El creciente interés del usuario hacia su bienestar ha provocado una revolución en el mundo del fitness. Wearables para monitorizar su salud y entrenamiento, contratación de un entrenador personal para ponerse en forma o preparar una carrera e incluso acudir a un fisioterapeuta cuando no existe lesión, sino simplemente la motivación de sentirse mejor. Los consumidores, cada vez más, están dispuestos a realizar una mayor inversión en su propia salud y ese interés impacta de lleno en la industria del fitness. Lo que en un pasado era un servicio premium o exclusivo, ahora, ha logrado una popularidad que ha conllevado mayor variedad de precios y que sea más alcanzable para los interesados. ¿La tendencia? Un entrenamiento en grupos reducidos, personalizado y conectado.
Manel Valcarce, director ejecutivo en la consultoría deportiva Valgo Investment y organizador del Congreso Nacional Personal Trainer, resalta uno de los aspectos de esta personalización: “El entrenador tiene que conocer muy bien a su cliente, segmentar los tipos de público y sus necesidades concretas”. El servicio impacta en cuestiones relacionadas con la salud y la nutrición, sin obviar en los planes de entrenamiento.
El entrenador se ha erigido como una figura clave en este proceso. El fácil acceso del usuario a entrenadores a través herramientas online y esa personalización provocan que el cliente contrate este servicio para “sentirse más parte de la comunidad del fitness y diferenciarse de otro servicio más tradicional”, admite el experto. Además, la motivación, la cercanía o la interacción entrenador-usuario provoca que el consumidor entre en un proceso de satisfacción mayor de lo aparentemente ofrecido en un principio. De ahí que el técnico emerja como una figura clave en la fidelización de abonados a un club.
La figura del entrenador es esencial para fidelizar al usuario
Si bien el fitness está en una constante evolución, tras la pandemia se han reafirmado dos tendencias que ya estaban consolidadas: la primera, la mejora del físico y la salud con entrenamientos de fuerza. La segunda, los entrenamientos guiados en grupos muy reducidos, que favorecen esa personalización al cliente en un momento en que huye de las aglomeraciones. Valcarce añade que “ha habido un decrecimiento en práctica e interés de la zona de cardio influido por el uso de las mascarillas en estos espacios”.
Otra de las tendencias cada vez más palpables en los centros de fitness es la implementación de la tecnología. Esa monitorización la aportan “indicadores o dispositivos que ayudan a medir el rendimiento del usuario, además de permitir un análisis más exhaustivo del profesional”. Estos dispositivos para monitorizar el entrenamiento pueden estar incorporados directamente en el equipamiento deportivo o en las pulseras de actividad, que registran directamente el entrenamiento para el usuario. Empresas como Technogym han integrado estos sistemas en su equipamiento.
Por otro lado, el entrenador ha entrado en el proceso de captación y fidelización del cliente. Más allá de la relevancia de los departamentos de ventas o marketing en este proceso, la figura del entrenador es esencial para que el usuario de los centros de fitness permanezca en el club. Según el experto, la interacción con el cliente es clave para que este proceso de fidelización ocurra y pueda llegar a la siguiente fase: la recomendación del cliente a otros futuribles usuarios. En este sentido, que los técnicos adopten “habilidades en ventas y comunicación”, además de apostar por “una certificación mínima y formación continua”, son clave.
Los entrenamientos en grupos más pequeños han provocado un boom en los servicios outdoor. Sin embargo, esto genera un reto, ya que se detecta una falta de formación o preparación por parte de algunos técnicos que llevan esta clase de entrenamientos. Se requiere una mayor regulación para que exista una red más organizada en los entrenamientos al aire libre en los que se asegure la seguridad y protección física para cada usuario. Es una tendencia que va a ir al alza.
El Consejo Superior de Deportes (CSD) se ha comprometido a aprobar la primera Ley de profesiones deportivas de ámbito estatal. El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, trabaja en regular la práctica de actividades deportivas que se llevan a cabo en sus playas, donde tras la pandemia ha aumentado el número de entrenadores que imparten disciplinas de todo tipo, desde fitness hasta voleibol.
Todas estas cuestiones se abordarán en la octava edición del Congreso Nacional Personal Trainer, que tendrá lugar en el auditorio del Comité Olímpico Español (COE) el próximo 21 de mayo se organiza. Manel Valcare explica que “este acto está enfocado a todo público profesional relacionado con el fitness” y se muestra la proyección futura del sector, tanto en aspectos estrictamente deportivos o nutricionales como marketing o tendencias tecnológicas. Además, el congreso cuenta con el patrocinio de Technogym, fabricante italiano de equipamiento deportivo.