Basic-Fit pone cifras al roto económico provocado por la pandemia. La cadena de gimnasios de bajo coste, que opera en Holanda, Bélgica, Francia, España y Luxemburgo, cerró el ejercicio con unas pérdidas de 125,2 millones de euros. Sus ventas cayeron un 27%, hasta 376,8 millones de euros, lo que supuso volver a niveles de 2017. El resultado de explotación (ebitda) de la compañía se redujo un 43%, hasta 131,2 millones de euros, que descontadas las amortizaciones (260,6 millones) y los gastos financieros (45,9 millones), provocó que la empresa incurriera en pérdidas por primera vez desde que se tienen registros. En total, cerró el año con 2 millones de clientes (220.000 menos que en 2019) y 905 gimnasios operativos. La empresa mantiene el objetivo de contar con 1.250 gimnasios operativos a cierre de 2023.

Por mercados, las ventas cayeron más en la región del Benelux, donde se facturó un 29% menos y un total de 206 millones de euros. En Francia y España el negocio cayó un 23%, hasta 170,8 millones de euros, debido a que se abrieron más gimnasios y a que, en España, durante la segunda ola no se decretó el cierre de centros deportivos en los territorios donde Basic-Fit opera. En concreto, en la Comunidad de Madrid los gimnasios no han vuelto a cerrar desde que abrieron en junio, y es en esa región donde Basic-Fit opera la mayoría de sus instalaciones en el país.

En total, la empresa puso en marcha 121 establecimientos en 2020, 90 de ellos en Francia; doce en Holanda; diez en Bélgica; ocho en España, y uno en Luxemburgo. Como resultado, en el mercado galo ya opera 447 locales; en Holanda 211; en Bélgica 193; en España 44, y en Luxemburgo diez. La compañía espera poner en marcha 45 centros que está construyendo, si bien prefiere no dar a conocer en qué mercados abrirá y qué previsiones económicas tiene de cara a este ejercicio.

En 2020, los clubes de la compañía estuvieron cerrados entre cuatro y siete meses; de media, los centros estuvieron inoperativos durante un 41% del tiempo en 2020. Durante los cierres, Basic-Fit no registró altas, pero sufrió pérdida de clientes de alrededor del 10% interanual. Durante esos periodos, la mayoría de los abonos se congelaron, es decir no se giraron recibos y, a aquellos que hubieran pagado la cuota mientras los clubes estuvieron cerrados, se les compensó en los meses posteriores. Esta política para fidelizar a los usuarios supuso dejar de ingresar más de 200 millones y generó una pérdida de 125 millones en el resultado neto.

Tras el cierre temporal de los centros en la primera y la segunda ola, la compañía se volcó en preservar la tesorería y reducir los costes. Asimismo, se frenó la construcción de nuevos clubes y la firma de contratos de alquiler para abrir en nuevos locales. Asimismo, se minimizaron las actividades de mantenimiento de los centros y el equipamiento con el fin de reducir la inversión al mínimo.

 La compañía admite que el apoyo de los gobiernos ayudó a reducir los gastos de personal y de alquiler, pues mecanismos como los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) y pactar con los propietarios de los locales para reducir los alquileres fue vital. “También hemos tenido apoyo de varios socios para nuestro negocio, con los que hemos flexibilizado los plazos de pago”, afirma la cadena holandesa. El consumo neto de caja durante los meses en que casi todos los gimnasios estuvieron cerrados osciló entre 15 millones y 20 millones de euros al mes.

Para mitigar el impacto financiero del cierre de instalaciones deportivas, Basic-Fit aumentó la financiación bancaria de 100 millones a 133 millones de euros en el primer semestre. En febrero de 2021 captó otros 150 millones de la banca con vencimiento en un año, aunque ya entonces dio a conocer que espera refinanciar este crédito con más emisión de deuda, acciones o pagarés vinculados a participaciones de la empresa.