La Primera Iberdrola, o Liga Ellas, según a quién preguntes, arrancará este fin de semana con muchas esperanzas y no tantas certezas. La máxima categoría del fútbol femenino nacional será profesional a partir de este año, pero no contará con apenas aspectos diferenciales que así lo refrenden en 2021-2022. Ni se ha constituido la nueva asociación de clubes, ni sus estatutos, ni está claro aún el futuro modelo de comercialización. Una temporada de transición en la que prácticamente todo será igual que el año pasado, pese al salto de su condición sobre el papel.
La Real Federación Española de Fútbol (Rfef) no quiere dejar escapar de sus manos el mejor fútbol femenino; enfrente, los equipos, con amplia mayoría para clubes de LaLiga, destacan su independencia y potestad para administrar la competición a través de una nueva gestora interna. “Será una competición igual que LaLiga y la ACB, con las mismas condiciones”, explicaban a 2Playbook fuentes presentes en la promoción del fútbol femenino profesional poco antes del arranque del verano.
Dos meses después, este punto, cardinal, no está del todo claro. La Rfef defiende que tanto la Primera Iberdrola como Reto Iberdrola (Segunda División) “son competiciones oficiales de ámbito estatal y carácter profesionalizado, correspondiendo la titularidad, en exclusiva, a la Real Federación Española de Fútbol”, según explica el organismo en la normativa reguladora de la competición para 2021-2022.
De hecho, las bases de la liga aspiraban a ser muy parejas a las de la nueva Primera Rfef. Es decir, aval bancario de 200.000 euros -o 10% de gastos auditados de 2020-2021-, campo de hierba natural y estadio para 4.000 espectadores con gradas perimetrales. Para el tapete, la federación permitía un año de margen (2022-2023), igual que el aforo. Para las nuevas gradas, la moratoria terminaba en 2023-2024.
Sin embargo, una impugnación de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (Acff) acabó limitando notablemente estas exigencias. En cuanto al aval, sólo es necesario depositarlo en circunstancias de haber “tenido resoluciones de la Comisión Mixta, al menos en dos ocasiones, como consecuencia de deudas vencidas, exigibles y acordadas por este órgano o por los órganos jurisdiccionales federativos”, apunta la última circular al respecto de la Rfef. Si la cuantía acumulada es inferior a los 100.000 euros, se deberá suscribir un aval por un importe mínimo de 125.000 euros. Cuanta mayor fuera la cuantía, mayor sería el aval.
Otro cambio notable se produjo con el terreno de juego y los estadios. Ni será obligatoria la hierba natural (como sí sucederá en la Segunda División femenina -Reto Iberdrola- en 2022-2023, salvo que se cuente con un moderno estadio de hierba artificial), ni se exigirá un campo con un aforo mínimo de 4.000 espectadores.
En la categoría de plata, que sí seguirá bajo control de la Rfef, ahí sí los clubes deberán disponer de un estadio con un número mínimo de 1.000 espectadores a partir de 2022-2023. Aunque, la federación reconoce que “se tendrán en cuenta posibles impedimentos urbanísticos o de configuración del espacio disponible”.
Los clubes trabajaban en junio para alcanzar un acuerdo entre ellos y aprobar los estatutos de la nueva asociación que gestionaría la competición. La realidad es que 13 de los 16 equipos de la élite se conocen bien, puesto que forman parte en LaLiga, algo que debería allanar la aprobación de los primeros trámites para asumir ellos la gestión y limitar los poderes del regulador que preside Luis Rubiales.
Después, tocaría la elección de un presidente y de una comisión directiva. A partir de ahí se establecería una sede y una estructura para la contratación del personal que trabajaría exclusivamente para la compañía en las habituales áreas de negocio y servicio que necesitan este tipo de organizaciones: financiera, jurídica, marketing, comunicación… Se desconoce sí se aprovecharía parte de la estructura de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (Acff), que en los últimos años ha actuado como patronal de la mayoría de los equipos que seguirán en la liga.
Un negocio de 5 millones
La hoja de ruta de la nueva competición profesional -a la vista de los clubes- está clara, con la intención de evitar que se pierdan cinco millones de euros en ingresos que hoy se obtenían por distintos conceptos y a los que se deberá buscar un nuevo encaje.
Una de las patas del negocio sobre la que se deberá adoptar un acuerdo es la relativa a la televisión. La venta centralizada de los derechos audiovisuales era inviable para esta temporada, por la pronta llegada del nuevo curso y, sobre todo, porque hay vigentes acuerdos con varios grupos mediáticos.
