El fitness alemán demuestra su fortaleza ante la Covid-19, aunque no sale indemne al virus. La industria alemana de los gimnasios cerró 2020 con unas ventas agregadas de 4.160 millones de euros, un 24,5% menos que en el mismo periodo del año anterior.
El motivo principal es el tiempo en que los clubes estuvieron sin facturar debido a los cierres temporales, así como el descenso del número de clientes. Los gimnasios de ese país registraron una caída del 11,7% del número de abonados, que se redujo hasta 10,3 millones de inscritos, según los datos de Dssv, la patronal del sector en ese país.
La mayoría de bajas se registraron cuando los gimnasios volvieron a abrir; de hecho, el 1,4% de las bajas se realizó durante el parón. Los centros deportivos cerraron entre mediados de marzo y de mayo, y también más adelante, a partir de noviembre, debido a la segunda ola. Por el momento, estas instalaciones no han vuelto a operar y, durante los periodos de cierre, se han registrado un 1,4% de bajas. Esta caída del 11,7% en el número de clientes durante 2020 provocó que la tasa de penetración del fitness en el mercado alemán cayera del 14% de 2019 hasta el 12,4%.
Son datos que demuestran que la industria alemana del fitness encajó mejor el golpe de la Covid-19, puesto que en España la patronal de los gimnasios cifró en un 50,3% la caída del negocio, que, según las previsiones, fue 1.200 millones de euros.
La caída de las ventas en el mercado alemán no ha sido tan pronunciada, en gran medida, porque en dicho país los contratos con los clientes suelen tener permanencia obligatoria, son menos flexibles y, en algunos casos, son acuerdos anuales. Esto ha permitido a los operadores seguir cobrando las cuotas durante el cierre temporal.