Arabia Saudí quiere que su Mundial de fútbol en 2034 sea recordado por siempre. El país del Golfo Pérsico ya ha mostrado su roadmap para ser el primer país que acoge en solitario el renovado torneo de 48 equipos. Unas exigencias que obligarán al estado del Golfo Pérsico a invertir más que nunca. Se desconoce por ahora el presupuesto del proyecto, pero fácilmente podría irse por encima de los 1.000 millones de euros a tenor del dossier presentado a la Fifa. El gobierno saudí se ha comprometido a construir 11 estadios nuevos, de los que ocho son bocetos y muestran complejidades arquitectónicas de calado.
El más espectacular es el Estadio Neom, que se situará al filo de un acantilado a 350 metros de altura. “Ofrecerá una experiencia única”, apuntan desde la candidatura saudí, que no tiene rival para ser designada formalmente país sede del torneo en el congreso de la Fifa del próximo diciembre. A su favor el sistema de rotación por continentes -Norteamérica en 2026 y Europa en 2030-, pero también la entrada de patrocinadores del país en el pool de Fifa, como Aramco, o su inversión para albergar otros torneos del regulador.
En total, Arabia Saudí ha presentado 15 sedes, cinco menos de las que se prevé serán mundialistas en España, Portugal y Marruecos para 2030. Sólo cuatro campos ya están operativos (entre ellos los que han albergado la Supercopa de España los últimos años), si bien todos serán objeto de reformas. Otro dato relevante es que el Mundial se disputará en cinco ciudades, algo muy poco común en un torneo de esta envergadura pero que ya tuvo una primera experiencia similar en Qatar 2022. Más de la mitad de las sedes (8) estarán en Riad, la capital del país. Yeda acogerá cuatro estadios y otras tres urbes contarán con un campo cada una: Al Khobar, Abha y Neom.
La final mundialista se disputará en el Estadio Rey Salman, un recinto que podrá acoger a 92.760 espectadores cuando esté construido en 2029. El Estadio Rey Fahad, en cambio, ya existe pero se reformará para ampliar su aforo por encima de los 70.000 asientos y que también pueda acoger conciertos y otro tipo de eventos. El resto de sedes de Riad contarán con capacidad para algo más de 46.000 espectadores.
El campo con menor capacidad de la candidatura será el Universidad Rey Khalid, situado en Abha, y que ampliará aforo para superar las 45.000 localidades (45.428). Y, como la mayor parte de estadios que acogerán el Mundial, pasará a ser sede de un club del fútbol profesional saudí. Actualmente, la mayor parte de estadios de su liga tienen una capacidad que no supera los 25.000 asientos, de por sí ya un aforo elevado para la Saudi Pro League, que actualmente promedia menos de 10.000 espectadores por partido. Todo un desafío a largo plazo en términos de hacer crecer el consumo de fútbol para que todas estas instalaciones no queden infrautilizadas.
Cabe destacar asimismo la venta del naming de dos nuevos estadios que se construirán al calor del Mundial: Estadio Roshn (grupo inmobiliario que da nombre a la liga local) y Estadio Aramco, que recibirá el apoyo de la petrolera saudí, nueva patrocinadora principal de la Fifa con un contrato valorado en 100 millones de dólares (92 millones de euros) anuales y marca reconocible ya en la industria deportiva: Fórmula 1, golf…
Neom también está cada vez más presente en el deporte. Este megaproyecto urbanístico futurista fue patrocinador principal de la última Supercopa de España y tendrá el estadio más rompedor del Mundial. El Estadio Neom, situado en las alturas junto a un puerto deportivo artificial, “está diseñado para ser una de las atracciones más icónicas del mundo”, afirma la candidatura. Se estrenará en 2032 y tendrá capacidad para 46.010 espectadores. Además, el país reconoce en el documento presentado ante la Fifa que la ciudad de Neom, fruto del proyecto Vision 2030, “es un componente clave del plan de Arabia Saudí para reducir su dependencia del petróleo por medio de la diversificación de la economía nacional”.
Casi 230.000 habitaciones de hotel
Uno de los conceptos que resalta la candidatura es el de que ofrecerá un “torneo compacto”. Un aspecto en el que los desplazamientos cortos resultan claves. Arabia Saudí asegura que más de 27 millones de turistas internacionales visitaron su país en 2023 y que para 2030 “se prevén más de 150 millones de visitantes anuales”. Y en este reto, la promoción mundial del torneo resulta clave. En cuanto al transporte, los promotores sostienen que los vuelos entre ciudades sede son inferiores a las dos horas y que “el 60% de la población mundial se encuentra a menos de ocho horas de viaje de Arabia Saudí”.
Otro punto de gran interés para la Fifa es el hospedaje, tanto de las selecciones como de toda la caravana mundialista y de aficionados. Para convencer a la entidad presidida por Gianni Infantino en este aspecto, el país ha prometido que en 2034 podrá ofrecer en sus ciudades sede más de 228.100 habitaciones que cumplirán con “los requisitos” que impone el regulador del fútbol mundial. Además, como curiosidad, la candidatura se ha propuesto tener 51.000 camas en hoteles cinco estrellas en Riad y otras 15.000 camas del mismo rango en Yeda. En Neom, el “hotel sede de la Fifa y el hotel VIP” propuestos por la organización serán “dos de los siete hoteles de lujo y ultralujo” que se desarrollarán en The Line, un rascacielos que medirá 500 metros de alto por 170 kilómetros de largo.
El país árabe podrá probar con anterioridad su capacidad operativa y de alojamiento con los otros grandes eventos deportivos y culturales que se ha garantizado durante esta próxima década. Entre ellos destacan la Copa Asiática de fútbol de 2027, la Expo 2030 y los Juegos Asiáticos en el mismo 2034. Además, hace un mes se conoció que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha elegido Arabia Saudí para que sea sede de los primeros Juegos Olímpicos de esports en 2025… y de los cuatro siguientes, hasta 2037.
El legado: un interrogante
Más allá de los nuevos estadios, la propuesta saudí para acoger el Mundial también abarca la construcción de 73 instalaciones para la práctica del fútbol. Una apuesta que supera la ya existente (61) y que busca “aumentar la participación masiva”. En este plan se incluye un nuevo centro nacional de fútbol y otros para atletas de élite. Estos espacios “estarán disponibles para el beneficio de todo el fútbol de Arabia Saudí, tanto antes como después del torneo. Al estar distribuidos por todo el país, ayudarán a satisfacer la creciente demanda de clubes profesionales masculinos y femeninos, eventos, academias de alto nivel, clubes de aficionados e instituciones educativas”, aseguran desde la candidatura. Un reto, un legado, que hoy es un interrogante.
El último precedente similar que tiene Arabia Saudí es el de Qatar 2022. En aquel primer Mundial en Oriente Medio, se estima que la inversión del emirato catarí fue de unos 200.000 millones de euros, a lo que se sumaron otros 1.696 millones de dólares (1.600 millones de euros al cambio en 2022) aportados por la Fifa. El país recibió a 1,4 millones de turistas extranjeros y pronosticó un impacto económico directo ligado al torneo de 17.000 millones de dólares (16.131 millones de euros al cambio hace dos años).
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