El más importante es el existente entre la Acff y Mediapro, que desde 2019 aporta en torno a 2,5 millones de euros anuales a la mayor parte de los clubes de la competición. Fue el primer gran acuerdo para poner en valor el potencial del fútbol femenino y dotar de recursos a sus equipos, especialmente los independientes.
En un primer momento, fueron 14 los clubes firmantes del acuerdo con el grupo liderado por Jaume Roures y Tatxo Benet, pero Madrid CFF se salió -la situación está judicializada- y firmó junto con Barça, Real Madrid, Athletic Club y Santa Teresa con la Federación hasta 2022-2023. La Rfef comercializó estos derechos, a través del Programa Élite, y los colocó en Rtve, que desde esta última temporada emite por Teledeporte varios partidos de la competición. Los relativos a estos clubes. Aquí se desconoce si esas ayudas de la Federación continuarán o se suprimirán.
Diversas fuentes consultadas apuntan a que “no hay riesgo por este lado, existe una seguridad jurídica para poder trabajar estas cuestiones”. Si bien, se espera que se alcancen acuerdos para, con la nueva gestora, comenzar a explotar conjuntamente los derechos y maximizar así los ingresos por televisión.
Quizá, sin que ello conlleve incluir la centralización en los estatutos, con la que, apuntan estas mismas fuentes, “se podría duplicar el contrato actual”. No obstante, eso dependerá de lo que acuerden los clubes entre ellos o de que directamente intervenga el Gobierno, como ya tuvo que hacer en 2015 con el Real Decreto-Ley que regula la comercialización de los derechos de LaLiga.
¿La Rfef se desentenderá por completo de la competición? No tiene por qué. Bajo la supervisión del CSD -al menos, durante los tres primeros años-, liga y federación firmarán un convenio de coordinación en el que trabajarán en alianza sobre los cinco mismos temas que LaLiga ya debe negociar con el regulador: calendario deportivo, ascensos y descensos, arbitraje, composición y funcionamiento de los órganos disciplinarios, así como sobre el número de futbolistas extranjeras no comunitarias que pueden participar en la liga.
Una vez el CSD reúna a los clubes, constituya la asociación y se aprueben los estatutos, será hora de trabajar en el calendario. Aquí se han de poner de acuerdo la nueva gestora con la Rfef, a la que ya han dejado claro que no habrá año de transición que valga y la gestión será de los clubes desde el minuto uno. Unas negociaciones que se iniciarán con el tiempo apremiando a todas las partes para que los equipos puedan planificar bien sus pretemporadas y las cargas de trabajo.
Iberdrola, la opción más “sensata”
Otro caballo de batalla diferente es el del naming right de la competición. Se da por hecho que el nombre de la Liga Ellas tendrá un recorrido efímero, ya que “hay mucho interés por parte de las empresas” para poner su nombre. Por ahora, el silencio reina, porque es un caso parecido al de la televisión. “Son aspectos que tienen que aprobar los clubes, una vez se reúnan en breve con el CSD”, apuntan personas conocedoras de la promoción de la liga.
Iberdrola, patrocinador principal de la liga, tiene un acuerdo con la Rfef hasta 2024-2025, pero los términos económicos exactos no se conocen
En este punto, el CSD ha abierto la mano a que entren fondos de inversión en la gestión y crecimiento de la competición, tal y como avanzó 2Playbook. “Posibilidades para la comercialización hay muchas”, destacan. Una de ellas sería otorgarle los derechos de venta a una agencia comercializadora especializada, pero todo cambio en este sentido llegará por Real Decreto tras dialogar con los equipos. “El problema es que con el cambio en el CSD no sabemos si hay una estrategia continuista”, reconocen desde dentro de la Primera Iberdrola.
Ahora, el primer reto en clave de negocio es conseguir la continuidad del main sponsor o encontrar una alternativa. Iberdrola, patrocinador principal de la liga, tiene un acuerdo con la Rfef hasta 2024-2025, pero los términos económicos exactos no se conocen. Hasta que la gestora no se constituya no habrá acercamientos, si bien los clubes ven a la energética como “la opción más sensata”. Actualmente, la compañía aporta a la competición 1,2 millones de euros a través de Universo Mujer, en un contrato que es de donación, no de patrocinio y que se reparte directamente entre los clubes.
La Federación, por su parte, percibe al menos, por el patrocinio de la Selección Española, el naming de la Primera y Segunda División, el parche y diversos activos publicitarios en los estadios, así como Copa Reina y Supercopa. No obstante, este dinero no se reparte entre los Clubes participantes.
