Si hay un territorio en el que la Federación Internacional de Pádel (FIP) está consolidando posiciones y creciendo, ese es Qatar. El país de Oriente Próximo ha vuelto a adjudicarse la sede del Mundial, que ya albergó la pasada temporada. La cita se celebrará en la capital, Doha, del 31 de octubre al 5 de noviembre. Se desconoce el fee que Qatar se ha comprometido a pagar.
El país ya fue sede del primer torneo Premier Padel meses atrás. Se trata de un nuevo circuito impulsado por la FIP con el apoyo del fondo de inversión catarí de Nasser Al-Khelaïfi, dueño del PSG.
El anuncio de la FIP coincide con la polémica sobre los derechos LGTBI, después de que el país haya impuesto penas de entre siete y once años de cárcel para quienes luzcan una bandera a favor de este colectivo en el país, coincidiendo con el Mundial de Fútbol que se disputará el próximo otoño.
El pasado abril, el director de seguridad del Mundial de Qatar, Abdulaziz Abdullah Al-Ansari, declaró que las banderas con los colores representativos del movimiento serían retiradas, utilizando como pretexto que se haría por la seguridad de quienes las lucieran, ya que no pueden controlar el comportamiento violento de toda la ciudadanía. “Si un aficionado alza la bandera con el arcoíris y se la quito, no será para insultarlo, sino para protegerlo. Alguien podría atacarle, no puedo garantizar la buena conducta de todo el mundo”, explicó Al-Ansari.