La batalla por el control del fútbol europeo ha arrancado, y los frentes legales no van a ser pocos. Los promotores de la Superliga ya han presentado una demanda en los tribunales para proteger a sus clubes de eventuales expulsiones de las ligas domésticas o los torneos de la Uefa, pero ese no es el único movimiento de los últimos días. Según ha podido saber 2Playbook, el mismo viernes se presentó el registro de la marca The Super League ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo).
La defensa de los intereses de los doce clubes liderados por Florentino Pérez está a cargo de Clifford Chance, un despacho de abogados de Londres que está entre los tres primeros de España en cuanto a la abogacía de los negocios, según el directorio legal Chambers & Partner. En concreto, la solicitud se ha presentado desde la oficina de Barcelona, cuya práctica en materia de propiedad intelectual la dirige Miquel Montañá.
La documentación del expediente aún no se ha hecho pública, aunque la solicitud deja claro que se quiere proteger la marca figurativa de la futura competición. ¿Eso qué quiere decir? Que The Super League, que es como se llamará la liga, esté protegida no tanto como denominación, sino que sobre todo sea imposible usar el logo que han diseñado, en el que aparece el nombre y una imagen que recrea el círculo central de un campo de fútbol.
De hecho, la Euipo define las marcas de tipo figurativo como aquel “signo formado por palabras, letras o números con caracteres, estilización o disposición no estándar con o sin elementos gráficos o de color o que estén exclusivamente formada por elementos gráficos”. De este modo, podrían sortear los posibles recursos que presenten empresas que ya utilizan la marca Super League en Europa, como la organizadora de torneos de eSports del mismo nombre o de la liga de rugby league que se disputa en Europa.
La Superliga ha solicitado el registro para todas las categorías de producto habituales en la industria del deporte y el entretenimiento, y sobre todo van muy dirigidas a proteger el posible merchandising: productos de cosmética e higiene personal; velas y lubricante; complementos dietéticos para deportistas; placas conmemorativas y trofeos; electrónica de consumo y electrodomésticos; herramientas; vehículos; joyería; instrumentos musicales; prendas de vestir y para el hogar; juguetes; alimentación, y todo tipo de prestación de servicios.
Se desconoce cuántos ingresos genera actualmente el merchandising de la Champions League, pero este movimiento sobre todo busca proteger la marca de un uso lucrativo por parte de terceros. De hecho, el negocio real del retail está en manos de los propios clubes con la venta de sus camisetas, principalmente. Sólo el FC Barcelona superaba los 60 millones de euros anuales por este concepto antes de la Covid-19.
La Superliga ha solicitado el registro para todas las categorías de producto habituales en la industria del deporte
Ahora está por ver qué movimientos se producen por parte de todo el ecosistema deportivo, pues cualquier propiedad puede recurrir la solicitud de registro de la marca The Super League si considera que va en contra se la suya. Por ejemplo, Barça y Madrid se opusieron en su día a que LaLiga registrara la marca El Clásico en determinadas categorías, y hace unas semanas el Tribunal General de la Unión Europea (Tgue) le denegó la posibilidad de registrar ese concepto como marca denominativa.
La protección de la marca es el paso previo a la comercialización de los derechos del torneo, que inicialmente estará formado por el denominado Big Six de la Premier League (Manchester United y City, Liverpool FC, Chelsea, Arsenal y Tottenham), los tres colosos de LaLiga (Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid) y los tres históricos de la Serie A (Juventus, AC Milán e Inter).
La idea es sumar tres socios fundadores más (Bayern de Múnich, Borussia Dortmund y PSG, según el esquema original) y conceder cinco invitaciones periódicas a equipos por méritos deportivos o, muy posiblemente, por interés en el mercado donde juegan. No es una cuestión menor, pues el actual esquema les deja sin presencia directa en dos de los principales mercados audiovisuales de Europa: Alemania y Francia. Con las invitaciones, podrían estar rotatoriamente en otros territorios como Rusia o Turquía, por ejemplo.
Los dirigentes más optimistas ambicionan grandes acuerdos transnacionales con plataformas como Prime Video, de Amazon, que en los últimos meses ha realizado importantes adquisiciones de derechos futbolísticos en el Viejo Continente. Sin embargo, y he ahí la cuestión, actualmente ya tiene comprometida la compra de las retransmisiones de la Champions en Alemania e Italia para el ciclo 2021-2024. Y forzar una rescisión anticipada para firmar por The Super League es uno de los avisos que lanzó Uefa a la hora de entrar en la batalla legal.
Por el momento se desconoce qué modelo de negocio propondrá la nueva competición para batir en facturación a la Uefa, más allá de poner sobre la mesa cruces directos entre los veinte equipos más relevantes. Con tal de cumplir sus compromisos, la gestora que presidirá Florentino Pérez deberá generar más de 4.000 millones de euros anuales con cada edición, con un remanente adicional de 3.500 millones más a lo largo del contrato para devolver la financiación aportada por JP Morgan.
El banco de inversión ha comprometido 4.000 millones de euros para la puesta en marcha del proyecto, con un plazo de devolución de 23 años y un interés de entre el 2% y el 3% interanual. Dinero con el que deben sentar las bases para construir un modelo de negocio que pague 3.500 millones de entrada a los socios fundadores, garantice un mínimo de 240 millones por club cada temporada y, sobre todo si quiere apaciguarse a la Uefa, generar un fondo de 10.000 millones para contribuciones al resto del fútbol europeo. ¿The Super League será capaz de generar tanto valor?