La Covid-19 ha dinamitado parte de los ingresos del sector del fitness, y ahora las cadenas de gimnasios buscan dar con la fórmula que permita la recuperación económica más pronto que tarde. En ese camino está Brooklyn Fitboxing, que ha sufrido una caída del 30% de los ingresos en 2020 por el cierre de instalaciones durante los primeros meses de la pandemia.
La compañía ha sobrevivido al envite de la Covid-19 gracias a que su modelo se basa en clases dirigidas en grupos reducidos y centros de tamaño reducido, lo que facilitó y agilizó su vuelta a la actividad durante la desescalada. Además, la mitad de su red de centros se encuentra en la Comunidad de Madrid, una de las pocas regiones que no ha cerrado los centros desde la reapertura en junio. En total, Brooklyn Fitboxing opera 120 franquicias en España, 18 de ellas abiertas en 2020, junto a una apertura en Lisboa. Una treintena de clubes operan en el extranjero.
“Para 2020 el objetivo es volver a ser rentables, no crecer de manera muy rápida”, sostiene Pablo Nebrera, fundador y consejero delegado de la empresa, que también opera en Argentina, Bélgica, Colombia, Irlanda, Italia, Perú, Portugal, Rusia y Estados Unidos. La empresa ha lanzado la marca F3, pensada para abrir corners de fitboxing dentro de otros centros deportivos, una estrategia con la que aspira a ganar presencia en territorios donde no opera y fuera de las grandes ciudades, que es donde suele abrir clubes de mayor tamaño.
La compañía aspira a convertirse en socio de otros operadores que deseen abrir espacios para ofrecer entrenamiento especializado. “Creo que en la variedad está la clave; el futuro del sector pasa por darle muchas opciones de entrenamiento al cliente, y creo que serán empresas especializadas las que ofrecerán esas disciplinas”, considera, al dilucidar que afirmar que “los centros generalistas van a tener que especializarse con multiboutiques”.
Nebrera apunta a que en la actualidad los clientes buscan marcas concretas para servicios concretos. “El consumidor ya no acude a El Corte Inglés o a un retailer que le ofrece todo, sino que busca a un experto en lo que necesita”, sostiene. Según el directivo, es complejo que los operadores de gran tamaño ofrezcan al abonado una amplia cartera de disciplinas, motivo por el que cree que las cadenas especializadas serán un player relevante que ayude a esa diversificación. “El cliente y la tecnología evoluciona tan rápido que es difícil seguir el ritmo; por eso es mejor contratar a empresas especializadas”, explica.
Además de crecer por esta vía, la compañía ha lanzado Brooklyn Home, un servicio pensado para clientes que no viven ni trabajan cerca de sus centros. La compañía provee el equipamiento necesario, saco incluido, para dar servicio a los usuarios que prefieren entrenar desde casa. “El siguiente paso es integrar la experiencia presencial con la digital para poder atender también a los clientes que prefieren entrenar en el club y en casa, según les convenga”.
El mayor desafío con la oferta online es conseguir que el usuario viva una experiencia parecida a la que se vive en el club, donde se entrena con otros usuarios y con un técnico que motiva y enseña. “Estamos trabajando en que el usuario que entrena desde casa se sienta parte de la tribu de Brooklyn Fitboxing”, apunta.