Por tanto, la nueva Liga Ellas o Primera Iberdrola podría aspirar a obtener estos tres millones de euros a través de un nuevo acuerdo propio, en el que “entendemos que se actuará de buena fe” por parte de la Federación. ¿El problema? Nadie sabe a ciencia cierta cuánto de esos tres millones se corresponden con el patrocinio de la competición y cuánto a la presencia en las equipaciones de la Selección femenina. “No es una negociación de sumas cero; los dos activos por separado valen menos que si puedes tener ambos en un patrocinio único”, señala un experto en marketing deportivo.
Presupuestos mínimos de un millón
En cuanto a la apuesta de los clubes para la nueva liga profesional, se prevé que para esta próxima temporada ningún club cuente con un presupuesto menor al millón de euros. Actualmente, el presupuesto medio se sitúa en 513.000 euros, según datos de Fifa. En ello, evidentemente, tiene gran peso la aportación de sus hermanos mayores del fútbol masculino, con cientos de millones de euros de ingresos, pero “también que con la nueva liga tendrán -los clubes- la posibilidad de explotar patrocinios sólo para el femenino”, apuntan las fuentes consultadas.
“Estoy convencido de que en un medio plazo los equipos de la liga no dependerán del presupuesto que quiera destinar el club al femenino”, agregan. Además, se replicarán modelos de gestión de otras ligas profesionales como el control económico. Eso sí, la instauración de mecanismos de control económico y obligaciones de presupuesto mínimo deberán definirse una vez se ponga dimensión económica real a la nueva categoría. Lo mismo sucede con la decisión que deberá adoptarse sobre la obligatoriedad de convertirse en sociedad anónima deportiva y el capital mínimo exigible, que en la ACB es de 1,97 millones y en LaLiga de 4,71 millones de euros para 2021-2022.
Y es que, aunque aún queda, el fútbol femenino ha pasado en una década del amateurismo absoluto a la profesionalización. Aunque el salario mínimo fijado en el convenio actual se sitúa en 12.000 euros, “sólo hay un 2% con estos contratos. La realidad es que la gran mayoría cuentan con contratos que van de los 20.000 a los 30.000 euros”. ¿El próximo objetivo? Que haya más de las que cobran 100.000 euros en adelante. En LaLiga Santander, el sueldo mínimo es de 155.000 euros. Eso sí, en la liga femenina -a diferencia de la masculina- compiten las tres futbolistas que están nominadas a mejor futbolista del año en Europa. Las barcelonistas Jenni Hermoso, Alexia Putellas y Lieke Martens, campeonas de la última Champions League. Hermoso y Putellas, además, son las primeras españolas que entran en el podio de honor.
Los planes iniciales de la Federación pasaban por exigir a los clubes un presupuesto mínimo de 1,5 millones de euros anuales para los equipos a partir de 2023-2024, “siempre que los ingresos por la cesión de los derechos de televisión sean de un mínimo de 500.000 euros de media por equipo que los haya comercializado de forma conjunta y de 700.000 euros en cualquier otra circunstancia y momento”, detallaba el organismo en junio.
Además, solicitaba a los club a comprometerse a garantizar un salario mínimo de 35.000 euros anuales con dedicación completa para todas las jugadoras mayores de 23 años que dispusieron de licencia profesional, mientras la cesión de los derechos de televisión aportara unos ingresos medios de un mínimo de 500.000 euros por equipo -dentro de la futura comercialización conjunta de derechos-, y de ahí hacia abajo. El salario mínimo sería de 28.000 euros anuales cuando el ingreso medio por equipo por la venta centralizada fuera superior a los 350.000 euros, y de 20.000 euros en cualquier otra circunstancia y momento.
Ahora, todo este plan de crecimiento promovido por la Rfef está parado, con la única obligatoriedad de estar al corriente de todos los todos los requisitos financieros que se solicitaban en la última temporada. En cambio, para el Reto Iberdrola sí que se deberán presentar presupuestos mínimos, de 250.000 euros anuales, a partir de 2023-2024, comenzando por uno de 130.000 euros ya para este próximo curso.
En comparación con el resto de ligas femeninas europeas, la española es la tercera más potente económicamente, sólo por detrás de la Toppserien (Noruega), con presupuestos medios de 869.000 dólares (710.770 euros), y lejos de la Barclays FA Women’s Super League (WSL), la Premier británica, que sigue creciendo y ya alcanza los 996.000 dólares (813.461 euros).
Eso sí, en la cúspide se mantienen dos regiones donde el fútbol femenino sí que está muy parejo al masculino en muchos aspectos. Japón y China cuentan con las dos ligas de élite más profesionales del planeta: el presupuesto medio de sus clubes supera los 1,65 millones de dólares (1,35 millones de euros) y 1,1 millones de dólares (898.401 euros), respectivamente.