La NBA ha vuelto a tropezar con las audiencias televisivas en Estados Unidos por segundo año consecutivo. Las Finales entre Los Ángeles Lakers y Miami Heat han sido las menos vistas desde que existen registros, con una media de 6,4 millones de telespectadores. Jugar en octubre y no en junio, fuera del horario de prime time y con una mayor competencia de contenidos deportivos y de entretenimiento son algunas de las claves que explican la caída en los ratings, que aun así han dejado notas positivas. La más importante, los 500 millones de dólares (425,6 millones de euros) que se estima que TNT, Espn y ABC han logrado salvar a través de la venta de anuncios comerciales.
La cuantía es inferior a la que los tres operadores televisivos facturaron en los playoffs de 2019, cuando ingresaron 730 millones de dólares (621,3 millones de euros). Ahora bien, según sus estimaciones, de no haber jugado, habría dejado un agujero de casi 800 millones de dólares (681 millones de euros), superior al que dejó la cancelación de la NCAA en Turner, que dejó de ingresar casi 400 millones por la venta de publicidad.
Las tres cadenas, no obstante, ya preveían un descenso en las audiencias, que únicamente se habría salvado si los Lakers de LeBron James y los Clippers de Kawhi Leonard se hubieran encontrado en las Finales de la Conferencia Oeste. Según los datos de Nielsen, cada spot televisivo de treinta segundos se habría vendido por 300.000 dólares, pero tras la eliminación de los Clippers el precio decayó, al igual que sucedió en las Finales. De haberse dado una serie Lakers-Celtics, una rivalidad histórica en la liga, habría aumentado el valor de los spots, que el año pasado alcanzaron más de 670.000 dólares en el partido por el título entre Raptors y Warriors.
Es decir, que tanto el descenso en las audiencias como el de la facturación de los operadores televisivos están condicionados, en parte, por la coyuntura del Covid-19 y las dinámicas propias del deporte. De hecho, todos los grandes eventos deportivos han experimentado tropiezos similares en términos de audiencia tras reanudar las competiciones, y sólo la NBA puede sacar pecho en términos de ganar repercusión.
Pese a que las televisiones han ingresado menos por publicidad, ya se preveía el descenso de audiencias e ingresos
Un año más, la media de edad de los espectadores de la liga de baloncesto volvió a disminuir, de 47,4 años en 2019, a 46,1 años en 2020. La NBA es la liga más consumida por los aficionados más jóvenes, ya que los espectadores de NFL, MLB y NHL superan ampliamente los 55 años de media, una década más que los aficionados a la NBA, según Nielsen.
El descenso de la edad media en televisión se complementa con la estrategia audiovisual y digital de la liga, que ya es la entidad deportiva con mayor número de seguidores en redes como TikTok, la más popular entre las generaciones más jóvenes. Los impactos y visualizaciones de vídeos en esta red, así como en YouTube, Twitter, Instagram y otras plataformas volvieron a alcanzar un máximo histórico, alcanzando las casi 7.000 millones de visualizaciones en la burbuja y generando ingresos añadidos para la liga. Además, las ventas del merchandising de los Lakers batieron el récord histórico en sólo 48 horas tras ganar el anillo, otro síntoma más de la repercusión de la NBA.
Al impacto mediático hay que añadir la notoriedad que ha ganado la NBA durante los últimos meses como abanderada del movimiento Black Lives Matter. La lucha contra el racismo ocupó durante semanas la casilla central del tablero de las negociaciones para la vuelta de la competición e incluso los jugadores organizaron dos días de parón como protesta durante los playoffs.
Si bien Mark Cuban, propietario de los Dallas Mavericks, ha achacado el descenso en las audiencias al posicionamiento sociopolítico de la liga en un momento de gran polarización en Estados Unidos, lo cierto es que aún no existe ningún estudio que lo demuestre. De hecho, según informes de expertos de la Universidad de Florida realizados en los últimos años, la tendencia es la contraria: a medida que la NBA ha mostrado un compromiso más fuerte con los valores de sus aficionados, más engage ha podido generar y, por lo tanto, más definido estaba su target a la hora de atraer a posibles patrocinadores.
La NBA ha vuelto a ser la liga con menor media de edad entre sus telespectadores entre las cuatro grandes de EEUU
Por otro lado, a los ratings en Estados Unidos hay que añadir el crecimiento de los propios canales de la NBA, como el League Pass en otros mercados, o NBA TV, cuyos datos aún no han sido proporcionados. Otra de las notas positivas es que tras un año de apagón en China tras el conflicto diplomático, la televisión pública emitió el último partido de las series entre Lakers y Heat, lo que vuelve a abrir una válvula de oxígeno clave para los ingresos de la liga.
Finalmente, en términos sanitarios, la NBA ha sido la única competición en todo el mundo que ha saldado su reanudación sin un solo caso positivo de Covid-19 entre jugadores, cuerpos técnicos, personal de la liga y el resto de trabajadores que operaban en la burbuja. Los protocolos en el Disneyworld y la capacidad para negociar cada decisión con el sindicato de jugadores han sido el último espaldarazo al trabajo y la imagen de la NBA.
La inversión inicial para crear su búnker en Orlando fue de 150 millones de dólares (128 millones de euros), aunque se estima que finalmente habrían podido superar los 180 millones de dólares, a los que hay que añadir el complemento salarial que ha otorgado la liga a todos sus trabajadores por el trabajo realizado los últimos meses.
Todo ello mientras por el camino sorteaba obstáculos como la decisión de no bajar el sueldo a los jugadores, una factura de 3.796 millones de dólares anuales, tal y como se establecía en el convenio colectivo, o dar una moratoria para evitar suspender dicho acuerdo en junio, cuando por momentos parecía la única vía posible para evitar el colapso económico.
Aún queda conocer cuál será el impacto real del Covid-19 en los ingresos de la NBA esta temporada y la siguiente, y sus consecuencias a la hora de definir el límite salarial (techo de gasto) de los equipos en los próximos años. Por ahora, más allá de la audiencia y las pérdidas económicas, la competición ha logrado salir especialmente reforzada de la burbuja.