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¿Cómo debe reinventarse el modelo Barcelona de gestión de centros deportivos municipales?

Cuatro de los impulsores del sistema de gestión y desarrollo de instalaciones deportivas basado en la colaboración público-privada en la capital catalana debaten sobre los retos y amenazas que afronta en el futuro.

Gestiona model barcelona museo olimpico juan antonio samaranch

Barcelona busca redefinir el modelo de gestión de centros deportivos municipales que convirtió a la capital catalana en una referencia de la colaboración público-privada en la gestión de instalaciones a nivel estatal a finales del siglo pasado. Cuatro de los creadores del denominado modelo Barcelona debatieron en una mesa redonda organizada por Gestiona, la asociación catalana de gestores de centros deportivos municipales, sobre la erosión, las amenazas, los retos y las oportunidades que afronta un sistema reconocido a nivel global que aspira a renovarse para no quedar obsoleto y lograr un impulso similar al que obtuvo a partir de los Juegos Olímpicos de 1992. ¿El objetivo? Reimpulsar un modelo de gestión que fue globalmente admirado, pero que ahora necesita un nuevo impulso para superar las amenazas del presente. 

Pero, primero de todo ¿en qué consistió el modelo Barcelona? Marta Carranza, quien fue comisionada de deportes del Ayuntamiento de Barcelona y responsable de la política deportiva de la capital catalana, lo definió a partir de tres conceptos: “Puso la actividad física y el deporte al alcance de la mayor parte de la ciudadanía; cedió el uso de los centros deportivos que se estaban construyendo a entidades deportivas para que agilizasen su gestión y reinvertió los beneficios que se obtuviesen de las cuotas de los abonados en mejorar la práctica deportiva”. “Fue una fórmula de éxito envidiada en todo el mundo”, amplió. Según datos aportados por Gestiona, los centros deportivos municipales de Barcelona daban servicio a más de 180.000 abonados en marzo, un 10% menos de los que tenía antes de la pandemia. La cifra se eleva por encima de los 250.000 usuarios si se suman los inscritos en cursos. 

Manel Ibern, exnadador olímpico y exdirector de deportes del Ayuntamiento de Barcelona, recordó que uno de los aspectos diferenciales del modelo Barcelona fue “dar el protagonismo de los programas deportivos a las entidades deportivas”. Más que de un “modelo de gestión de los operadores”, lo definió como una “apuesta política”. Una estrategia que reivindica que debe mantenerse intacta en la actualidad. “Esto es un modelo político que tiene que definir una serie de objetivos deportivos”, planteó. 

Para lograr este objetivo de la promoción deportiva, el consistorio contó con un valioso aliado: los operadores privados. “El modelo Barcelona se basó en una cooperación público-privada llena de complicidad”, indicó Rafel Niubò, fundador de la Unió Barcelonesa de Activitats Esportives (Ubae) y ex secretario de deportes de la Generalitat de Cataluña. 

Debe seguir existiendo una cooperación estrecha entre operadores y administración, como se ha dado hasta ahora, pero sin que se pierda el concepto de carácter público de los centros”, añadió Ibern. El resultado de esta asociación, recordaron los ponentes, permitió que pequeñas entidades deportivas se convirtieran en “grandes empresas que han profesionalizado la gestión de los centros deportivos”. 

Esa cooperación público-privada nació tras un extenso diálogo entre los distintos agentes y entidades del sector deportivo. “Fuimos encontrando el modelo gracias a la participación de muchas personas. Surgió tras muchos años de presión social, de las iniciativas de clubes y asociaciones, lo que propició que funcionase en la diversidad de barrios e instalaciones durante más de tres décadas”, comentó Enric Truñó, concejal responsable de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. “El legado que recibimos fueron entidades que no entregaban documentos o que pagaban en negro. Pusimos orden a todo aquello, empezamos a lanzar las primeras concesiones y tuvimos la habilidad para colocar, dentro del mapa de los Juegos, una serie de espacios deportivos cuya utilidad iba mucho más allá de esa cita”, relató. 

El modelo Barcelona no ha sido ajeno al paso de los años. Según sus creadores, actualmente presenta una serie de “problemas, contradicciones y deficiencias” que habrá que subsanar en los próximos años. “Los contextos cambian: la oferta que generó en su momento creó un sector económico más potente de lo esperado, el know how se quedó lejos del Ayuntamiento, en las empresas, y surgió una nueva competencia privada basada en el low cost. Todo ello provocó una pérdida de confianza entre gestores y Administración”, advirtió Carranza. ¿Su receta de cara al futuro? Apostar por “reforzar la oferta de servicio público de calidad, poner en valor ese servicio y volver a dar apoyo al asociacionismo deportivo, potenciarlo con el modelo actual”. 

 

Proteger a los clubes sin alejarse de las empresas

Potenciar y preservar precisamente ese tejido deportivo, formado por centenares de clubes sociales y deportivos que preservan determinadas modalidades deportivas mientras conviven con empresas privadas, es otro punto diferenciador del modelo Barcelona, según coincidieron sus ideólogos. “El verdadero patrimonio es la institución, no el edificio”, incidió el fundador de Ubae, que instó a la administración a “procurar que los clubes no mueran, porque en los últimos 40 años ya han desaparecido más de 1.000 entidades deportivas”. Para ello, reclamó que los pliegos que regulan las condiciones de las concesiones administrativas tengan en cuenta la labor de fomento del deporte base de los clubes. 

“La preeminencia económica da paso a pensar que sólo deben existir los programas deportivos rentables, pero hay muchos que son necesarios para la población y que, aunque no sean rentables, deben existir. Es un problema que la administración debe solucionar sin romper el modelo ni alejarse de las empresas”, coincidió Ibern. El exgerente del Club Natació Atlètic-Barceloneta advirtió que la Ley de contratos del sector público “distorsiona el modelo Barcelona en la medida que da prioridad a la parte económica”. Además, instó a la administración a frenar la compraventa de concesiones, un “espiral peligroso que podría poner en riesgo el modelo”. 

El contexto actual, con una red de centros formada, ordenada y consolidada, y un ecosistema en el que conviven operadores privados, clubes y administraciones, con directivos cada vez más profesionalizados, plantea nuevos retos. “Cada vez tenemos más clubes y entidades centenarias, dirigidas por gestores del siglo XX y que cuentan con deportistas del siglo XXI. Las realidades han cambiado, es posible que en el futuro la práctica deportiva sea más outdoor, así que tal vez en el futuro no tenga tanto sentido invertir tanto en edificios”, reflexionó Niubò.

La adaptación a las nuevas tecnologías, la aproximación de los jóvenes en los centros deportivos o la cada vez más estrecha relación entre salud y deporte son algunos de los deberes que, como el conjunto del sector, también los centros deportivos municipales deberán abordar en los próximos meses. “El Institut Barcelona Esports (IBE) tiene que liderar un proceso de diálogo, con más estudios, para adaptarse al nuevo horizonte. La sociedad cambia muy rápido, por lo que es necesario proponer acuerdos estratégicos donde todos salgan ganando”,  sentenció Truñó. 

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