El All-Star Weekend es un espectáculo, y carece de sentido organizarlo sin público. Así lo ha considerado la NBA, que junto a los Indiana Pacers ha anunciado que la cita no ser organizará en 2021 en Indianápolis, y que pasará a celebrarse en el pabellón de los Pacers en 2024.
Es la segunda vez que se deja de organizar un All-Star desde 1999, cuando el lockout impidió la organización de la cita. El evento estaba previsto para el fin de semana del 12 al 14 de febrero, pero finalmente se celebrará del 16 al 18 de ese mes en 2024 en el Bankers Life Fieldhouse. En 2022 se organizará en Cleveland y en 2023 en Salt Lake City.
“Si bien estamos decepcionados de que el All-Star Game de la NBA no se lleve a cabo en Indianápolis en 2021, esperamos que los Pacers y la ciudad alberguen el encuentro y los eventos circundantes en 2024”, ha explicado el comisionado de la NBA, Adam Silver. La medida sigue los pasos de la NFL y la NHL, que también cancelaron sus respectivos eventos ante la imposibilidad de tener público en los estadios.
El mes pasado se filtró el impacto de la pandemia en la NBA y, según la informó ESPN, la liga facturó 8.300 millones de dólares (6.994 millones de euros) en 2019-2020, un 10% menos que en la temporada anterior. Junto a la Covid-19, también afectó el enfriamiento de las relaciones con China.
El principal agujero en la facturación de la competición ha sido la partida de matchday, donde se incluye la venta de entradas y el resto de ingresos derivados de la actividad en los días de partido. La NBA dejó de ingresar en torno a 800 millones de dólares (680,4 millones de euros), a los que se añaden otros 400 millones de dólares (337 millones de euros) que se dejaron de facturar en patrocinio y merchandising.
