistas en boxeo, no abarcamos más disciplinas”, añade, al defender la complementariedad de esta cadena con otras del sector.

En cuanto la empresa pueda retomar su expansión, el plan es crecer en ciudades de al menos 500.00 habitantes, con Zaragoza, Málaga y Bilbao en el radar. “Hay excepciones en ciudades de menor población que nos encajan por su renta por cápita, como Marbella”, reconoce. También admite que se espera que el mercado inmobiliario facilite el crecimiento del sector de los gimnasios, ya sea por el cierre de centros independientes o porque “se espera una corrección a la baja en el mercado”, como ya ocurrió tras la crisis de 2007.

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