A Gianni Infantino nadie le discute su capacidad para generar negocio en torno al Mundial de fútbol. De récord en récord, ya tiene presupuestados 11.000 millones de dólares (10.076 millones de euros) para la edición de selecciones masculinas en Norteamérica de 2026, a la que le seguirá la edición de España en 2030 y la de Arabia Saudí en 2034, llamada también a romper techos de ingresos. Sin embargo, al abogado suizo y presidente de la Fifa, se le venía atragantando otro Mundial… el de clubes. Pese a que son las mayores marcas del fútbol, no conseguía sacarle jugo para su organismo. Hasta ahora. Si se cumplen las previsiones del máximo regulador del fútbol, la reforma del Mundial de clubes a partir de 2025 disparará su interés y los millones a facturar. El business plan ha trazado unas líneas a seguir para ingresar 2.500 millones de euros, con un gran impulso comercial, de los que los clubes se quedarían 2.000 millones de euros, según OneFootball.
El salto económico es indiscutible, tanto como la oposición de los futbolistas, que consideran que supone cargar aún más el calendario, y de las ligas nacionales, que ven peligrar su parte del pastel a nivel global en derechos de televisión y patrocinios. Y es que, de cumplir sus previsiones, la Fifa estaría multiplicando por más de 100 lo que hoy obtiene con un campeonato que en España este año no ha comprado ninguna televisión. En la edición de este año en Arabia Saudí, sólo se repartirán 16 millones de euros (5 millones al campeón).
El proyecto también ha ido mudando de sede mientras se perfilaba. La pandemia retrasó todo y alteró algunos conceptos. En 2019 ya se comenzó a perfilar este nuevo modelo, aunque con 24 equipos y mirando hacia Asia. Japón y el Golfo Pérsico aspiraban a ser sede, pero la Fifa, en su plan de conquistar Norteamérica, le ha dado la organización local a Estados Unidos y ha ampliado la lista a 32 clubes, de los que 12 serán europeos. El torneo servirá también de prueba de los estadios y servicios del Mundial 2026, en una especie de sustitución de lo que antaño fue la Copa Confederaciones, aunque ahora con la participación de los mejores clubes del planeta. Un reclamo para televisiones, que se encuentran con un producto más largo en el tiempo que la semana del formato actual, y también para los patrocinadores, que se toparán con un mix entre Champions League y Copa Libertadores para ampliar su radio de activaciones.
La otra clave del proyecto es su duración y periodicidad. El campeonato pasa a celebrarse cada cuatro años y se desarrollará durante un mes. Por ahora, Infantino no ha ofrecido detalles sobre la fórmula de ingresos ni el reparto, pero el premio para el ganador será de unos 100 millones de euros, según trascendió durante los meses de negociaciones. La participación, en mitad de la preparación estival de la siguiente temporada, tendrá una compensación de 50 millones de euros.
Por ahora, del escenario Uefa, ya hay ocho clubes clasificados (entre ellos, el Real Madrid) y cuatro plazas vacantes. Por país sólo pueden acudir dos por ranking (aunque hay invitación extra al campeón de la Champions de esta temporada), así que se prevé una batalla entre FC Barcelona y Atlético de Madrid por esa plaza restante.
Oposición de ligas y jugadores
En este sentido, la Fifa cuenta con la oposición de los futbolistas. Su sindicato global, Fifpro, recuerda que a partir de ahora “los futbolistas tendrán una temporada de 11 meses con pocas perspectivas de descansar antes de que comience la siguiente”.
“Sin implementar más medidas de seguridad para la carga de trabajo de los jugadores, (la Fifa) demuestra una falta de consideración por la salud mental y física de los futbolistas participantes, así como un desprecio por su vida personal y familiar”, ha asegurado Fifpro tras la aprobación del nuevo modelo.
Asimismo, las ligas nacionales también se han mostrado contrarios. Su asociación global, World Leagues Forum (WLF) ha añadido que, además de la carga de esfuerzos de los jugadores, el nuevo Mundial de clubes “podría tener consecuencias perjudiciales para la economía del fútbol”, y ha denunciado que la decisión “se ha tomado unilateralmente, sin consultar ni acordar con ligas, clubes, jugadores y aficionados”.
Un plan cambiante
“Los clubes desempeñan un papel fundamental en el fútbol, y el Mundial de clubes de 2025 marcará un acontecimiento histórico que ofrecerá a representantes de todas las confederaciones el marco idóneo para brillar sobre los terrenos de juego al más alto nivel”, respondía ante las quejas Infantino.
En su alocución ante el Consejo de la Fifa, destacó que “será una competición abierta basada en méritos deportivos y el eje de nuestro esfuerzo por conseguir un fútbol realmente global”, en una parece alusión directa a la Superliga (la reunión fue días antes de la resolución del Tjue). Sin embargo, Infantino nunca se ha posicionado frontalmente en contra de la nueva competición de clubes que plantean Real Madrid y FC Barcelona, y su relación con la Uefa no está en su mejor momento. De hecho, la confederación europea ha unido fuerzas con la Conmebol (Sudamérica) para ganar fuerza en la mesa de poder del regulador mundial.