DiR vuelve a llamar a la puerta del pequeño inversor para aliviar sus tensiones de tesorería. La cadena catalana de gimnasios ha recurrido al mercado de renta fija para aplazar el pago de la deuda suscrita con los bonistas, según ha podido saber 2Playbook. La empresa ha convocado a los acreedores que participaron en la primera emisión de bonos simples de la empresa, con el fin de proponerles diferir la fecha de vencimiento y amortización de los mismos, así como revisar el tipo de interés.
Se desconoce cuál es el importe a refinanciar, pero la compañía empezó a emitir bonos por 4,9 millones de euros en tres tramos en mayo de 2009: por 2,5 millones (serie AC), por 1,5 millones (serie AA) y por 999.000 euros (serie AB). Entre febrero y mayo de 2019 se refinanciaron estas tres series con distintos vencimientos: la primera hasta marzo de 2025, la segunda hasta junio de 2022 y la de menor importe hasta junio de 2021. Para esta última, DiR ya convocó a sus pequeños inversores para aplazar el pago y la amortización el pasado abril.
Esta no es la primera refinanciación de bonos que DiR propone a sus inversores desde que estalló la pandemia. El pasado septiembre los convocó para refinanciar 2,5 millones de euros que firmó en 2011 a través de la sociedad Gran de Gracia. Aquel pago vencía en noviembre de 2020, y en su día lo firmó con el objetivo de destinar 300.000 euros a las mejoras del centro DiR Seven y a poner en marcha un nuevo gimnasio, DiR 22@, con una inversión de 2,16 millones de euros, que no llegó a construirse.
La compañía presidida por Ramón Canela empezó a recurrir al mercado de bonos en 2003. El objetivo era disponer de liquidez para mejorar sus centros y abrir nuevos gimnasios. En total, la matriz de DiR tiene obligaciones no convertibles en acciones por 7,1 millones de euros, la mayoría contraídas con los propios abonados de sus gimnasios, según se desprende de las cuentas de la compañía en 2019. Ello, sumado a las deudas con entidades de crédito y con otras entidades del grupo, supone un pasivo financiero de 16,7 millones de euros a cierre de 2019. Eso sí, las cuentas consolidadas elevaban la deuda financiera neta hasta 19 millones de euros.
Teniendo únicamente en cuenta las cuentas individuales de matriz, la deuda con la banca se elevaba a 7,9 millones de euros, de los cuales 6,8 millones tenían vencimiento en marzo de 2024. Su principal acreedor bancario es el BBVA, con el que tenía comprometidos 3,6 millones de euros en el año previo a la pandemia. De este importe, 2,1 millones de euros se firmaron a través del Institut Català de Finances (ICF). La deuda con Banco Santander es de 2,1 millones de euros, de los cuales algo más de 700.000 euros se firmaron con Banco Popular. Entre los acreedores también está Banco Sabadell, con 885.000 euros, Bankinter, con cerca de 700.000 euros, CaixaBank y Deutsche Bank.
DiR cerró 2019 en beneficios y con unos ingresos de 50,3 millones de euros, lo que supuso un incremento del 7,4% de la facturación respecto al año anterior, y un resultado antes de impuestos que superó los 700.000 euros. Se desconoce cuál ha sido el impacto de la Covid-19 en sus cuentas, pero Ramón Canela admitió el pasado enero a E-notícies que la caída mensual de los ingresos durante los cierres temporales se elevaba a 4 millones de euros.
Por todo ello, pidió un rescate al Gobierno español por 25 millones de euros tras recibir apoyo vía préstamo participativo de 2,6 millones de euros a cinco años a través de Avançsa, empresa pública controlada por la Generalitat de Catalunya. Además, la empresa ha firmado créditos ICO por 4 millones de euros.
En la actualidad, el grupo de gimnasios opera 14 clubes BDiR, club de formato más pequeño y, en su mayoría, gestionados por franquiciados, un boutique de boxeo Jambox y veinte instalaciones de su marca original DiR, la mayoría de ellas propias y cuatro operados por terceros. Contado los 44 estudios YogaOne, la empresa cuenta con 79 instalaciones propias y franquiciadas.